domingo, 26 de abril de 2015

CERDOS O TIGRES




CERDOS O TIGRES
(Fragmento del artículo de 1915 Cerdos o Tigres)



      Muchos hombres inteligentes se lamentan de la sangre, de las lágrimas, del dolor, en fin, que produce la guerra, pero yo les pregunto: ¿es que este estado de sangre, de lágrimas y dolores de todas clases es peculiar sólo de la guerra? ¿es que el mundo estaba tan bien organizado que era un paraíso antes de la guerra?
     No; no era un paraíso, ni siquiera un purgatorio. Por la estupidez secular de los hombres, lo que pudo ser un paraíso lo hemos vuelto un corral o pesebre mucho más odioso que un infierno. Restricción aquí y restricción allá, para lograr relativo bienestar, las más de las veces puramente físico, necesitamos dejar de ser hombres, abdicando de cuanto de noble y generoso tenemos en el alma, para volvernos raquíticos, sórdidos, viles, ramplones, mercenarios, solapados, traicioneros; sucias y despreciables alimañas reventando de baja codicia.
     Una de dos: o es uno tan mediocre, tan poquita cosa, que no le hace sombra a nadie, y consiente de buen grado en seguir la rutina, el camino trillado por donde han ido los muchos burros inconscientes y satisfechos que en el mundo han sido, o es uno de esos hipocritones cejijuntos y apestosos a respetabilidad que están dispuestos a cualquier infamia, siempre que esta infamia la puedan realizar impunemente, sin choque con la ley y sin escándalo de nadie. Y como este último camino de la hipocresía es incompatible en todas partes con toda fuerte organización de hombre superior, de ahí que sólo los listos, los hábiles, los astutos, las felices medianías flexibles de espinazo, los hombres de tipo medio, en fin, cuya mentalidad está tan lejos de la del hombre superior como de la del mediocre, sean los que tienen la vía ancha y expedita desde que nacen para llegar a todas las cumbres políticas y sociales.
     Y ahora déjeseme volver a preguntar: ¿un mundo así, donde para aspirar a un poco de bienestar es preciso ser nulo o bribón, vale la pena de poner empeño en mantenerlo en paz? No. Lo dije otra vez y lo repetiré machaconamente un millón de veces: puesto que la paz de que gozamos es una ficción burda ya que lo cierto es que vivimos como perros hambrientos disputándonos ferozmente los pocos mendrugos que nos caen de la mesa de los tres o cuatros potentados de cada país, bien está que a la pelea solapada, mañosa y rastrera que sosteníamos, suceda la pelea franca y noble de los campos de batalla donde va el hombre a engrandecerse con la grandeza trágica del minuto supremo en que siente que su vida es de vidrio y va a romperse. De esa gran convulsión social y política, es indudable que algún cambio ha de sobrevenir. Y como peor de lo que estamos no podremos estar --porque ninguna evolución humana, como ésta del capitalismo a que hemos llegado, puede hacer del hombre un esclavo más abyecto y torturado de lo que es hoy-- es evidente que debemos dar gracias a los dioses, y hasta caer en la cursi majadería de cantar himnos, por el advenimiento de esta santa y bella explosión de ira que llena de cadáveres los campos europeos.
     Sí; que siga la zambra y que corra a torrentes la sangre de los hombres, si es que de esa sangre derramada ha de surgir un cambio. Y si no ha de surgir un cambio y hemos de escoger entre seguir viviendo como cerdos o matarnos como fieras, que siga de todos modos la zambra y que corra a torrentes la sangre de los hombres y que sea la matanza nuestro único ideal. Que mejor es matar de un zarpazo o morir de un zarpazo, que ir echando barriga y volviéndose respetable, a fuerza de negación u ocultación de sí mismo, en esta necia vida gazmoña y cochina que vamos viviendo...



VOCABULARIO CONTEXTUAL





 
  1.La guerra= Primera Guerra Mundial (1914-1918)

  2.Cerdos= Hombres indecentes, deshonestos, desvergonzados.

  3.Tigres= Hombres crueles, inhumanos, sanguinarios.

  4.Cejijuntos= Ceñudos= Con gesto de concentración, seriedad o preocupación.

  5. Expedita= Libre de estorbos u obstáculos.

  6.Nulo= Incapaz, inepto.

