sábado, 22 de agosto de 2015

FELIPE TRIGO






FELIPE TRIGO
(Fragmento del artículo de 1916 Felipe Trigo)


     
     He leído ya unos cuantos trabajos acerca de Felipe Trigo, cuya súbita muerte es suceso bien conocido aquí. Y estos trabajos son unos en pro y otros en contra, pero de todos ellos se desprende que nosotros los puertorriqueños nos hemos preocupado más de la personalidad del gran novelista fenecido que los mismos peninsulares. Allá, en España, los diarios y revistas andan ahora repletos del vulgar asesinato de un tal Ferrero por un tal Nilo, y hasta la fecha sólo dos o tres escritores se han dignado decirnos alguna cosa del compañero muerto.
     Es la historia de siempre: muere un pelele cualquiera que ha alborotado mucho en el campo de la política con el molesto e incesante ruido de su lengua y alitas de papagayo, y se está hablando del pelele un año seguido. Pero muere un pensador, un héroe de la inteligencia, y es, a los pocos días, como si hubiera reventado una chinche. ¡Pobre raza la nuestra que sólo a los talentos de adaptación y de relumbrón de las medianías rinde homenaje, y que pasa de largo, indiferente cuando no desdeñosa, ante el hombre superior de veras en cuyos sesos se aposenta, demoledor y creador, el rayo de la idea! ¡Pobre raza la nuestra, de cuartel y convento, en cuyo seno la primera cosa que habría que hacer con un niño en quien se sospechara el talento (por padres sensatos y previsores) sería pegarle un tiro, o enseñarle a vivir entre mendrugos  y harapos y piojos, para prepararlo a abrazar para siempre la carrera de mendigo!
     Pero, volvamos a Trigo, y aunque no hagamos otra cosa que repetir lo que han dicho otros, démonos el gustazo de nombrarle otra vez, de saludarle otra vez con amor y reverencia, de restregarles otra vez el hocico, con su gran recuerdo, a Doña Juana, y a Don Pancho y a Juanita y a Panchito, que en España y en América se despepitan por hacer ascos --ellos, los del vientre redondo y brillante y la mente podrida-- de la obra grande, sana, fecunda y luminosa del simpático Trigo.
     ¡Pero miren que venirle ahora poniendo a la obra de tal hombre, como hace Diez Canedo entre otros, peros de estilo, reparitos de sintaxis, como si hombres que traen a su raza el mensaje que le trajo Trigo tuvieran tiempo y cachaza bastante para pararse en el camino a conjugar y aguzarse el oído para pescar las asonancias! ¡Oh turba interminable de los majaderos! ¡Unos, los más sensatos, haciendo ascos de sacristán de pueblo a lo que dijo el hombre, precisamente porque era muy real, muy humano, y por lo tanto, muy divino lo que dijo; y otros, los mentecatos, los perros ratoneros de la pluma, haciendo asquitos también, no por lo que dijo --que eso no les importa a ellos nunca--sino por si lo dijo debajo de la Gramática o encima de ella y pateándola, pateándola ruidosamente como la patean siempre los que van de prisa porque van ardiendo de una sed divina de renovar, de destruir, de crear!
     Felipe Trigo, pornográfico... ¿Pero pornográfico por qué, señor mojigatito de los pies lavados y el cabello apestoso? Pornográfico porque --oigo que me contesta el mojigato-- se entretuvo mucho ese señor Trigo en escenas de alcoba. Bien, señor mío; pues hágame ahora el favor de ponerse serio, si es que un memo es capaz alguna vez de seriedad, y dígame: Si es pornográfico Felipe Trigo por pintar escenas de alcoba, ¿qué deja usted para los que viven esas mismas escenas? ¿No comprende usted que si usted, en vez de un redomado hipócrita como es, fuera un hombre sincero, y sinceramente tuviera ascos de Trigo por pintor, tendría que vomitarse ante toda mujer que ha sido madre porque toda madre ha sido hacedora de amor, y el hacer una cosa, si es mala, tiene que ser muchísimo peor que la acción de pintarla?
