lunes, 13 de mayo de 2024

YO ERA UN VIEJO MENDIGO

 



                                       YO ERA UN VIEJO MENDIGO

(Artículo de 1915)

   Yo era un viejo mendigo...
   Yo era un viejo mendigo que iba por los caminos con la sola impedimenta y compañía de mi mochila y mi bastón.
     Antes, ya hacía tiempo, yo había sido eso que llaman caballero, esto es, una cosa triste, una cosa incolora, inerte, una mezcla abominable de virtudes pequeñas y de minúsculos vicios cobardes y toscos.
     Pero llegó un día en que mi sangre y mis nervios rebeldes brincaron coléricos, y fuí hombre otra vez, y sentí y pensé por mí mismo, en menosprecio y desafío de los cánones sociales... Y rodé y rodé tanto a consecuencia de mi loca resolución de no ser más un ridículo y vacuo monigote social, que no tardaron en venir las alimañas de la miseria. Vinieron las viscosas alimañas de la negra miseria, y se cebaron en mi carne y en mi alma. Y sentí angustia, y pensé en el suicidio. Pero he aquí que de pronto veo claro en la noche de mis pensamientos y me convenzo que era tonto morir cuando me quedaba aún dentro de la vida una nueva y tentadora aventura --la última-- que emprender. "Similia similibus curantur." ¿Padecía de miseria? Pues en la miseria misma había de hallar remedio y olvido.    Y una tarde lluviosa de enero en que todas las cosas se hacían musicales y le cantaban a mi alma ensoñadora vagas melancolías, resolví recobrar mi dignidad perdida, y en un rapto orgulloso de amor a la vida, me llené de humildad, tendí la mano en demanda de una limosna, y abracé para siempre la romántica y noble carrera de mendigo.
     Y ya hace varios años que voy por los caminos sin prisa y sin rumbo, saboreando a diario la enorme y casi terrible voluptuosidad de sentirme, dentro de mis harapos, solo y libre, rey de mis emociones y de mis pensamientos en un mundo en que todo es esclavo. Y desde la cumbre de mi inmensa humildad, miro la vida bajo un aspecto nuevo y amplio y casi sonriente; y cada piedra, cada árbol y cada monte y cada bestia del camino me detienen y me acarician dulcemente, ofreciéndose a mis ojos con indecisos e inefables lineamientos de enigma y de poema.  Y voy andando, andando. Y pasan junto a mí los erguidos señores de la tierra, y yo les miro sin odio y sin amor, pero con pena, con mucha pena de su ceguedad, de su sordera, de su espantable insensibilidad marmórea que les hace fuertes como dioses, pero que también les despoja de todo calor de humanidad, volviéndolos cadáveres antes de haber muerto.
     Y era otra vez una tarde lluviosa de enero, toda melancolía. Y era, en el tierno regazo de la tarde aquella, una lomita verde, suavemente ondulada y amable. Y era sobre el verdor ingenuo de la loma, la visión gris de un bohío campesino... Yo llegué a la casita, y pedí, desde la puerta, un rincón donde guarecerme de la lluvia. Y del interior de la casita salió una voz de plata que me dijo que entrara, y luego una figura de mujer bella y joven se me puso delante. Y pasó entonces por mi alma, como una puñalada, un agudo pesar de no ser caballero y galán como antes. Pero aquella congoja fue breve, y, transcurrido un minuto de contemplación y de tímida charla en el seno de la rústica familia moradora del bohío, volvió a hacerse la paz en mi alma de mendigo, al tiempo que allá fuera la lluvia había callado y se extendía la noche. Siguió la plática a medida que se iban encendiendo las estrellas, y mientras de mis labios de mendigo iba saliendo lentamente la tenue luz crepuscular de la historia de mi vida vagabunda, ensoñadora y mendicante, a los ojos de la muchacha se asomaba de cuando en cuando un resplandor de simpatía. Y yo tuve la pequeña e infinita ventura de dormirme aquella noche pensando que entre el encanto de aquella mujer cuyos ojos me habían amado, y el encanto del viento que zumbaba en la yaguas del bohío, y el encanto lejano de la luna bajo cuyo ensalmo reposaba la verde lomita de silueta ondulada y amable, existía desde la eternidad como un hilo que los enlazaba y como un pacto milagroso de no ser, de no darse plenamente sino al hombre dotado de heroísmo suficiente, no para descubrir tierras ni emancipar pueblos, sino para descubrirse a sí mismo, y dotar a su espíritu, a través de la suprema humildad, del orgullo supremo de sentirse sereno, solo y libre en un mundo de esclavos. Amaneció; me dispuse a salir, y afablemente dije mi adiós a todos. La mano de la niña temblaba levemente al estrechar la mía... y yo me dije a mí mismo que nunca más, nunca más, le haría a mi suerte el imbécil reproche de haber dejado para siempre de ser caballero y galán. Salí al batey. Acaricié al pasar el húmedo y bello hocico de un becerro que por allí triscaba, entregado todavía al alborozo de la mañana, y empecé a caminar mochila al hombro por una vereda que llevaba a un río. Y anda, anda, anda.
     Yo era un viejo mendigo...