  7.Machaconamente= De forma reiterada.

  8.Abyecto= Vil, despreciable.

  9.Cursi= Que con apariencia de elegancia es ridículo y de mal gusto.
10.Majadería= Bobería, simpleza, necedad.
    
11.Zambra= Fiesta con bulla y regocijo.

 
12.Gazmoña= Mojigata, santurrona, hipócrita.



lunes, 13 de abril de 2015

ME DIJO Y LE DIJE [II]






ME DIJO Y LE DIJE [II]

(Fragmento del artículo de 1915 Me Dijo y le Dije [II])


     

Me dijo:--Estoy harto ya de la guerra europea. No se habla de otra cosa hace ya meses y esto no hay quien lo aguante.

Le dije:--Yo creo todo lo contrario que usted. Creo que todo lo que se habla de la guerra, es poco. En realidad, no deberíamos hacer otra  cosa que hablar de la guerra.

Me dijo:--Pues yo me pondría en el pecho la medallita que puso en boga un comerciante de Madrid, y que decía: "No me hable usted de la guerra."

Le dije:--Eso de la medallita es una gran necedad. Precisamente, si por algo me alegro de vivir en este tiempo es por haber podido asistir al desarrollo de este acontecimiento de la guerra, que es el más grande que hombre alguno ha podido presenciar.

Me dijo:--Pues amigo, con franqueza, no lo creía tan tonto. ¡Miren que enamorarse de una guerra bárbara y feroz que no significa sino el desastre, el desmoronamiento definitivo de la civilización europea!

Le dije:--Sí; no ha habido jamás mujer alguna que me haya inspirado un amor tan grande como el que me está inspirando la guerra. Figúrese usted: yo me hubiera ido para el otro mundo pensando que el hombre era la menos interesante de las bestias, si no hubiera venido esta guerra a sacarme de mi error, probándome que efectivamente hay algo en el hombre. ¡Bendita sea, pues, ésta, la más grande y también la más noble y más bella de las guerras!

Me dijo:--No le quiero hacer la injuria de suponerle tan loco que diga eso en serio. Le declaro sencillamente guasón, y me río.

Le dije:--Hace usted bien. Su papel y el papel de sus iguales en el mundo, no es otro que ese: tomar en guasa lo que no comprenden, que es casi todo: ríase, pues.

Me dijo:--Pero criatura, venga usted acá. ¿Es posible que esté usted tan ciego que no se dé cuenta de que esta guerra no significa otra cosa que el triunfo de la barbarie sobre la civilización?

Le dije:--Dígalo usted al revés. Diga el triunfo de la civilización sobre la barbarie, y estaremos de acuerdo. Pero no, no lo diga, porque no bien estemos de acuerdo, me parecerá que estoy equivocado, y me afligiré mucho, y hasta me enfermaré.

Me dijo:--Pero, vamos a ver, ¿en qué se funda usted para sostener tal disparate?

Le dije:--Pues lo va usted a ver. Dejando muchas cosas en el tintero, porque no le quiero abrumar, le diré que para mí la paz es lo bárbaro, lo cruel, lo inhumano, y la guerra es la civilización. Me refiero a la paz actual y a la guerra actual. Vivir en paz sobre un montón se alimañas tan feroces y de inmundicias tan odiosas como las que constituyen la base de la sociedad actual; vivir en paz con tanta mentira; con tanta hipocresía como la que forma el alma del sistema social bajo el cual vivimos, sería sencillamente el más degradante de los salvajismos. Nuestra única esperanza está en la guerra, y por eso me parece salvadora y santa la que ahora está ardiendo. Sin ir más lejos, ese salto brusco que la guerra le ha hecho dar al hombre de hoy, desde su pupitre de comerciante (porque el hombre típico de esta civilización es el comerciante), al campo de batalla, desde su libro de cuentas a la trágica vecindad de un fusil, de un cañón o de un torpedo, es un salto épico y regenerador. ¿No cree usted que es bueno que a la sórdida tienda u oficina, grande o chica, donde acumulábamos dinero y más dinero con el único fin de tener el estúpido gusto de reventar después sobre un montón de oro, haya sucedido por virtud de la guerra la tienda de campaña en mitad de un campo, y en esta tienda el silvar de las balas y el rugir del cañón, recordándonos perennemente que la vida no es algo muy duro, redondo y pesado como un queso de bola, sino que es ligera y tenue como un soplo y que puede perderse de un momento a otro? ¿Cree usted que ese brusco salto de comerciante a hombre no le ha de hacer bien al mundo de hoy? ¿Cree usted que el mundo no gana nada con el mero hecho de que hombres que ayer, simplemente por estar cerca de una caja, valían un millón, dos o veinte millones, estén hoy, ante la boca de un cañón valiendo sencillamente uno, lo mismo que su dependiente y que su cocinero?