     Pero no discutamos más, porque es perder el tiempo el discutir con momias, y digamos ya, con toda brevedad por qué queremos y admiramos y lloramos a Trigo. Le lloramos y admiramos y queremos, porque en el seno de una sociedad como la nuestra, mojigata en cuestiones de amor como ninguna otra, fue el primero que tuvo la genial intrepidez de salir gritando un nuevo credo, un nuevo evangelio social. Antes, la cuestión sexual era una simple comidilla de tertulias, un mero tema de necios chistecitos colorados de fraile  haragán; pero llegó él, Felipe Trigo, y le quitó la cuestión de la insolente, incomprensiva boca del fraile, y la alzó al nivel alto que debía ocupar, y la ennobleció, la dignificó, la llenó de majestad y de belleza. Y si de algo pecó el pobre Trigo, fue precisamente de lo contrario de lo que dicen sus detractores. Pecó de excesivamente idealista, de excesivamente lírico del amor. Las gentes no se aman tan por lo fino como él pretende. Pero el tomar en serio la cuestión sexual, abordarla como lo que es, como uno de los más abrumadores y trascendentales problemas humanos, ¿es tan poca cosa? Un hombre que tiene suficiente visión para alcanzar eso, ¿no ha hecho ya él solo, por su raza, más que todos los señoritos blandengues que coquetean con el estilo, limando y ensartando discreteos de palabras bonitas y huecas?
     Y luego, no es sólo la cuestión sexual la que abordó el hombre con peligro de que se lo comieran vivo los beatos. Hizo más; hizo campaña generosa y brava por la mujer, le mostró al hombre, en cuadros de una fuerza de realidad abrumadora, lo bruto que es, lo brutísimo que es, amarrando a su mujer de una pata de la mesa y acabando él por quedar amarrado a su vez, de por vida --so pena de deshonra o excomunión social-- por las cintas de las enaguas de su mujer. Y un hombre que trata cuestiones tan hondas, y las trata magistralmente, sin pesadez de sermonero, haciéndolas destacarse de la vida misma, con relieve exquisito  de artístico bordado ¿merece que desdeñosamente se hable de él como de un mero rebuscador de alicientes pornográficos? Pero aún hizo más Trigo. Hizo en Jarrapellejos, en Sor Demonio, en El Médico Rural, en Del Frío al Fuego, y en casi todas sus novelas, una colección de escenas y tipos de la vida española, de una potencia tan formidable de realidad y de espiritualidad a un tiempo mismo, que nadie en España, fuera de Galdós en Torquemada y en alguna otra de sus producciones selectas, ha podido igualar.
     Creo que Las Evas del Paraíso es una de sus mejores novelas. El ambiente, los tipos, la manera como estos tipos actúan, la cosa formidable que de un modo tan sencillo y natural tiene lugar entre ellos, todo en esa obra es fuerte y bello y sano y grande, como una de esas colosales concepciones ibsenianas que ahora, porque ya están consagradas, todo el mundo --inteligentes y mentecatos a un tiempo-- respeta y alaba.  
     ¡Pero estos rutinarios del demonio, qué incomprensibles son! Don Juan Valera, por ejemplo, figura en todas las bibliotecas, y no hay niña cursi ni mojigato idiota que no le ponga por los cuernos de la luna. Y, sin embargo, ese sí que es un verdadero rebuscador de acicates a la baja sensualidad, a la que nace, precisamente, de no ver en la mujer otra cosa que un dócil y barato instrumento de placer. Pero ¡claro! el puerquísimo Don Juan Valera trata la cuestión --la tremenda cuestión sexual-- en broma, salpimienta sus episodios de alcoba con salsitas de estilo, hace aquí una cita pedantesca de un autor latino y más allá de un griego para medio encubrir una indecencia y ¡oh milagro! todos se quedaban bobos y babeándose de gusto y de admiración. Y mientras Trigo, el serio, el lírico, el psicólogo, el paladín de una nueva fórmula de vida, es rechazado con horror, él, Don Juan Valera, el condimentador de salsitas picantes y de chistes plebeyos de burdel, es casi canonizado por la mediocridad española y americana, y sus libros se guardan como reliquias...
     ¡Dios mío! Dame valor, como le diste a Trigo, para volarme de un tiro los sesos, o hazme vientre no más, patas no más, incomprensión no más, para mezclarme al rebaño para siempre y gustar diariamente la enorme sensación de igualdad y de seguridad que viene de no hacer ni decir ni pensar cosa alguna que no sea una vulgaridad, rellena de brutalidad, y hedionda a respetabilidad. Amén.




