miércoles, 19 de abril de 2017

AL BORDE DE LA GUERRA






AL BORDE DE LA GUERRA
(Artículo de 1922)




     Se han trocado los papeles. Antes cuando las trifulcas entre Francia y Alemania con motivo de las reparaciones, Inglaterra, por conducto de Lloyd George, terciaba en la contienda para dulcificar la actitud de Francia y evitar que un paso agresivo de ésta pusiese en peligro la paz europea.
     Pero surge el conflicto greco-turco y amenaza Kemal Pasha llevar sus armas victoriosas más allá de donde le conviene a Inglaterra, y es ésta ahora la que adopta la actitud belicosa y trata de que haya gresca. Como que los diarios franceses más conspicuos emplean ahora contra las pretensiones bélicas de Inglaterra las mismas, exactamente las mismas frases con que la diplomacia inglesa intentaba disuadir a Francia de sus medidas violentas contra Alemania.
     Se ve, pues, que ni en uno ni en otro caso las admoniciones pacifistas se han inspirado en un verdadero anhelo de evitar a todo trance la guerra y conducir al mundo por caminos distintos de los que han seguido hasta hoy, sino que entonces los estadistas ingleses y hoy los franceses sólo tenían y tienen en cuenta, para inclinarse en sentido favorable o contrario a la guerra, los intereses de momento de cada nación. ¿Convenía al comercio inglés que se dejara en paz a Alemania porque sin la industria alemana en apogeo la inglesa anda coja? Pues a influir sobre Francia para evitar que invada el Rhin y provoque un estallido revolucionario y un caos económico-político en Alemania. ¿Les conviene ahora a los franceses que se deje en paz a los turcos, entre otras razones para no complicar con una contienda oriental su pleito con Alemania que ella cree primordial? Pues, señora Inglaterra, aquiétese, no desenvaine aún su espada llevándolo todo a la tremenda, que de un mal paso suyo depende que se arme una sarracina tal que nos precipite a todos otra vez en los horrores de una guerra universal.
     Total, que por no llevar a la dirección suprema de los asuntos mundiales un criterio que se diferencie en algo del que sirve para las diarias y pedestres riñas que engendra la competencia mercantil en sus aspectos más sórdidos y brutales, estamos otra vez al borde de una catástrofe mundial cuyas colosales perspectivas de exterminio nadie puede prever.
     Parece mentira que aún no transcurridos cuatro años completos desde que se firmó el armisticio que puso fin a la Gran Guerra, ya estemos otra vez leyendo cables que parecen una reproducción de lo que leíamos a raíz del conflicto austro-serbio que dió lugar a aquella gigantesca conflagración. Véase la muestra:

     "Londres, sept. 19.--El gobierno ha dado instrucciones para que todas las fábricas de municiones del reino trabajen durante 24 horas al día hasta el límite de su capacidad, preparándose para hacer frente a los turcos en caso necesario."

     De modo que toda la sangre vertida, los millones de hombres sacrificados en nombre de estúpidas rivalidades de mercachifles, la miseria de tantas familias que se vieron reducidas a la más espantosa indigencia, el dolor de tantas madres y viudas y huérfanos, la mutilación en masa de tanto cuerpo joven que ahora no tiene otra perspectiva que el arrastrar su inútil y lisiada humanidad por calles y hospitales; todo ese pavoroso conjunto de miserias, degradaciones y crímenes que convirtió al mundo durante cuatro años en un inmenso, repulsivo hervidero de odios y de sangre, no valió nada, no sirvió de nada, no les enseñó nada a los trágicos polichinelas que con sus torpes y viles maquinaciones y enredos dan lugar, cada cierto tiempo, a estas grandes catástrofes cuyas consecuencias pesan sobre toda la humanidad.
     ¿Por qué pelean los turcos hoy? Por recobrar parte, sólo una parte, de lo que les robaron las grandes naciones. Allí, en su territorio, todas tienen una tajada: Francia, la Siria, Inglaterra, Palestina, y Mesopotamia; Grecia, la Tracia, etcétera. Y aunque hoy los turcos sólo aspiran a rescatar la parte que les arrebató Grecia, nadie ignora que detrás de Grecia está el capitalista inglés, cuyo oro está ya invertido en esta y aquella especulación a base del dominio griego en la Tracia. Y ahí está la madre del cordero. Tocar a Grecia es tocar al capitalista inglés y tocar a éste es tocar a toda la maquinaria política inglesa. ¡Oh, antes la guerra, antes toda la sangre de toda la juventud de diez generaciones, antes el hundimiento universal, que permitir que sufra la más leve merma en sus sagradas rentas el ventrirredondo señor cuya fétida ambición de medro hace una guerra que pelean por él los demás. A esa guerra nunca va él; va el joven, el joven de taller, de arado y de universidad; precisamente todos aquellos que menos parte tomaron en la aventura criminal de ratería que provocó el conflicto.
     ¡Qué irrisión! Precisamente los inútiles, aquéllos que sólo están en el mundo para servirles a sus meros instintos --instintos de nutrición y de adquisividad--, aquéllos en cuya alma aún no ha amanecido ni con un tenue destello el sol de una conciencia integral, los trogloditas del pensamiento que a fuerza de ensanchar, acomodar y cebar su personalidad física deprimen, saquean, deforman y aniquilan su personalidad moral e intelectual, esos son los que fulminan a su antojo el rayo de la guerra. Truena el cañón, retumba la metralla, avanzan lívidos pero resueltos unos hombres contra otros hombres; la espantosa refriega ha comenzado. Y ellos, los trogloditas famélicos de oro que preparan la hecatombe, ¿dónde están? Pues en cualquiera parte menos allí donde triunfa la muerte. A la muerte van otros cantando el "Tipperary", mientras ellos, repantigados en un gran butacón, chupan plácidamente su espléndido habano...