                                    VOCABULARIO    CONTEXTUAL




  1.Impedimenta= Bagaje que suele llevar la tropa, e impide  la celeridad de las marchas.

  2.Incolora= Impersonal, indiferente, insulsa.
   
  3.Inerte= Desidiosa, apática, indolente.

 4.Abominable= Digno de ser aborrecido por malo o perjudicial.

 5.Cánones sociales= Reglas o preceptos, generalmente fijados por las costumbres o los usos.

  6.Vacuo= Superficial, insustancial, trivial.

  7.Monigote= Títere, pelele, fantoche.

  8.Alimañas= Dícese de las cosas malas y perversas que causan gran daño.

  9.Viscosas= Dícese de las cosas pegajosas que  se adhieren a uno.

10.Cebaron= Que se ensañaron con él causándole daño o dolor

11.Similia similibus curantur= Lo semejante con su semejante se cura, un clavo saca otro clavo.

12.Rapto= Impulso, emoción o sentimiento muy intenso.

13.Romántica= Noble de ánimo, sentimental, soñadora.

14.Voluptuosidad= Gozo, placer, deleite.

15.Inefables= Que no se pueden explicar con palabras.

16.Lineamientos= Dícese de los rasgos  o características de las cosas.

17.Enigma= Cosa difícil de comprender.

18.Erguidos= Engreídos, ensoberbecidos, envanecidos.

19.Marmórea= Semejante al mármol en algunas de sus cualidades.

20.Bohío=  Cabaña de América, hecha de madera y ramas, caña o pajas.

21.Mendicante= Que mendiga o pide limosnas.

22.Yaguas= Láminas fibrosas que rodean la parte superior de la palma real y con las cuales se techaban las chozas de los indios y de los campesinos.

23.Ensalmo= Hechizo, encanto, seducción

24.Triscaba= Jugueteaba, retozaba, correteaba.





sábado, 11 de mayo de 2024

SOBRE EL CULTO A LOS MUERTOS

 



                                         SOBRE EL CULTO A LOS MUERTOS

(Fragmento del artículo de 1921 Los Muertos Mandan)

     
     