VOCABULARIO




  1.Felipe Trigo (1864-1916)= Médico, militar y escritor español. En su juventud profesó un socialismo marxista que evolucionó más tarde a un reformismo radical. En pleno apogeo de su popularidad, el 2 de septiembre de 1916, se suicidó de un disparo.

  2.Pelele= Persona simple, necia, idiota o inútil.

  3.Relumbrón= Que es más aparente que verdadero, o de mejor apariencia que calidad.

  4.Cuartel y convento= Frase usada para denotar simpleza y regimentación tal como la vida de los militares y de los religiosos.

  5.Mendrugos= Sobrantes de pan duro y desechado que se suele dar a los mendigos.

  6.Despepitan= Que hablan u obran con exceso, sin medida.

  7.Hacer ascos= Hacer desprecio injustificado de algo.

  8.Diez Canedo= Enrique Diez Canedo (1879-1944)= Crítico literario español.

  9.Cachaza= Sosiego en el modo de obrar.

10.Mojigato= Persona que finge o da a entender que teme, siente entusiasmo o aversión, no teniendo motivo para ello.

11.Memo= Tonto, simple, mentecato.

12.Rumiar= Publicar, proclamar, hacer saber.

13.Cochino= Hombre grosero, ordinario.

14.Redomado= Que tiene en alto grado la cualidad negativa que se le atribuye.

15.Comidilla= Tema preferido en alguna murmuración.

16.Ibsenianas= Relativo al dramaturgo noruego Henrik Ibsen (1828-1906).

17.Rutinarios= Que hacen las cosas por mera práctica y sin razonarlas.

18.Juan Valera= Juan Valera y Alcalá (1824-1905)= Político y escritor español.

19.Cursi= Que con apariencia de elegancia es ridículo y de mal gusto.

20.Poner por los cuernos de la luna= Alabar o encarecer a alguien desmedidamente.

21.Salpimienta= Hacer agradable algo con palabras.

22.Rebaño= Conjunto de personas que se dejan dirigir en sus opiniones, gustos, etc.



jueves, 13 de agosto de 2015

EL TIO SAM ESCLAVISTA








EL TIO SAM ESCLAVISTA
(Artículo de 1916)