Me dijo:--Sí; hemos dejado el robo metodizado del comercio para hacernos asesinos al por mayor. ¡Vaya un progreso!

Le dije:--Pues sí, señor. Es mejor, es menos degradante vivir matando al prójimo que vivir robándole. Es más triste la miseria de un hombre que la muerte de cuatro hombres.




VOCABULARIO






  1.Injuria= Ofensa, insulto, agravio.

  2.Guasón= Bromista, chancero, burlón.

  3.Alimañas= Hombres fieros, crueles, salvajes.

 4.Inmundicias= Deshonestidades, desverguenzas, libertinajes.

  5.Salvajismos= Crueldades, barbaridades, atrocidades.

  6.Épico= Heroico, grandioso, glorioso.

  7.Sórdida- Vil, ruin, indigna.

  8.Caja= Caja de seguridad para guardar dinero y objetos de valor.





miércoles, 1 de abril de 2015

EN LA GUERRA






EN LA GUERRA
(Fragmento del artículo de 1915 En la Guerra)


     Y Ud. Canales, ¿qué piensa de la guerra?  ¿es usted aliado, alemán o neutral? Se me ha hecho esta pregunta muchas veces, y creo llegado el momento de contestar. Al principio me hice modesto, y mdije a mí mismo que mi opinión, donde había tantas, era cosa que no valía la pena; pero luego he pensado que es hasta feo eso de no opinar nada de un acontecimiento tan colosal, de tantas y tan tremendas consecuencias para toda la humanidad. Como que por larga que sea la vida de los que vivimos ahora, bien seguros podemos estar de que nos hemos de ir al hoyo sin presenciar nada que ni siquiera se aproxime, en importancia y en fuerza dramática, al espectáculo éste de la guerra europea. ¿Y qué clase y qué dosis de cachaza habría que tener para sustraerse a toda impresión, a toda emoción, y a toda reflexión, frente a una cosa tan enorme? Como hay tanto molusco por estos alrededores que hace gala de no interesarse por nada que no rece directamente con sus sangrigordas personas, o con la caja, o los garbanzos, o el ombligo de sus sangrigordísimas personas, y que ante cualquiera otra cuestión igual, se encogen solemnemente de hombros y sueltan un grosero a mí que me importa, eso no me va ni me viene; y como sería para mí una desgracia atroz que me confundieran con ellos, quiero que conste ya de un modo claro que no ha sido por falta de emoción, sino por sobra de emoción, que me quedé callado algún tiempo en actitud de recogimiento y de silencio de la cual salgo hoy para decir que, pacífico y todo como soy hasta la misma médula, aplaudo de todo corazón el advenimiento de esta grande y hermosa carnicería en que todos los magnos y contrapuestos valores humanos se encuentran, por fin, en campo raso y se precipitan unos contra otros.
     Soy Pacífico, pero no pacifista. Si el mundo fuese una Arcadia; si, por lo menos, hubiésemos llegado a librarnos del monstruo del capitalismo que ahoga y envilece a un millón de seres humanos en beneficio de tres, o de dos, o de uno, (privilegio que las más de las veces ni siquiera tienen ellos mismos la más vaga noción del privilegio absurdo de que gozan); si el hombre, ya que no hermano, al modo evangélico, llegase a ser amigo del otro hombre y terminara así esta lucha de perros hambrientos que sostenemos perennemente por un vil mendrugo; entonces, y sólo entonces, sería yo pacifista y me parecería bien que nos desmayáramos ante la perspectiva de una gota de sangre vertida en la guerra. Pero, mientras el mundo sea lo que es, a la pelea hipócrita e innoble de perros hambrientos que sostenemos en la paz, prefiero y preferiré siempre la pelea franca y grande que ahora ensangrienta los campos europeos.