     Aunque divididos en cien capillas, todos los trabajadores han conmemorado por separado el día de los mártires de Chicago. Tampoco pudieron los elementos revolucionarios del país celebrar en un solo mitin este 1° de mayo de 1921.
     Esto demuestra una de dos cosas: o que es más grande nuestro amor por los muertos que por los vivos, o nuestro mentido amor por los difuntos no es más que la máscara con que disfrazamos nuestro desamor por la humanidad doliente que nos rodea.
     No debemos profesar el culto a los muertos, aun cuando se trate de los seres más caros a nuestro corazón o más gloriosos para la causa.
     ¿Cómo poner nuestro amor en los muertos, en estos momentos en que es tan grande, tan trágico, tan heroico, tan soberbiamente emotivo el drama universal de nuestro siglo, de este siglo nuestro, en el que nosotros hemos tenido la suerte de nacer, y desde cuyo umbral nos es dado contemplar el maravilloso advenimiento del futuro?
     Tengamos en buenhora nuestro calendario rojo, aunque diariamente se agranda la constelación de nuestros héroes al extenderse por todo el mundo nuestra inmensa tragedia social. Pero no imitemos las prácticas supersticiosas de la burguesía. Que nuestra filosofía sea diametralmente opuesta a la de aquélla. Que cuando nos congreguemos para recordarlos, sólo sea para recoger su bandera y avanzar con ella más lejos de donde la recogimos.
     Seamos poetas de la vida siempre, aun frente a la muerte. Los muertos no existen, y mal podemos perder tiempo en reverenciar sus cenizas. Acordémonos de los vivos; ellos han menester de nuestro amor, de nuestra ayuda, de nuestra solidaridad, a todas horas del día. Sólo la humanidad viviente que nos rodea, que sufre, lucha, ama, y bebe en la fuente común del ideal para colmar su insaciable sed de amor y de justicia, merece absorber todas las potencias emocionales de nuestro corazón.
     Soy también enemigo del falso sentimentalismo revolucionario a estilo de esas mujeres que lloran en el cine y son panteras en sus casas. Amemos a los héroes del espíritu en vida, pero no esperemos a que se mueran para deificarlos. Me duele que, hasta para los anarquistas, los difuntos tengan más prestigio que los vivos. Reaccionemos contra ese resabio de superstición de fe en los muertos, que nos hace todavía tan tradicionalistas como los patriotas o los católicos.
     También entre nosotros el mandato de los muertos está siendo funesto a la causa de la revolución. Hay anarquistas conservadores que están, como los espiritistas, con el oído alerta a los oráculos de ultratumba, y con los ojos y el corazón cerrados al palpitante y tragediante drama humano de la realidad. Para estos camaradas, los muertos mandan: la palabra de aquellos es el catecismo absoluto del ideal.
     Ellos no pueden concebir que, si Marx o Bakunin hablaron hace más de medio siglo así como hablaron, podrían hablar ahora de otro modo.
     Y he aquí dos muertos gloriosos que, habiendo echado en común los cimientos del nuevo orden; que, habiendo sido los precursores, los abuelos de la Revolución, están haciendo pelear, por causa de sus discípulos idólatras (la peor clase de discípulos), a los hombres de esta generación, que tienen por delante la lección objetiva de la historia en la actual Revolución Rusa.
    




VOCABULARIO    CONTEXTUAL





 1.Capillas= Pequeños grupos de adictos a una persona o a una idea.

 2.Mentido= Falso, fingido, simulado.

 3.Caros= Preciados, amados, estimados.

 4.Calendario rojo= Refiérese a la distribución, en distintas fechas, de actividades radicales o revolucionarias.

 5.Constelación= Conjunto de personas con ciertos intereses en común.

 6.Supersticiosas= Que creen, de manera irracional, en el carácter sobrenatural de los acontecimientos.

 7.Han menester= Que necesitan de.

 8.Deificarlos= Endiosarlos, ensalzarlos, ponderarlos.

 9.Resabio= Mala costumbre que se ha adquirido.

10,Palpitante= De actualidad

11.Oráculos= Respuestas.

12.Marx= Karl Heinrich Marx (1818-1883)= Filósofo, intelectual y militante comunista alemán de origen judío. Sus obras más conocidas son el Manifiesto del Partido Comunista (en coautoría con Friedrich Engels) y El Capital.

