miércoles, 30 de diciembre de 2015

ADIOS 1915






ADIOS 1915
(Artículo de enero de 1916)

     Se va, se fue ya el año 1915. Nunca me he entretenido en la tarea, puerilmente romántica, de despedir el año que muere y saludar al que comienza. Pero en esta fracción de tiempo que, convencionalmente, hemos designado con el nombre de 1915, han ocurrido cosas tan gordas, tan monumentales que bien vale la pena de referirse a ellas, aunque sólo sea para tener el gusto de nombrar alguna, ahora que otra fracción de tiempo, rotulada con otro número, nos sale al encuentro. En primer lugar, a este 1915, que ya se va, le cabe el honor de haber sido el más sangriento de la historia. Es verdad que la gran guerra europea estalló en el 1914, pero estalló a mediados de año, de modo que el primer año consumido, desde Enero a Diciembre, en la enorme contienda, es el 15, y por eso es que figurará para siempre en la historia con un color de un rojo más subido que ningún otro año. El ataque grandioso y desesperado de los alemanes a Yprés; la entrada de Italia; la retirada rusa; la escuálida figura del gran duque Nicolás desapareciendo bruscamente de la escena como si se hubiese evaporado; la actitud de Grecia, donde la mano de una mujer detiene y paraliza los impulsos de la voluntad nacional; la traición de Bulgaria; la fiereza casi inverosímil de los servios; la archi-ridícula aventura del millonario Ford... ¿Cómo no enamorarse rendidamente de un año así, que nos ha puesto ante los ojos en veloz desfile sucesos tan grandiosos y dramáticos? Dejo a los mojigatos, a los llanos de espíritu, la tarea fastidiosa de derramar un mar de lágrimas de beata para llorar el mar de sangre vertida en los campos gloriosos de Europa en el 1915, y me entrego con toda mi alma al deleite de meditación, de evocación y de emoción que me van brindando, uno a uno, los trágicos episodios de esta gran epopeya. Y me consuelo del gran dolor de no haber vivido en los tiempos de Napoleón el divino, pensando que estoy vivo ahora y que he podido contemplar cosas que tienen más fuerza dramática que los mismos milagros napoleónicos. Y pienso más; pienso que estoy vengado. Que estoy vengado ya de toda la bilis que me he tenido que tragar a lo largo de la vida, resignándome a tolerar, sin tregua ni protesta, las mil y una vulgaridades, ramplonerías, sandeces y vilezas de que estaba saturado el mundo, y sobre todo este mundo, raquítico y apestoso a trastienda, de América, donde el concepto de las cosas es tan pobre y oscuro que los pavos son águilas y las cotorras ruiseñores. Y digo que he quedado vengado, porque en la hoguera de la guerra que está ardiendo en Europa se están quemando los moldes, las normas, los cimientos mismos del sistema social odioso y mil veces maldito que a manera de máquina infernal mataba por asfixia los temperamentos ricos, generosos, pródigos de acción o de pensamiento, y guardaba todos sus merengues y sus sopas bobas, y sus monedas, y sus misas y sus lujos y sus mimos, para aquellos hombres tirados a cordel cuya tosca sensibilidad y cuya falta de espiritualidad les hacía adaptables, convirtiéndolos en exhibición perenne de virtudes negativas, burguesas, rutinarias, fáciles, flatulentas, feriables...
     ¡Oh la inmensa hoguera crepitante y convulsa en que vislumbro ardiendo, chisporroteando, gimiendo, maldiciendo, bufando, pateando y muriendo toda la absurda, grotesca, caduca, mercenaria y tiránica ideología de cerdos flacos con que me han torturado padres, maestros, clientes, amigos y enemigos desde que vi la luz en este islote americano donde las águilas, para poder vivir, se disfrazan de pavos y los ruiseñores de cotorras!
     Año de 1915, el más sangriento, el más trágico, el más grande de la historia: en medio de la mugre espiritual que ya te has llevado, yo, un hombre pequeño e insignificante nacido y criado en una verruga del Caribe, y que, de puro aburrido y asqueado, pensó en suicidarse a principios del año 1914; yo, un hombresito ruin, a quien haría correr y morirse de miedo una gota de sangre, te saludo en tu olímpico agonizar y me empapo bien el corazón de la roja luz de tu noble y amado recuerdo...