VOCABULARIO




  1.Dulcificar= Mitigar, atenuar, suavizar.

  2.Kemal Pasha= Mustafa Kemal Atatürk (1881-1938)= Militar y estadista turco, fue el fundador y primer presidente de la moderna República de Turquía.

  3.Gresca= Disputas, contiendas, trifulcas.

  4.A todo trance= De manera resuelta y decidida.

  5.Llevándolo todo a la tremenda= De modo desconsiderado y violento de tratar de resolver algún asunto.

  6.Sarracina= Palabra de origen árabe que significa una contienda entre muchos, especialmente cuando es horrenda y confusa.

  7.Pedestres= Vulgares, burdas, ordinarias.

  8.Sórdidos= Mezquinos, ruines, miserables.

  9.Gran Guerra= Llamada así hasta 1939 y a partir de entonces como la Primera Guerra Mundial, fue un conflicto bélico iniciado el 28 de julio de 1914 y finalizado el 11 de noviembre de 1918.

10.Mercachifles= Término despectivo para señalar a mercaderes de poca importancia.

11.Polichinelas= Payasos, bufones, títeres. El término proviene de los personajes burlescos de las farsas de Paolo Cinelli, comediante italiano del siglo XVI.

12.La madre del cordero= La causa verdadera, el meollo de una cuestión.

13.Irrisión= Burla con que se provoca a risa a causa de algo.

14.Trogloditas= Personas brutas, crueles o muy toscas.

15.Fulminan= Que lanzan o proyectan a manera de rayo.

16.Famélicos= Hambrientos o muy deseosos de algo.

17.Hecatombe= Catástrofe o desastre con numerosas víctimas y grandes pérdidas.

18.Tipperary= Canción irlandesa que habla del amor a la novia y a la patria. Compuesta en 1913 por el inglés Jack Judge, estuvo muy de moda entre los combatientes de la Primera Guerra Mundial, por su sentimentalismo nostálgico.

19.Repantigados= Arrellanados y extendidos en el asiento para mayor comodidad.





domingo, 16 de abril de 2017

EL CASO DEL TITANIC






EL CASO DEL TITANIC
(LECCION DE HEROISMO MANSO Y ELEGANTE)
(Fragmento del artículo de 1912 El Caso del Titanic)

     