13.Bakunin= Mijail Aleksándrovich Bakunin (1814-1876)= Filósofo ruso, es el más conocido de la primera generación de filósofos anarquistas y está considerado uno de los padres de este pensamiento.




domingo, 28 de abril de 2024

LOS NIÑOS DE ALBANY

 



                                               LOS NIÑOS DE ALBANY

(Artículo de 1916)


     ¡Cómo! ¿Pero es verdad que en Albany, Estados Unidos, sesenta mil niños han ido en manifestación a pedirle al gobernador que ejecute sin misericordia  a Pontón? ¿Pero no es espantoso que de las tiernas y gorjeantes gargantas de sesenta mil niños se haya hecho salir este clamor de muerte contra un infeliz reo? Por grande que haya sido el delito de Pontón, ¿a qué queda reducido frente a este otro delito de envenenar deliberadamente el alma de una legión de niños con tan feroz deseo?
     No; ésto no parece cosa sucedida en estos tiempos, ni en el seno de un pueblo civilizado. Esto parece cosa de otros tiempos, brote de crueldad en el alma de roca de gentes primitivas, no iniciadas aún en las prácticas mansas de Buda o de Cristo. Se concibe que en torno del infeliz que, en un momento de extravío amoroso, dio muerte a una mujer, se aglomeren los deudos de la víctima pidiendo justicia, esto es, venganza. Se concibe que este furor homicida de los deudos se transmita por contagio en los primeros momentos a los habitantes del pueblo o ciudad de la víctima. Pero no se concibe que se llame a los niños, a todos los niños de todas las escuelas, y se les haga partícipes de esta espeluznante orgía de odio. Y esas iglesias, esas innumerables iglesias que en las ciudades americanas propagan día y noche la doctrina de Cristo, toda amor, caridad, tolerancia y perdón, ¿qué hacen? ¿para qué sirven si no sirven ni siquiera para impedir que se escape de la garganta de los niños de Albany el sacrílego grito de venganza y muerte que acabamos de oír? ¡Y pensar que estas mismas iglesias, junto a las cuales acaba de darse el horrible espectáculo de tan innecesaria crueldad, envían constantemente misioneros a otros pueblos, y entre ellos a Puerto Rico, a predicar mansedumbre y caridad evangélicas! ¡Dónde mejor podrían actuar estos misioneros es allí donde el frenesí del odio puede tanto que hace salir de las escuelas a sesenta mil niños para que vayan en procesión solemne hasta la casa de un gobernador, y le conminen a ser inexorable, a matar fríamente al que mató en un vértigo, a obsequiar a unos infelices viejos --los padres del reo-- con el lúgubre regalo de Christmas de la muerte del ausente hijo que nunca ha de volver!
     Nosotros no sabemos leer ni sabemos correr tras el Dólar hasta reventar o hacernos millonarios. No sabemos unas cuantas cosas que para afear y entristecer la vida saben y practican nuestros señores los americanos. Sabemos muy poco, es verdad. Pero podemos afirmar rotundamente que en el seno de nuestra pobre y humilde comunidad jamás daremos el tremendo espectáculo de hacer colaborar a nuestros hijos en la obra de fría y estéril crueldad en que han colaborado los niños de Albany.
     Sabemos muy poquita cosa, muy poquita cosa. Ni siquiera hemos inventado el automóvil Ford, tan indispensable a la felicidad humana. Sabemos, sin embargo, perdonar. Y como el perdón necesita de la compasión, y la compasión necesita de la comprensión, y esta facultad de comprender necesita a su vez de la lenta y laboriosa decantación espiritual de una cultura que contribuyeron a formar siglos y más siglos, ¿qué podemos hacer, así pobres y humildes como somos, sino pedir a los dioses, con un poco de orgullo, que se apiaden de nuestros señores los americanos, y que, a cambio de hacerles olvidar muchas de las innumerables cosas que han aprendido para complicar y ensombrecer inútilmente la vida, les madure, depure y refine el espíritu de tal modo que, sin necesidad de ir a la escuela ni a la iglesia, sepan esa cosa sencilla y profunda que saben nuestros analfabetos: perdonar, esto es, compadecer, esto es, comprender. Cuando sepan esta sencilla, pero profunda y formidable cosa que se llama comprender, ya quizás no tendrán la extraordinaria agilidad juvenil con que persiguen hoy millones e inventan aparatos de mecánica; ya quizás no harán progresar tan velozmente sus industrias, sus casas, sus ciudades, sus muebles, sus zapatos, sus ropas; pero habrán progresado ellos mismos, esto es, tendrán una sensibilidad más aguda, una cerebración más intensa, y una visión más certera, más amplia y más profunda de la vida... Y al orgullo infantil de haber inventado el automóvil Ford y otras zarandajas de ferretería, sucederá un nuevo sentimiento de humanidad a la luz del cual la sombría procesión de los niños de Albany pidiendo ferozmente la muerte de un hombre, les parecerá una cosa tan cruel, tan tosca, tan primitiva, tan fea, que la creerán inverosímil y temblarán ante ella de verguenza y de horror.