VOCABULARIO






  1.Puerilmente= De modo trivial, fútil, vano.

  2.Romántica= Sensiblera, excesivamente commovible.

  3.Gordas= Destacadas, notables, trascendentes.

 4.Rojo= Radical, revolucionario. Muy exaltadas las pasiones.

  5.Escuálida= Consumida, enclenque, raquítica.

  6.Mojigatos= Personas que se escandalizan fácilmente.

  7.Fastidiosa= Inaguantable, insoportable, desagradable.

  8.Bilis= Enojo, cólera, amargura.

 9.Ramplonerías= Vulgaridades, desverguenzas, insolencias.

10.Raquítico= Pequeño, de poca categoría o poder.






sábado, 19 de diciembre de 2015

SONATA DE DICIEMBRE






SONATA DE DICIEMBRE
(Artículo de 1915)

    

     Majarete, arroz con dulce, almojábanas... Yo voy diciéndome estas palabras muy despacio, muy sosegada y recónditamente, y siento que al decirlas se me llena el corazón de cosas de infancia que cantan y lloran.
     Majarete, arroz con dulce, almojábanas... ¿Dónde estarán aquellas manos resplandecientes de blancura de carne y de alma, que para estos días de diciembre, tan suaves, tan azules, tan amables, se complacían en recrear mis ojos de niño con las tres exquisitas golosinas que he nombrado, puestas sobre un mantel?
     Fino era el aire como filo de navaja; verdes los campos, pero no del verde crudo y detonante del resto del año, sino de un verde claro, delicado y lánguido. Y en todas partes, en el aire fino de la montaña y en el verde claro de los campos, ecos de coplas jíbaras olorosas a selva que subían y subían triunfantes por entre la malla de cálidas notas que tejían la guitarra y el cuatro y el güiro. ¡Oh aquellos días, melancólicamente apacibles, en que no había regaños de maestros ni necias disciplinas escolares, y todo sonreía, y había nidos y trinos y vuelos en los cafetales de Coabey, y los caminos se llenaban de muchachas, y yo tenía permiso para montar a caballo, en el minúsculo caballo negro y manso que me habían regalado, y seguir las parrandas, las alegres parrandas de gentes humildes y sanas de corazón que por instinto tenían la sabiduría de volverse niños una vez al año para irse por los caminos pidiendo aguinaldo!
     En la larva de hombre que era yo entonces, qué de impresiones recogidas ávidamente, como en una especie de íntimo delirio, por todos mis poros, en todo cuanto mi vista abarcaba, desde la rama de guaba que mecía blandamente la brisa primaveral, hasta la cálida vibración de juventud en el cuerpo, en la mirada y en la voz de las muchachas que cantaban y bailaban. Yo no bailaba ni cantaba, porque era niño y tímido, pero miraba, miraba, miraba. Y de las cuerdas tensas de mis nervios se quedó prendida para siempre la rara sensación inexpresable que me producía el verdor de los campos, el palpitar voluptuoso del aire, la salmodia perenne del río, la vibración de juventud en los cuerpos de las jíbaras, y el eco lánguido de la copla campesina resonando sobre los intrépidos acentos del cuatro y los trágicos acentos de la guitarra. Y desde entonces enfermé; enfermé de la grave dolencia de ensoñación que inocularon en mi sangre el aire y las montañas y el río de Coabey, cuando les vi vestidos con el traje delicado y galano que les daba diciembre.
     Y vuelven, han vuelto ya los días de fin de año, tan suaves, tan azules, tan amables, en que diluye su alborozo la mañana y su pena la tarde. Vuelven... ¿pero dónde está mi caballito negro de seguir parrandas? ¿dónde las ondulantes y frescas muchachas que llenaban los caminos? ¿dónde la copla jíbara que glosaban el cuatro y la guitarra?... ¿Y dónde, dónde hallar, Dios mío, por mucho que yo peregrinase buscándola, aquella voz, aquella cara, la figura aquella de mujer buena, triste y dulce, de cuyas manos resplandecientes de bondad recibí yo tantas veces las exquisitas golosinas de diciembre?
     Majarete, arroz con dulce, almojábanas... ¡Quién iba a pensar que estas palabras me habían de conmover con la emoción de ahora, que las voy diciendo muy despacio, muy sosegada y religiosamente, pues al decirlas siento que se me llena el alma de cosas de infancia, de melodías lejanas que cantan y lloran!





