MI CABALLO
Mi caballo no vuela, ni corre desbocado
al látigo obediente de ningún ideal.
Mi caballo es un manso caballo fatigado
que sabe que es lo mismo correr que estar
al látigo obediente de ningún ideal.
Mi caballo es un manso caballo fatigado
que sabe que es lo mismo correr que estar
parado...
¡Porque todo es igual!
Mi caballo va lento, mudo, y un poco triste:
curado de las fiebres del odio y del amor.
No sueña con la hembra ni con ardor la embiste:
sólo le pide un poco de pánico dulzor
a su carne suave de flor.
Mi caballo está enfermo de una melancolía
que le pone en el belfo un rictus de ironía,
mueca de la tragedia de su vida vacía.
Abomina del sol... y busca, por el día,
la sombra solitaria del árbol de la filosofía.
Y es tan sólo de noche que a mi caballo viene
y le sahuma de emoción la vaga ensoñación
del gran enigma que toda vida tiene.
Mi caballo va lento, va callado, va triste...
Y aunque el pájaro azul de la ilusión
le canta a veces, dentro, romántica canción.
Siempre en el tardo ritmo de su paso persiste...
¡Y sigue su camino bien callado y bien triste,
rumiando la amargura de todo lo que existe!
¡Porque todo es igual!
Mi caballo va lento, mudo, y un poco triste:
curado de las fiebres del odio y del amor.
No sueña con la hembra ni con ardor la embiste:
sólo le pide un poco de pánico dulzor
a su carne suave de flor.
Mi caballo está enfermo de una melancolía
que le pone en el belfo un rictus de ironía,
mueca de la tragedia de su vida vacía.
Abomina del sol... y busca, por el día,
la sombra solitaria del árbol de la filosofía.
Y es tan sólo de noche que a mi caballo viene
y le sahuma de emoción la vaga ensoñación
del gran enigma que toda vida tiene.
Mi caballo va lento, va callado, va triste...
Y aunque el pájaro azul de la ilusión
le canta a veces, dentro, romántica canción.
Siempre en el tardo ritmo de su paso persiste...
¡Y sigue su camino bien callado y bien triste,
rumiando la amargura de todo lo que existe!