VOCABULARIO       CONTEXTUAL





  1.Gorjeantes= Se dice de los niños cuando empiezan a hablar y formar la voz en la garganta.

  2.Feroz= Brutal, agresivo, cruel, despiadado.

  3.Orgía= Satisfacción de pasiones desenfrenadas.

  4.Sacrílego= Impío, envilecido, abominable.

  5.Vértigo= Arrebato, impulso, rapto.

  6.Lúgubre= Triste, funesto, melancólico.

  7.Fría= Falto de afecto o de sensibilidad.

  8.Estéril= Inútil, vana, infructuosa.

  9.Decantación= Inclinarse, tomar partido o decidirse por una opción entre varias.

10.Zarandajas= Baratijas, bagatelas, chucherías.

11.Tosca= Inculta, grosera, vulgar.





jueves, 25 de abril de 2024

LOS TRES ENEMIGOS DEL ALMA MODERNA [2]




                                   LOS TRES ENEMIGOS DEL ALMA MODERNA [2]

CINES Y TEATROS
(Artículo de 1921)



     Y ahora, conforme a lo anunciado en el número anterior, vamos con el cine y teatro. En primer lugar, existe el viejo pleito de si el cine matará al teatro o el teatro al cine. Yo creo que ninguno matará a ninguno. Al que están matando los dos, en competencia criminal, es al público, al pobre público que paga siempre mejor lo que más le idiotiza y envenena o aniquila (el alcohol, las drogas, el modisto, el cirujano, el charlatán profesional o político, etc.).
     Ambos, teatro y cine, pero más el último que el primero, por la sola razón de que alcanza al mayor número, son dos cosas enormes: son algo así como templos para comulgar con cuanto tiene de grandeza y misterio la vida. Son el dolor, la alegría, el niño, la mujer, el viejo, el torbellino, el remanso, el odio, el amor, la barcarola, el naufragio, la estrofa, el rugido: son esta miserable y excelsa cosa, en latido y en marcha perenne: ¡la vida!
     Son sí, dos cosas enormes; pero sólo en potencia. Sólo en potencia, porque lo que dan de sí hoy es una mescolanza informe de una vileza de expresión y de intención que supera hasta a la del asnal periodismo. Dos elementos entran siempre en la composición del horrible bodrio del teatro y del cine. Id al primer cine o al primer teatro que encontréis en Buenos Aires, y veréis cómo en el insulso plato que os sirven, nunca falta uno de estos dos ingredientes: o el sentimentalismo baboso, el romance barato, enemigo de la verdadera poesía, o el pornografismo más tonto y soez. Las dos cosas --sentimentalismo y pornografía-- son malas, pero puesto a escoger, yo escogería lo último, que, digan lo que digan las almas ingenuas, es menos degradante y corruptor que lo primero.
     En el cine es donde encontramos a toneladas la baba sentimental infecciosa de que hablo. Allí es donde crece y florece a sus anchas todo ese lodo humano --amor exaltado y enfermizo, y unilateral, y primitivo, de él a ella y de ella a él; celos estúpidos de asesino; hombría de bien negativa y ruin, consistente en devolverle el reloj al principal (millonario) o salvarle la hija de un fuego (para casarse con ella al final); héroes que han de ser siempre buenos mozos y excelentes boxeadores; truhanería cicatera e hipócrita en los buenos y maldad torpe y ciega en los malos; recompensa bien jugosa para aquéllos y palos, golpes y presidio de una crueldad feroz para éstos--, todo ese lodo humano, digo, que nos empuerca el corazón. Ese mundo que vemos allí, en el cine, no es, como dicen muchos, irreal, fantástico. No; es real. Es, por desgracia, el mismo mundo mezquino, hipócrita y helado, de todos los días. Su mal no está en ser una mala copia, sino en ser sólo una copia. Su mal está en que es convencional, convencional como la vida que hacemos, la vida que nos permite vivir el vientre