VOCABULARIO




  1.Sonata= Composición musical instrumental de vario carácter y movimiento.
  
  2.Majarete= Manjar compuesto de maíz, leche y azúcar.
  
  3.Arroz con dulce= Postre hecho a base de arroz, leche de coco y pasas y que se sirve en la época navideña en Puerto Rico.
  
  4.Almojábanas= Especie de torta que se hace con manteca, huevo y azúcar.
  
  5.Crudo= Se aplica a las cosas destempladas, desmesuradas, faltas del término medio que se toma entre dos cosas.
  
  6.Detonante= Desmedido, inarmónico, chocante, desmesurado.
  
  7.Jíbaras= Dicho de personas, costumbres y otras cosas relativas a los campesinos en las regiones montañosas de Puerto Rico.

  8.Cuatro= Instrumento de la musica tradicional puertorriqueña algo más pequeño que la guitarra y de cinco cuerdas dobles metálicas.
  
  9.Güiro= Instrumento musical de percusión muy popular entre el campesinado de las Antillas Mayores con caja de resonancia hecha de un calabazo duro de la mata del mismo nombre. Se le conoce también como güícharo.

10.Coabey= Nombre taíno que denomina a un barrio ubicado en las coordenadas 18°12′51″N 66°33′44″O y perteneciente a la municipalidad de Jayuya, Puerto Rico.

11.Aguinaldo= Regalo que se da en la fiesta de Navidad a los que van por las casas cantando villancicos.

12.Salmodia= Canto cadencioso, insistente y un tanto monótono.


13.Intrépidos= Atrevidos, vigorosos, enérgicos.

14.Acentos= Dícese de la intensidad o prominencia que se le da a los sonidos para realzarlos o resaltarlos.

15.Trágicos= Hondamente conmovedores.

16.Inocularon= Que alojaron, inyectaron, introdujeron.

17.Galano= Dispuesto con buen gusto. Elegante, gallardo, primoroso.

18.Alborozo= Extraordinario regocijo, júbilo, placer o alegría.

19.Ondulantes= Que sus cuerpos presentan líneas curvas.

20.Glosaban= Dícese de la variación que diestramente ejecuta el músico sobre unas mismas notas.

21.Religiosamente= Con sentimiento de veneración y devoción.





jueves, 10 de diciembre de 2015

GOMEZ CARRILLO Y TROTZKY






GOMEZ CARRILLO Y TROTZKY
(Artículo de 1920)




     De un periódico de Sur América, de esos que se disputan todavía las amenidades eternas de Gómez Carrillo, amenidades que tuvieron su época, pero que en estos tiempos de universal trastrueque y conmoción son algo tan disonante, grotesco e irritante como una musiquita de acordeón entre el fragor y pánico de un incendio, recorto un artículo del "aterciopelado" cronista, que inserto aquí como una muestra del grado de incomprensión a que han llegado, frente a los sucesos magnos de esta ópera, algunos de nuestros más encumbrados intelectuales. Tiene la palabra el gran Gómez Carrillo:


"COMO GOBIERNA UN APOSTOL"