     El mundo va despertando. Ya no es sólo en Europa donde se va saliendo del engañoso romanticismo que falseaba, de una manera tan perniciosa, la visión de la vida. Ya no son solamente los Ibsen, los France, los Tolstoy, los Gorky, los Bernard Shaw, los Brieux los que en el teatro y la novela descubren, denuncian y asaltan las iniquidades monstruosas que se esconden, desde tiempo inmemorial, bajo el hipócrita manto protector de la Ley, de la Religión, de la Propiedad. Ya ha llegado a América también la piqueta del pensador a iniciar su ciclópea labor destructora y renovadora.
     Todos los días, gracias a Dios, tenemos algún ejemplo de esto; y hoy, precisamente quiero enterar al puñado de personas que aquí sienten curiosidades de hombres de cultura, de un trabajo venido a mis manos recientemente en el que un escritor americano --William Leavitt Stoddard-- nos afirma y nos prueba de una manera irrefutable que el Tío Sam, el mismo gran gobierno de la gran república que actualmente sostiene una cruzada terrible contra la llamada "esclavitud blanca", o sea, contra cierto negocio que consiste en embaucar a las muchachas bonitas y pobres para lucrarse con ellas dedicándolas a la prostitución, el mismísimo gran gobierno, digo, cuyos agentes --fiscales, policías, jueces-- sostienen tan enconada campaña en pro de la virtud, es culpable también, pero en gran escala, del feísimo delito que persigue y castiga tan cruelmente en los infelices que lo cultivan en menor escala.
     Sí señores; este Leavitt Stoddard nos convence, con suma facilidad, de esta cosa inesperada y enorme: de que el mayor comerciante dedicado al lucrativo negocio de la esclavitud blanca en los Estados Unidos, es el mismo reverendísimo gobierno de los Estados Unidos.
     ¿Pero cómo?, dirán los pazguatos que todavía se alimentan de la bazofia romántica de tiempos pretéritos. Leed a William Leavitt Stoddard ("Pearson's Magazine", número de noviembre, 1916) y allí encontraréis la explicación. Yo sólo puedo dar aquí, para aquellos que no pueden leer dicho artículo en inglés, una síntesis muy condensada de las afirmaciones que hace Stoddard.
     En primer lugar, nos dice Stoddard que los Estados Unidos son grandes patronos, los mayores, del trabajo de los ciudadanos americanos. Desde Wilson, con sus 75,000 dólares de sueldo y sus 25,000 adicionales para gastos, con casa y automóvil también gratis, hasta el empleadillo de Servicio Civil con menos de 720 dólares al año, hay toda una escala interminable en la que miles y miles de seres humanos aparecen consagrando su vida, consumiendo su fuerza, en beneficio del gobierno federal.
     ¿No dijo el otro día el propio Mr. Wilson que todo lo que fuera una suma anual menor de 1,200 dólares era groseramente ineficaz para sostener una vida decente? Pues el mismo gobierno que preside Wilson tiene un ejército de alrededor de cien mil hombres y mujeres que no llegan ni con mucho al tipo de sueldo señalado por el presidente, y por todos los sociólogos modernos, como base única de una vida decente. El 20% de los empleados federales reciben menos de 720 dólares al año; el 10%, recibe de 720 a 840; un 5%, cobra de 840 a 900, y hay un 23% cuyo sueldo oscila entre 900 y 1,000. Tenemos, pues, que más de la mitad de los empleados de este grande, rico y progresista gobierno trabaja diariamente ocho horas por menos de mil dólares al año. De ésto resulta que muchos, legiones de estos infelices que le hipotecaron sus vidas al gobierno, en un país donde la subsistencia es tan cara, vegetan hasta la vejez sin tener ni siquiera con que proveer de zapatos a sus hijos. Tienen segura su comida, una mala comida de caballo o de perro, y nada más. Para ellos no hay nunca la posibilidad de un viaje, ni la de buscarle porvenir brillante a uno de los retoños, ni la de experimentar la sensación de bienestar que se experimenta en la suntuosidad magnífica de los grandes hoteles. Sedas, joyas, automóviles, días de amor, de sosiego o infantil regocijo en el campo, bajo dosel de árboles y al arrullo de cantos y rumores de arroyos y pájaros... todo lo que acaricia los sentidos y nos perfuma el alma en la naturaleza o en el arte, sólo como un mal sueño de algo inasequible viene a turbar de cuando en cuando la mente de estos esclavos blancos que le dan su vida al más rico de los gobiernos de la tierra.
     El autor americano que le ha regalado a mi triste ironía de comprensivo el inesperado manjar de estos datos, se limita a darlos, denunciando al Tío Sam como culpable de ser el mayor esclavista. Pero yo no puedo quedarme ahí. Me acuerdo de la persecución constante que, entre vocinglería de periódicos y de beatas y puritanos de todas suertes, se está llevando a cabo por agentes policíacos y judiciales del gran gobierno americano, contra los que especulan con la belleza de mujeres pobres y bonitas, y encuentro que de las dos esclavitudes me gusta más, me parece menos degradante ésta que aquélla. Porque ésta es fugaz, y se limita al sexo, y cubre a la esclava en perfumes y halagos por poco o mucho tiempo. Pero aquélla, la del Tío Sam, la que nadie persigue, la respetable, la virtuosa, la santa, esa lo arropa todo, lo arranca todo, lo pide todo. Esa exige el sacrificio diario de ocho horas de la vida, que  es lo mismo que decir toda la vida, para servirle a un amo que no sólo no se limita a exigir determinada función en que temporalmente alquilemos algo de lo nuestro, sino que nos exprime toda nuestra energía, toda la llama de nuestra mentalidad, y a cambio de todo eso sólo da lo suficiente para que puedan sus víctimas sentarse a la mesa diariamente ante una mísera ración de caballo o de perro...
     Y mientras estas cosas monstruosas suceden, los pazguatos de allá y de aquí siguen afligiéndonos, indignándonos, reventándonos, con el vil espectáculo de la baba romántica que les cae de la boca, en discursos y versos y crónicas...