     No me gustan las cosas a medias. O peleamos usted y yo, señor Prójimo, hasta rompernos la crisma, fusil contra fusil, bayoneta contra bayoneta, y, si a mano viene, diente contra diente, y uno de los dos queda sin vida; o usted y yo nos damos un abrazo verdad en señal de una paz verdad, y nos respetaremos y ayudaremos y querremos en adelante como dos hermanos. Pero mientras mi prójimo no represente para mí otra cosa que un perro colmilludo que al menor descuido me salta encima y me quita el bocado, condenándome a peor muerte que si cayera en la guerra, me seguirá pareciendo bien que mi prójimo y yo nos topemos y acometamos noblemente, de fiera a fiera, en el campo de batalla, en vez de odiarnos y acosarnos sigilosamente, alevosamente, cobardemente, en esta lucha económica de golosos y sagaces y crueles ratoncitos a que nos obliga el estúpido molde social en que vivimos.
     No sé, ni me interesa saberlo, de quién ha sido la culpa de la iniciativa de esta hermosa guerra, pero llámese Francia o Inglaterra o Alemania la agresora, yo celebro que tal agresión haya dado lugar a la noble y grandiosa epopeya.
     Y ahora, ya expuesto lo que pienso de la guerra, veamos hacia qué lado se inclina este humilde servidor de ustedes.
     Poco me importa de parte de quién está la razón. Me parece una gran tontería eso de pararse a considerar si la razón está de parte de Juan o de parte de Pedro, cuando Juan y Pedro tienen un duelo a muerte. Si nos gusta Juan, si nos está más simpático o mejor hombre -desde nuestro punto de vista- Juan que Pedro, desearemos que sobreviva Juan, aunque Pedro esté cargado de razón. En el conflicto presente, si creemos que tal nación desempeña un papel en el mundo mejor y más simpático que tal otra, ¿hemos de desear pazguatamente que muera la que queremos que triunfe y viva la que no queremos, por el simple hecho de que ésta -la que no queremos- tiene la razón?
     No; désele la razón a ésta, o a aquélla, o a la de más allá; pero no aguardo a saber quién la tiene, porque me falta tiempo para gritar desaforadamente que allí donde esté Francia, y donde se trate de si Francia ha de vivir o ha de morir, yo he de desear que se salve Francia, aunque se salve sin razón. Si tiene razón y se salva, bien. Pero si no tiene razón y se trata, como ahora, de vencer o morir, que se salve de todos modos. Pero, pregunto yo ¿es que es posible concebir el mundo sin Francia? ¿Podría un genio o un grupo de genios hacer una Francia? No, Francia no salió del esfuerzo metodizado de un sabio ni de dos ni de mil. Francia es, como Grecia, una creación milagrosa de la propia naturaleza. La engendró el acaso, el misterio. La nutrieron y conservaron y adobaron los siglos. Todos los hombres superiores de todos los tiempos la admiraron y amaron hasta enloquecer por ella.
     Para mí Francia es como un cráter por donde se manifiesta , hecho llama, todo lo que es espíritu en la carne de la humanidad. Y vuelvo a preguntar: hay en el mundo método alguno, combinación o fórmula alguna que pueda fabricar esa fruta madura y deliciosa que se llama la boca sabia de una mujer francesa o el cerebro de un artista o pensador francés?





VOCABULARIO






  1.Al hoyo= A la sepultura.


  2.Cachaza= Abulia, apatía, indiferencia.

  3.Que hace gala= Que se jacta, se vanagloria o se alaba de algo.

  4.Rece= Que le afecte o sea de su interés.

  5.Pacífico= De ánimo sosegado, tranquilo.

  6.Pacifista= Partidario de las doctrinas que se oponen a la guerra.

  7.Arcadia= Årcades= Academia de poesía y buenas letras establecida en Roma.

  8.Sigilosamente= Con disimulo, engaño, fingimiento.

  9.Alevosamente= Con astucia, sagacidad, malicia.
10.Cargado= LLeno, colmado.


11.Pazguatamente= Cándidamente, candorosamente, ingenuamente.


12.Desaforadamente= Atrevidamente, osadamentte, audazmente.


13.El acaso= Por combinación de circunstancias imprevisibles.


14.Adobaron= Que la pulieron y refinaron con cuidado y atención.