     "--¿Habéis leído los últimos telegramas del extranjero? Hay según ellos, en Europa, un país cuyo gobierno, espantado de los desórdenes obreros, ha decretado once horas de trabajo obligatorio en las fábricas... Y en este mismo país, ese mismo gobierno, indignado al ver que los comerciantes vendían el carbón y la leña a precios excesivos, ha dado una ley condenando a muerte a todo aquel que trafique con el combustible sin atenerse a la tasa...
     "--¿Qué país es ese?-- exclaman con horror los socialistas madrileños. ¿Será sin duda un antro de oscurantismo, un pueblo dominado por el clero y por la aristocracia? Once horas de trabajo obligatorio para los obreros... Hombre, eso es inicuo, eso hace pensar en los tiempos de Fernando VII... Decidnos, por Dios, los nombres de los miembros de ese Gobierno para excomulgarlos...
     "--Ese Gobierno está presidido por un hombre tan enérgico, que, cuando él habla, todo el pueblo se inclina, temblando. Hace poco, en una de sus ciudades de guarnición, un grupo de obreros enemigos de la disciplina militar, que les parece una esclavitud indigna de hombres libres, predicó ante los soldados, aconsejándoles que se rebelasen contra sus jefes. En el acto este gobernante dio un manifiesto que reza: "Algunos aventureros han hecho la más infame propaganda contra el Poder, publicando clandestinamente proclamas, encaminadas a provocar sublevaciones militares. En una de estas proclamas llegan a decir a los soldados: "Camaradas, no obedezcáis a vuestros oficiales." Desde que el gobierno tuvo conocimiento de todo esto, envió un  batallón e hizo prender a los autores de esas proclamas contra la disciplina militar, que fueron en el acto pasados por las armas..." Ya veis pues, si se trata de un ministro enérgico, de un hombre que conoce e impone el principio de autoridad...
     "--¡De un déspota, querréis decir!, exclaman los socialistas españoles--. En todas partes los generales, cuando se apoderan del Poder Civil, son unos tiranos inconscientes, sobre todo si obedecen a los jesuítas... Ese bárbaro que así manda fusilar a los obreros que no son culpables sino de predicar contra el militarismo, debe ser un soldado que no tiene en el cerebro sino los artículos de las ordenanzas... Decidnos pronto cómo se llama, decidnos quién es para maldecirlo."
     "--Es un hombre muy enérgico, muy enérgico... Figuraos que cuando en ciertas fábricas de su Patria los obreros creyeron que, en nombre de los principios del comunismo, podrían suprimir las jerarquías, dio un decreto ordenando someter el trabajo a la dirección de los técnicos educados en las antiguas escuelas burguesas. Ese decreto termina con las siguientes palabras: "Castigaremos de la manera más despiadada todas las tentativas que se hagan en oposición a estas disposiciones, así como la propaganda sobre el asunto,, realizada con estrechez de miras..."
     "--¡Qué enormidad...! Es un retrógrado sanguinario ese hombre... De seguro es un general de sacristía, de esos que odian a los obreros y que quieren esclavizarnos como parias. Decidnos su nombre para sacarlo a la picota."
     "--Su nombre... aquí lo tenéis: Trotzky
                                                                      E. Gómez Carrillo"