     Ciertamente que el caso merece un comentario. No precisamente por el número de vidas perdidas en el naufragio, ni por la índole especial de la desgracia. Es por el rasgo, por el rasgo nuevo, tan noble y tan bello, de los que sucumbieron en dicha tragedia.
     Naufragios, explosiones, incendios, ruinas y catástrofes de todo género hay millares por el mundo; pero, si los cables no mienten, el caso del Titanic nos ofrece una novedad ante la cual bien vale la pena detenerse un momento a pensar.
     Sólo las mujeres y los niños se salvaron. Esto dice el cable.
     Quiere decir que estos hombres del Titanic, en el momento horrible del choque, cuando ya la muerte se les venía encima, cuando no quedaba ya otro recurso que el de ganar a todo trance los botes salvavidas, cuando todo parecía dispuesto para que el instinto de conservación se manifestase en su forma más ruda y más cruel, en lugar de volverse fieras, y, enloquecidos por el peligro, abrirse paso de cualquier modo, hiriendo y matando si era preciso, hasta alcanzar el bote salvavidas, se hacen a un lado todos para que pasen las mujeres y los niños, y mientras éstos ganan los botes y se alejan consternados del barco perdido, ellos, los hombres, se cruzan de brazos con un supremo gesto heroico ante el peligro y aguardan serenamente la muerte.
     No parece realidad. Parece más bien un pasaje de Homero, o un cuadro fantástico trazado por el genio romántico de Hugo.
     Y los hombres que esto hacen no son Bayardos y Roldanes de la edad caballeresca. Son unos cuantos industriales, comerciantes, periodistas y banqueros pertenecientes a esta edad del dollar, y, los más de ellos, oriundos también de la tierra del dollar.
     Hombres de trabajo y de placer rellenos de prosa que estrenan un barco.
     ¿Quién había de pensar que tales hombres, prosaicos y burgueses hasta la raíz del alma, iban a embellecer sus postreros momentos a bordo del Titanic con la luz de un heroísmo nunca visto, heroísmo manso y elegante, infinitamente superior al heroísmo homicida de los poemas homéricos?
     ¿Quién había de sospechar que hombres de alma dura, basta y redonda como el dollar, sin refinamientos artísticos ni repliegues filosóficos, iban a adoptar ante la muerte ese gallardo gesto byroniano en que, desdeñosos del peligro de la propia vida y esclavos de la galantería, su instinto de conservación es sojuzgado en el momento crítico hasta quedar como una alfombra, tendido, suave y manso, a los pies de las mujeres y los niños?
     ¿Quién osará después de esto decir -como se ha venido diciendo siempre- que los hombres de la edad presente carecen de toda idealidad, de todo impulso bellamente heroico?
     ¿Qué paladín de las edades caballerescas, qué Héctor, qué Alejandro, qué César, qué Cid ha dado al mundo espectáculo semejante al de los hombres del Titanic?
     Y en el naufragio del Titanic, donde zozobran dólares, ambiciones, instintos egoístas y mil cosas prácticas de peso, sólo se salvan las mujeres y los niños, esto es, la parte débil, pero la más delicada y bella de la especie humana, ¡la poesía!
         Los niños y las mujeres. ¿Hay algo que mejor que ellos encarne la poesía de la vida? Pues ahí está ella, la poesía, esa divina cosa etérea que muchos desdeñan, flotando -sana y salva- sobre las ondas mismas que se tragaron tantas toneladas de cosas prácticas a bordo del Titanic. Ahí está ella -la inmensa y la eterna- brillando y triunfando, no en aladas estrofas de iluminados poetas, sino en las almas mismas de los millonarios, de los comerciantes, de los hombres de bolsa y de panza. Ahí está ella esparciendo, sobre la escena trágica del hundimiento de un barco, un delicado destello de idealidad que no encontramos en las hazañas de los Alejandros y los Césares. “Muramos nosotros y que se salven las mujeres y los niños”. Eso dijeron sencillamente aquellos hombres oscuros; eso decían, mientras el enorme barco herido se iba hundiendo en la mar y en la noche. Y mientras el agua y la muerte subían a arroparlos para siempre, allá lejos sonaban los adioses de las mujeres y los niños, ante cuya omnipotente debilidad, y ante cuya excelsa y misteriosa y fascinante idealidad, una muchedumbre de hombres sencillos, de faena y de rutina, sin pizca de sentimientos poéticos, acababa de inmolarse, sobreponiéndose a lo que hay de más fuerte y apremiante en todo hombre: el instinto de conservación.



VOCABULARIO



1.Heroísmo= Realización de hechos extraordinarios y abnegados en servicio del prójimo.

2.Manso= Sereno, apacible, sosegado. Sin presunción. 

3.Elegante= Gallardo, caballeroso, deferente.


4.Ruda= Violenta, impetuosa, desconsiderada.

5.Tierra del dollar= Estados Unidos de Norteamérica.

 6.Prosa= Aspecto de las cosas que se oponen a lo ideal. Lo corriente, lo vulgar.

 7.Prosaicos= Faltos de idealidad o elevación; insulsos, vulgares.

  8.Burgueses= Pertenecientes a la clase media u opulenta.


  9.Basta= Grosera, tosca, sin pulimento.

10.Redonda= Se refiere en forma figurativa y familiar a las monedas.

11.Gallardo= Valiente, audaz, denodado.

12.Desdeñosos= Indiferentes, impasibles, imperturbables.

13.Galantería= Caballerosidad, hidalguía, altruismo.

14.Zozobran= Que se pierden o se van a pique (que se hunden). 

15.De faena y de rutina= Dedicados al trabajo ordinario y repetitivo.