VOCABULARIO CONTEXTUAL



  1.Romanticismo= Movimiento cultural y político originado en Europa a finales del siglo XVIII en el que prevalece lo sentimental sobre la razón y el examen crítico.

  2.Perniciosa= Muy dañina o perjudicial.

  3.Ibsen= Henrik Johan Ibsen (1828-1906)= Dramaturgo noruego en cuyas obras cuestionaba el modelo de familia y de sociedad de su época.

  4.France= Anatole Francois Thibault (1844-1924)= Escritor francés que adoptó el sobrenombre de Anatole France. Premio Nobel de Literatura de 1921.

  5.Tolstoy= Liev Nicoláievich Tolstoy (1828-1910)= Escritor ruso también conocido com León Tolstoy. Es considerado uno de los más grandes escritores de la literatura mundial.

  6.Gorky= Gorki= Máximo Gorki = Seudónimo utilizado por Alekséi Maximovich Péshkov (1868-1936)= Escritor y político ruso.

  7.Bernard Shaw= George Bernard Shaw (1856-1950)= Escritor irlandés ganador del Premio Nobel de Literatura de 1925.

  8.Brieux= Eugene Brieux (1858-1932)= Dramaturgo francés en cuyas obras se destaca la injusticia del sistema social.

  9.Ley... Religión... Propiedad= Tres áreas primarias de la sociedad --sistema jurídico, moral y económico-- sintetizadas en estos términos.

10.Piqueta= Pico= Herramienta con dos puntas opuestas que se usa para desbastar la piedra.

11.Ciclópea= Enorme, gigantesca.

12.Tío Sam= Personificación y símbolo nacional de los Estados Unidos.

13.Pazguatos= Personas simples que se pasman o admiran de lo que ven u oyen.

14.Bazofia= Cosa soez y despreciable.

15.Wilson= Thomas Woodrow Wilson (1856-1924)= Vigésimo octavo Presidente de los Estados Unidos.

16.Vegetan= Que viven una vida comparable a la de las plantas.