     Querido amigo Gómez Carrillo: acepte este consejo de alguien que solía leerle a usted, allá en los buenos tiempos de la edad del pavo, con verdadera delectación, embobado en las salsitas parisianas con que usted aderezaba sus sensaciones de arte (de un arte por el arte, frívolo y empalagoso que no pasaba de la epidermis): puesto que usted con sus salsitas de estilo y su estudiada y relamida gracia bulevardiera, se ha hecho de una reputación estupenda en España y América, no abandone esa senda florida para ponerse a desbarrar como lo hace sobre las cosas grandes y trascendentales en que está ocupada y concentrada la atención --y las ansias-- de la humanidad, porque corre usted el peligro de perder en una semana lo que se tiene conquistado en tantos años de escanciador de ese vinillo dulce de la amenidad tan del gusto del desocupado, despreocupado y aburguesado lector. No abandone, por Dios, sus charlitas de "boudoir", sus mariposeos bohemios de Montmartre, su "pauvre Lelian" (¿lo escribo bien?), su alma encantadora de Lutecia y demás tópicos aterciopelados, y deje en paz a los hombres y acontecimientos serios y ásperos de esta tragedia de ahora que usted no podrá nunca comprender, porque entre usted y estas cosas y hombres de ahora hay la diferencia misma que hay entre la visión de una mariposa y la de un águila. Siga en su cómodo papel de pintada y currutaca mariposilla del jardín de las letras galanas, mi buen don Enrique, y no ensucie sus níveas y superfinas manos de orfebre parisino con el barro, húmedo de sudor y lágrimas y sangre, que amasan hoy en Rusia las manazas geniales de esos cíclopes renovadores que, prosaicamente y desesperadamente, libran su batalla contra la podredumbre y miseria moral del viejo orden social.
     ¡Qué chiquitas y tristes las ironías pánfilas de usted para estos arquitectos del nuevo edificio social, mi buen don Enrique! Primero habla usted de que el Gobierno Soviet, "indignado al ver que los comerciantes vendían el carbón y la leña a precios excesivos, ha dado una ley condenando a muerte a todo aquel que trafique en el combustible sin atenerse a la tasa."
     ¡Por qué hace usted aspavientos irónicos ante esto? ¿No son el carbón y la leña artículos de suprema necesidad, sobre todo en un país tan frío como Rusia y por añadidura bloqueado? El especular con estas necesidades supremas de que depende la vida de tantos millones de almas ¿no es el más execrable de los crímenes? Si todos los países capitalistas donde impera la clase de civilización que a usted le enamora --cremitas y amenidades arriba; mugres y horrores infernales abajo-- hicieran lo mismo contra todos los logreros de toda laya, ¿no cree usted que habría menos crema arriba, pero también menos infierno abajo? ¿Qué mejor elogio de Rusia que el hecho de que, mientras en los demás países el especular con los artículos de primera necesidad, no sólo no se castiga, sino que es una profesión honrosa que conduce al millón, allá en Rusia esa clase de especulación no conduce a otra parte que al presidio o al cadalso, bajo el principio socialista de que vale más la vida de la comunidad que la barriga insondable de un salteador?
     Pero pasemos a otro sarcasmo, al que le lanza usted a Trotzky a propósito de la severa disciplina que ha implantado en el ejército Rojo. ¿Qué quería usted? ¿Que fueran tan infelices, tan memos, los directores de la revolución más grande que han visto los siglos, que pretendieran tener ejército sin disciplina y disciplina sin castigos? Ellos no están guerreando por su gusto. Fue la gran burguesía aliada la que los llevó a la guerra, la que los obligó a pelear con uñas y dientes, cuando se les echó encima por todos lados y con toda clase de formidables armamentos. La cuestión era de vida o muerte para ellos, y, sobre todo, para las grandes y nobles instituciones que ellos han creado. Tenían muy a su pesar que improvisar un ejército, un gran ejército capaz de defenderse contra todas las grandes potencias coligadas en su contra, y el milagro se hizo y, bajo la genial dirección de Trotzky, fueron cayendo uno tras otro los Kolchacks, Denikines, Yudeniches y demás arcángeles del santo sistema del despojo de todos para refocilamiento y engordamiento de unos pocos. ¿Y quién que no haya hecho de la vida un mero pretexto para aderezar amenidades y combinar monerías, quién que posea un asomo de buen sentido dejará de reconocer que un ejército es un bloque humano cuyo único elemento de conglutinación y consistencia es la disciplina, y que para lograr disciplina donde no la hay, y lograrla tan pronto como la necesidad terrible del terrible momento lo exigía, no había otro recurso inteligente que castigar toda insubordinación de una manera rápida y decisiva?
     Bien a gusto que hubieran reído los tiburones y panteras de la burguesía europea viendo el ejército de Trotzky disgregarse, desbandarse a las primeras de cambio a falta de una severa ordenanza militar que la barbarie de la guerra (barbarie contra la cual son los socialistas los únicos que se alzan) hace indispensable para unificar tantas voluntades, y mucho más cuando una nube de espías y de agentes de la Entente conspiraban sin descanso para frustrar al nacer la defensa armada de los revolucionarios.