de ballena éste que llamamos civilización. Es esta misma vida nuestra sin luz, sin espontaneidad, sin bondad, sin verdad, sin pan y sin amor..., pero idealizada, retocada y adobada hasta parecer buena y hacernos conformes --y hasta contentos y orgullosos-- con ella. Y ahí está el mal precisamente; ahí está el veneno. Cuando toda la esperanza del mundo radica en que nos hagamos mejores, en que cambiemos, en que ascendamos hacia un plano más alto de pensamiento y sentimiento, cambio imposible mientras sigamos con la moral mercenaria y roñosa (él, ella, tuyo y mío, golpe por golpe) en que estamos encharcados desde hace siglos, la labor del cine, que pone ante la gran masa social donde están los niños junto a los viejos, como bellos modelos a imitar, los ejemplares más típicos de la psicología de muñecos engendrada por la tosca moral consuetudinaria, no puede menos que resultar tan perniciosa como la más contagiosa y fulminante de las plagas.
     Y si del cine vamos al teatro, peor. Peor, porque en el cine, al menos, se ve y no se oye. El cine nos da figuras; el teatro nos da figuras y palabras. ¡Y qué palabras! Id al teatro argentino, al teatro popular por excelencia, y veréis, Veréis los instintos más bajos y plebeyos de la bestia sometidos a un halago sistemático que da náudeas. Veréis la matonería hecha norma, el caló hecho elegancia, la hembra de arrabal, que sólo tiene sexo, hecha heroína, y, sobre todo, veréis... ¡veréis, horror, el chiste mal sonante y mal oliente, ruin y maligno y tonto, convertido en la suprema finalidad artística del laureado, del aplaudido y enriquecido autor!
     Pero, --diréis-- ¿y qué van a hacer los pobrecitos autores, sino servirle el plato único que es del gusto del público? Y yo os replico enseguida que no estoy ahora haciendo la crítica de los autores, sino exponiendo un hecho: el hecho de la horrorosa deformidad artística y moral del teatro popular argentino. ¿Que los autores hacen bien de optar, entre ser ricos pronto y morirse de hambre lentamente, por ser ricos, y confeccionar el asqueroso bodrio al gusto popular, y mandar el arte y todo lo demás a paseo? Claro que sí. ¿Hay delito mayor que el de ser pobres dentro de este sistema social? Pero... ¿Y si no fuera éste el caso? Y si en lugar de ser el vulgo necio lo que hace a la obra necia fuese la obra necia la que hace al vulgo necio? El vulgo no es nunca tan espeso como parece. Prueba de que no lo es, la tenemos en que cuando, en lugar de la fábrica de chistes pedestres del género chico en España (y aquí, como dondequiera que se hable español, estamos en España) surgió la fina gracia, arrebolada de bondad y de poesía de los Quintero, el vulgo se salió inmediatamente del muladar de la chistografía barata y acudió, atropellándose, a deleitarse con la producción de los Quintero. Y si de este plano de gracia epidérmica se le hubiera querido elevar hasta el humorismo hondo y certero de los France y los Shaw, hasta allá, hasta ese altísimo nivel habría subido la misteriosa sed de sol que hace del mero vulgo el consagrador primero y eterno de los grandes, de los renovadores, hostilizados siempre por los sabihondos de la técnica y la crítica.
     Lo que pasa es que es más fácil dar toneladas de basura, de fétido estiércol mental del que hoy se nos sirve, que un solo relámpago de virginal y genuina espiritualidad. 
     Y si salimos del teatro populachero y nos vamos al grande, al serio... Alto ahí, señora (hablo con mi pluma), ¡alto ahí! que ya para sermón es bastante. Despídase sin chistar enseguida, y que queden así las cosas hasta el próximo número.