16.Inmolarse= Dar la vida en beneficio de otros.




lunes, 3 de abril de 2017

BOBERIA (2)






BOBERIA (2)
(Artículo de 1916)



Señor Tomás Rivera
Jayuya

Querido tío:
     Esta es para decirle que llegué. Que llegué ya de New York, ni más flaco, pero sí mucho menos, muchísimo menos acaudalado que cuando me fui. ¿Por qué será que recuerdo con tan admirable precisión la fecha en que salí? Lo va usted a ver: salí de aquí, de éste mi horno natal, el día 12 de Julio de 1916. Salí, me calé una feísima gorra, me mareé, devolví... (Haganos un paréntesis aquí para decirle cuánto me carga esa palabra "devolver" que nosotros, las gentes finas, usamos para hacernos la ilusión de que le hemos quitado por lo menos un cincuenta por ciento a la atroz realidad del vomitar. Tan ordinario me voy poniendo yo que, entre devolver y vomitar, prefiero vomitar hasta las tripas). Y cinco días después, llegada a Nueva York, con la inevitable contemplación previa de la famosa "Estatua de la Libertad". ¿Por qué será, querido tío, que esta famosa estatua me parece una de las sangrigorderías más grandes que ha inventado la humanidad? El puerto de Nueva York sin estatua me parece soberbio, estupendo; pero con estatua, con esa estatua cuyas dimensiones colosales me han ponderado tanto, el puerto de Nueva York es odioso de cursi. ¡Miren que haber llegado al siglo XX para salirle a uno al encuentro con ese chirimbolo simbólico de la libertad! Yo estoy chiflado por la libertad y también chiflado por Francia, que fue quien la regaló, pero, ¡maldita sea la condenada estatua que habla tan elocuentemente del mal gusto del que hizo el regalo y del que lo aceptó y lo exhibe con orgullo infantil!
     Y más allá de la estatua, Morales Lebrón, el comerciante más lince de Ponce, a quien usted conoce bien, esperándome en el muelle para hacerse cargo de mí y conducirme, como un paquete inerte, por entre aquel laberinto de calles. ¡Qué cosa enorme New York! Enorme de rica, de grande, de nueva, de ruidosa, de cómoda, de limpia, de absurda. Antonio Pérez Pierret, mi inteligentísimo y buen amigo, que vive allí hace tiempo, me dijo de New York que era como la cristalización colosal de un sueño de Sancho Panza. Y así es en verdad: todo es allí mármol, luz eléctrica, brillo, fuerza, opulencia; y no hay función fisiológica que no haya sido prevista, atendida, mimada, ayudada y conducida a su término natural con cuanto refinamiento de lujo y de confort es posible inventar. La lástima es que no somos simple fisiología; somos psicología también; y así, mientras mi máquina fisiológica se sentía satisfecha y hasta repleta en sus más pronunciados apetitos, la parte psicológica de mi individuo se moría de hambre. Hambre de no se qué, hambre de esa clase de emociones que nada tiene que ver con la suculenta comida en el "Astor", ni con el bailoteo del cabaret, ni con los sesenta y tantos pisos del Woolworth. Yo sentía en ciertos momentos entrárseme en la médula la onda de bienestar de la enorme ciudad, y mi carne de perro flaco, hambriento, piojoso y gruñón de poeta tropical retemblaba de gusto... Pero... pero, hasta en esos mismísimos momentos en que mi carne retemblaba de gusto, había dentro de mí un diablo que gruñía y rompía a ladrarle bruscamente y furiosamente a todo aquello tan flamante y rico y cómodo y brillante que veían mis ojos... Y en una nube negra hecha de vapor de lágrimas y humo de recuerdos que tenemos siempre sobre nosotros los perros flacos de todas partes, me metía de pronto, y me iba a viajar, y caía en Zaragoza, ciuda minúscula, novia del Ebro, y allí no me sentía ya tan cómodo, tan saturado de bienestar, tan repleto de luces y más luces y pisos y más pisos y carros y más carros, pero volvía a vivir un momento mi vida de estudiante devorador de garbanzos de piedra, y era todo tan pobre, tan seco, tan serio, y tan lleno del zumo del tiempo, que me sentía mejor, muchísimo mejor.
     Adios, mi querido tío.

                                      Suyo sobrino que le quiere,

                                                             Nemesio Canales



VOCABULARIO



  1.Calé= Ponerse una gorra, sombrero, etc.

  2.Carga= Que lo fastidia, importuna, molesta.

  3.Cursi= Que pretende ser refinado o elegante sin serlo, resultando ridículo.

  4.Chirimbolo= Objeto de forma extraña que no se sabe cómo nombrar.

  5.Chiflado= Que siente atracción exagerada por algo.

  6.Cristalización= Que las ideas han tomado forma clara y precisa.

  7.Retemblaba= Que se estremecía, emocionaba, conmovía.

  8.Ebro= Es el río más caudaloso de España.