17.Vocinglería= Ruido de voces hablando mucho y vanamente.




martes, 4 de agosto de 2015

AL HOMBRE PULPO




AL HOMBRE PULPO
(Artículo de 1915)




     Entre las cosas antipáticas de este mundo pecador, cuya contemplación me acibara y acorta la vida, ninguna lo es tanto como cierto ejemplar de hombre (o de mono) muy abundante en todos los climas, pero más abundante que en todas partes en esta ventorrillesca isla de Puerto Rico. Este hombre, o este mono, -hombre por fuera, mono por dentro- suele ser casi siempre joven, sanote, satisfecho de sí mismo, guapote, elegante; rígidamente elegante con elegancia americana de pavo bien comido. Todo en él está bien: todo en él, desde el sombrero a los zapatos, brilla con ese orden, esa compostura, esa meticulosa y afectada pulcritud, ese sentido de conservación  y de mal disimulada ostentación que se suele notar desde la escalera en algunas casas de burgueses ricos.
     Viste bien; anda bien; huele bien; habla bien (aunque no dice nada); saluda bien; come bien; duerme bien. Y casi siempre sabe (mal) dos o tres idiomas; casi siempre posee un título universitario de médico o abogado; casi siempre es miembro distinguido de una congregación respetable (bar de abogados, asociación médica, Caballeros de Colón, etc.); casi siempre es casado (el matrimonio cuando no da dinero da respetabilidad); casi siempre es correcto; casi siempre está haciendo conatos de ingenio, hombría de bien y amabilidad de jalea de guayaba; casi siempre tiene en remojo una sonrisita que parece decirnos: "Para usted, y nada más que para usted"; y, finalmente, siempre, siempre -y ahora no hay casi que valga- nuestro maravilloso equilibrista se las arregla de tal modo que la sociedad en que vive se derrite en afecto y hasta de admiración por él y se desvive por hacerle próspero y feliz.
     -¿Y qué talismán -se me dirá-, qué talismán posee tal hombre para lograr tal éxito? ¿Será muy talentoso? No; no es muy talentoso, ni siquiera talentoso a secas. ¿Será muy bueno? No; no es muy bueno, ni siquiera bueno. Es simplemente un hombresito de gelatina que precisamente por no tener olor, color, ni sabor determinado, por no tener nada de lo que constituye y delinea una personalidad, se adapta bien a toda situación. Si hay que hablar, habla; si hay que reir, ríe; si hay que llorar, llora a moco tendido; si hay que toser, tose; si hay que bailar o pelear, baila o pelea; si hay demasiado calor, no se asfixia, ni siquiera suda; si hay demasiado frío, no se hiela, ni siquiera tirita. Su fuerte es ese precisamente: no desentonar, no chocar nunca con nada ni con nadie, ser siempre y a cualquier precio hombre discreto, correcto, oportuno.
     -Pero -se me volverá a decir- ¿por qué le ha de resultar a usted antipático un hombre a quien usted mismo atribuye la buena condición de discreto y correcto en todas las cosas?
     -Pues precisamente por eso, respondo yo: porque creo firmemente que todo ejemplar humano dotado de un temperamento tan nulo, tan neutro, tan tirado a cordel, tan susceptible de ser puesto en hora  y manejado como se maneja un reloj; tan adaptable que jamás desentona ni choca, resultando por ello un prodigio de corrección y por ello también un objeto de respeto y de mimo y hasta de admiración para el vulgo, es, bien mirado, lo más irritante, lo más detestable que Dios echó al mundo.
     Dadme hombres, esto es, organismos vivos en que vibre un temperamento e irradie un espíritu; dadme hombres de carne y hueso, aunque los saquéis de presidio con las manos manchadas de crimen, y estaré satisfecho o resignado; pero ahora y a la hora de mi muerte libradme por Dios, del hombre máquina, incoloro e inodoro, medido, pesado, cocido, colado y tapado, que falto de toda nota personal en su carácter, resulta “discreto”, esto es, una monstruosa combinación de tejidos humanos donde, en lugar de un alma, encontramos, haciendo sus veces, la cuerda enrollada de un reloj.
     Pero este hombre amorfo, que, precisamente por no tener la personalidad que da el talento ni la que da la bondad, no desentona ni choca con nada ni con nadie, es el niño mimado de la sociedad en que vive, y el pueblo lo adora, y el gobierno no sabe dar un paso sin él (se ha descubierto recientemente que la cualidad fundamental de todo gobierno civilizado es la estupidez).
     Y yo os digo, señoras y señores, que este monstruoso ejemplar humano, mezcla de hombre y de mono, que os he presentado, no solamente no aporta nada positivo a la sociedad que tan bien lo trata, sino que es un mal hombre, una ostra, un vil roedor despojado de todo calor de humanidad. Por fuera parece todo bien en él, porque todo funciona con la imperturbable regularidad de un cronómetro; pero si os asomáis a su alma de latón la veréis tan falsa, tan fría, tan rapaz, tan mezquinamente sórdida y hostil a todo lo que no sea su negocio, tan ferozmente cerrada a toda simpatía, a toda honda comprensión y compasión de otras almas, que sentiréis asco y horror de haber mirado, y tendréis gusto en acompañarme en la fervorosa oración con que quiero cerrar este artículo:
     Hombre máquina, hombre de alma viscosa de pulpo que te pavoneas en lo más alto de nuestra escala social; hombre discreto en que toda palabra o acción sale tasada, recortada, cocida, molida y colada; hombre falso y vano que serías inofensivamente cursi como un pavo, si no fueras malévolo, vil, cobarde, y peligroso como una terrible alimaña; hombre triunfador, hombre cumbre, hombre sol:
     ¡Mal rayo te parta!...