VOCABULARIO    CONTEXTUAL



  1.Barcarola= Canción popular de Italia, y especialmente de los gondoleros de Venecia.

  2.Bodrio= Cosa mal hecha o de mala calidad.

  3.Insulso= Falto de viveza, gracia o interés.

  4.Soez= Chabacano, ofensivo, grosero.

  5.Truhanería= Canallada, granujada, bribonería.

  6.Convencional= Usual, habitual, acostumbrado.

  7.Roñosa= Mezquina, egoista, cicatera.

  8.Se ve y no se oye= Es el año 1921, todavía de cine mudo.

  9.Caló= Especie de jerga de los gitanos españoles.

10.Espeso= Que no destaca, mediocre.

11.Quintero= Serafín Álvarez Quintero (1871-1938) y Joaquín Álvarez Quintero (1873-1944)= Comediógrafos españoles.

12.France= Anatole François Thibault (1844-1924)= Escritor francés, ganador del Premio Nobel de literatura de 1921.

13.Shaw= George Bernard Shaw (1856-1950)= Escritor irlandés, ganador del Premio Nobel de literatura de 1925.

14.Relámpago= Se dice de las cosas agudas, ingeniosas.






sábado, 13 de abril de 2024




                                                  EL CASO DEL TITANIC

(LECCION DE HEROISMO MANSO Y ELEGANTE)
(Fragmento del artículo de 1912 El Caso del Titanic)