     Precisamente, si algo grande han tenido estos hombres, estos Lenín, Trotzky, y demás héroes de la revolución rusa, es que no han sido nunca doctrinarios adocenados que sacrificasen el fin a los medios, el espíritu a la letra, sino que en todo momento han atemperado su acción a la realidad, yendo sin melindres a todos los terrenos donde precisaba ir para evitar el naufragio de la revolución.
     ¿Dónde estarían ya los pobrecitos revolucionarios rusos si por no plegarse a las circunstancias, si por permanecer inflexibles dentro de la camisa de fuerza de un principio rígido, no hubieran respondido al golpe con el golpe hasta hecerse respetar por la fuerza después de no haber logrado por medios pacíficos otra cosa que desdenes e insultos? ¡Buena es la burguesía para andarse con miramientos ante las ideas! Para la burguesía, para este conjunto monstruoso de ambiciones desapoderadas de mando y explotación que se llama el capitalismo, no hay otra razón que la de la fuerza, ni otro instrumento que la bayoneta y el tanque, y aspirar a hecerse oír de ella por medios no violentos sería el colmo de la idiotez.
     Pero no queda aquí la cosa. Nuestro aterciopelado cronista se permite también hacer mención zumbonamente de la medida por virtud de la cual la dirección de la industria rusa fue encomendada por los Soviets a "técnicos educados en la antigua escuela burguesa", y al decreto en que se anuncia la resolución de castigar severamente toda tentativa de oposición a la citada medida.
     Y otra vez nos quedamos estupefactos ante la estulticia gomezcarrillesca. ¡Cómo! ¿Pretendía usted, amiguito, que se prescindiese de los técnicos en la dirección de las industrias? ¡Hombre! Estaría bonito que por hacerle ascos al técnico burgués se quedase la harina sin moler, el algodón sin hilar, y sobre todo, las balas y cañones, tan necesitados en el frente, sin fundir. Pues no señor; en esto como en todo, los bolsheviquis supieron bien pronto dónde les apretaba el zapato (muy a diferencia de lo que ha pasado en el campo burgués, donde los grandilocuentes, pero huecos, Lloyd George, Millerand y otros, por encastillarse en un doctrinarismo adocenado de párroco de aldea, han llevado a Europa a la más espantosa miseria a fuerza de alambradas, bloqueos y castigos insensatos). Vió Rusia, la Rusia nueva y grande de Lenín y Trotzky, que peligraba la industria por falta de técnicos, y corrió en busca de los técnicos. ¿Qué estos técnicos eran burgueses? Muy bien, no habiéndolos de momento en el campo comunista, la cuestión era traerlos en seguida, aunque hubiera que sacarlos del mismo infierno. ¡Pero es que se les pagó un salario subido! --dice otra vez mi "ameno" interlocutor. ¿Y qué? La cuestión era tener técnicos a todo trance, y tenerlos trabajando voluntaria y eficientemente, y puesto que estos técnicos eran burgueses, esto es, acostumbrados a vender su trabajo como quien vende una mercancía cualquiera, se les compró su trabajo, se les pegó por un sueldo al carro de la revolución... y adelante con los faroles. Cuanto a las severas medidas dictadas para imponer la cuestión de los técnicos a los ignorantes y a los obstruccionistas, en ésto como en lo del ejército, cualquier vacilación era mortal y a lo "más" había que sacrificar lo "menos" so pena de quedarse atascados en la mitad del camino: la cuestión era de vida o muerte para la Revolución Soviet y, o se imponía la medida a todo trance, o el carro de la Industria se paraba y la revolución se iba a pique.
     Pero el cronista zumbón descubre en esto un caso de esclavización obrera, fingiéndose espantado de que el Gobierno Soviet decrete muchas horas de trabajo y someta a sus huestes trabajadoras a una estricta disciplina, ni más ni menos que si fuera un gobierno burgués. Y así, no hay más remedio que señalarle caritativamente la diferencia. La diferencia es ésta y la ve un ciego: dentro de un régimen burgués, la dura disciplina y las muchas horas de rudo trabajo y, en general, la esclavización absoluta del obrero se hace en beneficio exclusivo de la bolsa de un patrono, o de varios patronos; en tanto que, dentro del régimen comunista ruso, todas estas cargas, retricciones y durezas de la disciplina las decretaron los obreros mismos, en los momentos en que más terrible era el bloqueo y la embestida de Kolchack y Denikin, como medida de salvación para defender de una muerte cierta la excelsa obra revolucionaria que encerraba y encierra su única esperanza de emancipación. ¡Pues no es floja la diferencia! Tanto como lo que hay entre un Gómez Carrillo esteta y hedonista, que en su vida se ha preocupado de nada sino de sí mismo y, a lo sumo, de la mayor o menor bonitura exterior de las cosas, y un Lenín o un Trotzky, cuya vida toda representa un esfuerzo perenne y heroico en la cruzada tremenda contra el brutal sistema de la competencia feroz y del parasitismo asqueroso --cremitas y amenidades arriba; mugres o infiernos abajo-- con el que se avienen tan bien los individualismos, estetismos, hedonismos y dandysmos gomezcarrillescos.