VOCABULARIO CONTEXTUAL






 1.Acibara= Que turba el ánimo con algún pesar o desazón.
  
2.Mono= Persona de poco seso y afectado en sus modales.

3.Ventorrillesca= Semejante a los ventorrillos (venta, pequeña o mala, en las afueras de una población).
  
4.Sanote= Adjetivo familiar y aumentativo de sano (que goza de buena salud). 
  
5.Guapote= Adjetivo familiar y aumentativo de guapo (apuesto).

 6.Elegante= Dícese de la persona que viste con esmero y cuidado y con entera sujeción a la moda.

7.Pavo bien comido= Dícese de la persona que se muestra muy satisfecha de sí mismo.

 8.Compostura= Disposición o porte.

9.Meticulosa= Detallista, cuidadosa, minuciosa, concienzuda.

10.Afectada= Falsa, fingida, estudiada, simulada.

11.Pulcritud= Esmero y minuciosidad en el aseo.

12.Ostentación= Presunción, afectación, alarde.

13.Conatos= Intentos o amagos de una acción que no llega a terminarse.

14.Ingenio= Perspicacia, lucidez, talento.

15.Hombría de bien= Honradez.

16.Amabilidad de jalea de guayaba= Afabilidad empalagosa.

17.Equilibrista= Persona que ejerce astucia en sus actos y juicios.

18.Se derrite en afecto= Que prodiga vehementemente halagos a alguna persona.

19.Talismán= Objeto al cual se atribuyen virtudes portentosas.

20.Llora a moco tendido= Expresión coloquial para indicar que se hace copiosa y aparatosamente.

21.Fuerte= Aquello en que más sobresale uno.

22.Desentonar= No estar de acuerdo con el entorno.

23.Chocar= Causar disgusto.

24.Nulo= Incapaz, inepto.

25.Neutro= Ambiguo, impreciso, indeterminado.

26.Tirado a cordel= Dispuesto en tal forma que no se desvía a uno u otro lado.

27.Hombre máquina= Persona insensible que obra artificiosamente.

28.Ostra= Dícese de la persona cerrada a toda simpatía.

29.Alma de latón= Persona de escasa sensibilidad.

30.Pavoneas= Que hace vana ostentación de alguna cosa.

31.Tasada= Limitada, escasa.

32.Cursi= Presuntuoso, afectado, pretencioso.

33.Alimaña= Animal dañino.

34.Cumbre= Grado último a que puede llegar una cosa.

35.Sol= Se usa para ponderar las cualidades de una persona.