     
     Ciertamente que el caso merece un comentario. No precisamente por el número de vidas perdidas en el naufragio, ni por la índole especial de la desgracia. Es por el rasgo, por el rasgo nuevo, tan noble y tan bello, de los que sucumbieron en dicha tragedia.
     Naufragios, explosiones, incendios, ruinas y catástrofes de todo género hay millares por el mundo; pero, si los cables no mienten, el caso del Titanic nos ofrece una novedad ante la cual bien vale la pena detenerse un momento a pensar.
     Sólo las mujeres y los niños se salvaron. Esto dice el cable.
     Quiere decir que estos hombres del Titanic, en el momento horrible del choque, cuando ya la muerte se les venía encima, cuando no quedaba ya otro recurso que el de ganar a todo trance los botes salvavidas, cuando todo parecía dispuesto para que el instinto de conservación se manifestase en su forma más ruda y más cruel, en lugar de volverse fieras, y, enloquecidos por el peligro, abrirse paso de cualquier modo, hiriendo y matando si era preciso, hasta alcanzar el bote salvavidas, se hacen a un lado todos para que pasen las mujeres y los niños, y mientras éstos ganan los botes y se alejan consternados del barco perdido, ellos, los hombres, se cruzan de brazos con un supremo gesto heroico ante el peligro y aguardan serenamente la muerte.
     No parece realidad. Parece más bien un pasaje de Homero, o un cuadro fantástico trazado por el genio romántico de Hugo.
     Y los hombres que esto hacen no son Bayardos y Roldanes de la edad caballeresca. Son unos cuantos industriales, comerciantes, periodistas y banqueros pertenecientes a esta edad del dollar, y, los más de ellos, oriundos también de la tierra del dollar.
     Hombres de trabajo y de placer rellenos de prosa que estrenan un barco.
     ¿Quién había de pensar que tales hombres, prosaicos y burgueses hasta la raíz del alma, iban a embellecer sus postreros momentos a bordo del Titanic con la luz de un heroísmo nunca visto, heroísmo manso y elegante, infinitamente superior al heroísmo homicida de los poemas homéricos?
     ¿Quién había de sospechar que hombres de alma dura, basta y redonda como el dollar, sin refinamientos artísticos ni repliegues filosóficos, iban a adoptar ante la muerte ese gallardo gesto byroniano en que, desdeñosos del peligro de la propia vida y esclavos de la galantería, su instinto de conservación es sojuzgado en el momento crítico hasta quedar como una alfombra, tendido, suave y manso, a los pies de las mujeres y los niños?
     ¿Quién osará después de esto decir -como se ha venido diciendo siempre- que los hombres de la edad presente carecen de toda idealidad, de todo impulso bellamente heroico?
     ¿Qué paladín de las edades caballerescas, qué Héctor, qué Alejandro, qué César, qué Cid ha dado al mundo espectáculo semejante al de los hombres del Titanic?
     Y en el naufragio del Titanic, donde zozobran dólares, ambiciones, instintos egoístas y mil cosas prácticas de peso, sólo se salvan las mujeres y los niños, esto es, la parte débil, pero la más delicada y bella de la especie humana, ¡la poesía!
         Los niños y las mujeres. ¿Hay algo que mejor que ellos encarne la poesía de la vida? Pues ahí está ella, la poesía, esa divina cosa etérea que muchos desdeñan, flotando -sana y salva- sobre las ondas mismas que se tragaron tantas toneladas de cosas prácticas a bordo del Titanic. Ahí está ella -la inmensa y la eterna- brillando y triunfando, no en aladas estrofas de iluminados poetas, sino en las almas mismas de los millonarios, de los comerciantes, de los hombres de bolsa y de panza. Ahí está ella esparciendo, sobre la escena trágica del hundimiento de un barco, un delicado destello de idealidad que no encontramos en las hazañas de los Alejandros y los Césares. “Muramos nosotros y que se salven las mujeres y los niños”. Eso dijeron sencillamente aquellos hombres oscuros; eso decían, mientras el enorme barco herido se iba hundiendo en la mar y en la noche. Y mientras el agua y la muerte subían a arroparlos para siempre, allá lejos sonaban los adioses de las mujeres y los niños, ante cuya omnipotente debilidad, y ante cuya excelsa y misteriosa y fascinante idealidad, una muchedumbre de hombres sencillos, de faena y de rutina, sin pizca de sentimientos poéticos, acababa de inmolarse, sobreponiéndose a lo que hay de más fuerte y apremiante en todo hombre: el instinto de conservación.



VOCABULARIO CONTEXTUAL



1.Heroísmo= Realización de hechos extraordinarios y abnegados en servicio del prójimo.

2.Manso= Sereno, apacible, sosegado. Sin presunción. 
 
3.Elegante= Gallardo, caballeroso, deferente.


4.Ruda= Violenta, impetuosa, desconsiderada.

5.Tierra del dollar= Estados Unidos de Norteamérica.

 6.Prosa= Aspecto de las cosas que se oponen a lo ideal. Lo corriente, lo vulgar.

 7.Prosaicos= Faltos de idealidad o elevación; insulsos, vulgares.

  8.Burgueses= Pertenecientes a la clase media u opulenta.


  9.Basta= Grosera, tosca, sin pulimento.

10.Redonda= Se refiere en forma figurativa y familiar a las monedas.

11.Gallardo= Valiente, audaz, denodado.

12.Desdeñosos= Indiferentes, impasibles, imperturbables.

13.Galantería= Caballerosidad, hidalguía, altruismo.

14.Zozobran= Que se pierden o se van a pique (que se hunden). 

15.De faena y de rutina= Dedicados al trabajo ordinario y repetitivo.

16.Inmolarse= Dar la vida en beneficio de otros.