VOCABULARIO




  1.Gómez Carrillo= Enrique Gómez Tible (1873-1927)= Escritor, periodista y diplomático guatemalteco. En 1898 fue nombrado cónsul de Guatemala en París por el dictador Manuel Estrada Cabrera.

  2.Amenidades= Se dice de las acciones que tienen la capacidad para resultar divertidas, entretenidas, placenteras.

  3.Trastrueque= Lo que resulta de cambios, desórdenes, trastornos.

  4.Disonante= Discrepante, discorde, chocante.

  5.Fragor= Ruido, algarabía, alboroto.

  6.Aterciopelado= Delicado, fino, primoroso.

  7.La edad del pavo= La adolescencia.

  8.Parisianas= No es errata, sino una forma de parecer más francés: no parisino, sino "parisien".

  9.Relamida= Excesivamente adornada, engalanada, emperifollada.

10.Desbarrar= Disparatar, desatinar, meter la pata.

11.Escanciador= El que sirve las bebidas, especialmente los vinos.

12.Bodoir= Se refiere, en francés, a los saloncitos destinados a camerinos o tocadores.

13.Mariposeos= Se dice cuando se cambia con frecuencia de aficiones y caprichos.

14.Pauvre Lelian= "Los Poetas Malditos", es un libro de ensayos escrito por el francés Paul Verlaine. Se refiere a los escritores que, independientemente de su talento, son incomprendidos por sus contemporáneos y no obtienen el éxito en la vida.

15.Pintada= Hábil, prudente, experimentada.

16.Currutaca= Muy afectada en el uso riguroso de las modas.

17.Aspavientos irónicos= Demostración exagerada, pero fingida, de un sentimiento.

18.Trotzky= Led Davidovich Bronstein (1879-1940)= Político y revolucionario ruso de origen judío. Tuvo a su cargo la creación del Ejército Rojo con el que venció a catorce ejércitos extranjeros y a los ejércitos blancos contrarevolucionarios durante la Guerra Civil Rusa.

19.Koltchack= Grigori Mijáilovich Semiónov (1890-1946)= Jefe contrarevolucionario durante la guerra civil rusa. Fue financiado por Japón y se le considera, incluso por los Aliados, como muy cruel.

20.Denikine= Antón Ivánovich Denikine (1872-1947)= Militar ruso, fue uno de los principales líderes contrarevolucionarios del Movimiento Blanco  durante la Guerra Civil Rusa.

21.Yudeniche= Nicolái Nicoláyevich Yudénich (1862-1933)= Militar ruso líder contrarevolucionario del Movimiento Blanco. Comandó sin éxito un avance sobre San Petersburgo ( llamada entonces Petrogrado) con el apoyo de Inglaterra.

22.Refocilamiento= Regodearse, complacerse con malicia.

23.Monerías= Se dice de las cosas delicadas y bonitas.

24.Ordenanza= Disposición o mandato para el régimen de los militares y el buen gobierno de las tropas.

25.Entente= Se refiere al pacto de no agresión que firmaron en 1907 Francia e Inglaterra conocido como Entente Cordiale (entendimiento cordial).


  



jueves, 3 de diciembre de 2015

LOS JUEGOS FLORALES




LOS JUEGOS FLORALES
(Artículo de 1922)



     Señores, por Dios santo, vamos a dejarnos ya de los juegos florales. Es horrible que no tengamos otro entretenimiento, otra forma de expresión de nuestra actividad mental, que esa de los infantiles concursos para saber si los versos de Juanito son o no mejores que los de Periquito. Hace ya más de dos o tres meses que nos estamos dando matraca los unos a los otros con el certamen tal o el certamen cual, y, si sigue este vértigo de las poesías premiadas, temo que cualquier día ocurra una desgracia, dado el encono que estas ridículas competencias jilgueriles van despertando entre los concursantes y sus partidarios.
     ¿Hasta cuándo viviremos ignorando, o pareciendo ignorar, que un premio de certamen, así sea adjudicado por los Siete Sabios de Grecia, no le añade ni le quita nada a ningún poeta? Los grandes, los verdaderos creadores de poesía, los Hugo y los Verlaine, los Whitman y los Lee, los Shellys y los Browning y los Dante y los Goethe, no fueron nunca consagrados en ningún certamen. Todo creador --y no merece el nombre de poeta quien no lo sea-- es un renovador, y todo renovador es un rebelde, uno que disiente de las normas consagradas, y no hay que decir la suerte que aguarda a todo rebelde ante todo tribunal jurídico o político o literario. ¿A qué, pues, este afán de consagración académica oficial, solemne que devora a nuestros portaliras puertorriqueños? ¿No es cosa de chicos, cosa indigna de quienes aspiran a ejercicio tan alto y tan serio de sus facultades, ese torneo vanidoso en que quiebran lanzas, no por esta o aquella causa o empresa de honda significación para nuestro bienestar, desarrollo o progreso, sino por el diploma o la medalla o la flor que nos declara, como a los niños, notables o sobresalientes por encima de los demás? El pavonearse en el Ateneo o en un teatro ostentando un premio de éstos, ¿no ofrece motivo al filisteo, al filisteo infeliz que sólo vive en su negocio y su barriga, para acentuar su desdén por nosotros, los cultivadores de las letras, ante un pugilato de vanidades pueriles que habla tan desfavorablemente de nuestra seriedad?
     --Pero entonces, si no hacemos versos y nos disputamos por ellos, ¿qué vamos a hacer, hombre de Dios, en este batatal donde sólo se oye hablar del alza y baja en la caña y del Gobernador? ¿qué vamos a hacer para no aburrirnos hasta la desesperación?-- me preguntarán.
     ¿Qué vamos a hacer? Hagamos versos, si ello es la forma de expresión que nos viene más fácil; hagamos versos y disputemos por ellos y llenémoslo todo del rumor y alboroto de nuestras recitaciones y debates --que al fin ello es pensamiento y el pensamiento es la más fuerte y noble palpitación de la vida-- pero matemos, por Dios, dentro de nosotros el gusanillo de la pueril vanidad que hace endémicos en Puerto Rico, más que en ningún otro punto de América, los pánfilos y estériles certámenes que sólo conducen a la grotesca exhibición de una medalla o un diploma.
     ¿Tenemos, a pesar de todo, vanidad y deseamos resonar e imponernos a la atención pública por el brillo de nuestras producciones? Pues busquemos la única consagración que vale la pena, la única digna de hombres de madurez mental: la del público. Que siempre es en definitiva el público el que por encima y a despecho de jurados y laudos y academias hace y deshace reputaciones y formula y rectifica juicios sobre nuestra producción.
     Poetas, trovadores, gentes de vibración que sentís en el alma un soplo, toque o resplandor de universalidad, de eternidad: declaremos la guerra a la muerte y, por consiguiente, a esos pocitos de agua estancada que, como los juegos florales, y todos los demás ejercicios de ingenio que no pasan de la categoría de juegos, sólo sirven a lo sumo para darnos el débil reflejo de actitudes y modos y normas de épocas pretéritas. Si es que tenéis sol en el espíritu, salid de los circulitos donde sólo están bien las lamparillas, y verted vuestra luz donde se necesita, en el bosque, en el sagrado bosque que llamamos pueblo, en cuyo seno oscuro y trágico hay tanta humanidad jadeante y extraviada que pide orientación.




VOCABULARIO




  1.Juegos florales= Concurso poético con premio de flores simbólicas para el poeta vencedor.

  2.Dando matraca= Insistencia molesta en un tema o actividad.

  3.Vértigo= Excesos en la actividad de una persona o colectividad.

  4.Siete Sabios de Grecia= Título dado por la tradición griega a siete antiguos sabios griegos de alrededor del 620-550 a. C. y que incluía tanto a filósofos como a estadistas o legisladores.

  5.Hugo= Víctor Marie Hugo (1802-1885), fue un poeta, dramaturgo y escritor romántico francés.

  6.Verlaine= Paul Marie Verlaine (1844-1896), fue un poeta francés perteneciente al movimiento simbolista.

  7.Whitman= Walt Whitman (1819-1892), fue un poeta, ensayista y periodista estadounidense.

  8.Lee=Nathaniel Lee (1653-1692), fue un poeta y dramaturgo inglés.

  9.Shelly= Percy Bisshe Shelly (1792-1822), fue un ensayista y poeta romántico inglés.

10.Browning= Robert Browning (1812-1889), fue un poeta y dramaturgo inglés.

11.Dante= Dante Alighieri (1265-1321), Fue un poeta italiano. Su obra maestra es La Divina Comedia.

12.Goethe= Johann Wolfgang Goethe (1749-1832), fue un poeta, dramaturgo y novelista alemán. Su obra maestra es el Fausto.

13.Quiebran lanzas= Que salen en defensa de algo.

14.Filisteo= Se aplica a la persona que es vulgar, tiene escasos conocimientos y carece de sensibilidad artística o literaria.

15.Vanidades pueriles= Dícese del envanecimiento, propio de niños, por cosas triviales y sin importancia.

16.Matar el gusanillo= Se usa para indicar que se anule el deseo de hacer algo.

17.Resonar= Mencionarse, oírse o popularizarse.