martes, 19 de noviembre de 2013

El Buey Mogolla






El Buey Mogolla
(Artículo del 5 de julio de 1915)



      Mi tía Celia era una linda chiquilla de nueve años en la misma época ya lejana en que yo era un abominable estafermo de siete. Ella era inquieta, charlatana, emprendedora, saltarina, ciclónica; y yo era para ella una mezcla de admirador, imitador, servil escudero y sirviente. Los dos éramos unos salvajes que teníamos en constante sobresalto a mi abuela; pero, mientras ella saltaba zanjas y trepaba a los árboles con gracia y facilidad extraordinarias, yo, pobre mezcla de admirador, imitador, escudero y lacayo, me rompía y me volvía a romper con estoica resignación las griegas narices cada vez que ensayaba la copia literal de una de sus proezas. 
     Y sucedió que en nuestra casa habitaba un extraño animal que se llamaba el buey Mogolla. Este mi inolvidable y bien amado buey Mogolla se llamaba así, porque, enfermo y huérfano desde pocos días después de nacer, fue recogido en casa de mis abuelos y criado y mimado de tal modo, que, desde su más tierna infancia, se acostumbró a comer de todo como si hubiera sido un ser humano. La comida que más le gustaba era una mogolla o mezcla de toda clase de viandas del país, la que generalmente se le servía en el hueco de una canoa.
     Pues bien; un día en que, de regreso de una arriesgada excursión al lugar hermético y sagrado donde mi abuela cultivaba, con un cuidado casi religioso, sus lechugas, y repollos, rábanos y demás preciosas hortalizas (excursión que culminó en una victoriosa y total destrucción de cuanto allí encontramos), aconteció que a mi respetable señora tía le dió de repente con obsequiarme con una espléndida comida. Y como no hubo jamás escudero de caballero o dama andante (o saltante) que no fuera goloso, a mí se me hizo la boca agua, y lleno de entusiasmo, me preparé a ayudar a mi tía. Robamos a la cocinera, como Dios nos dió a entender, todo el arroz y el bacalao necesario, y nos fuimos al fondo de una vieja canoa que había en el batey, a hacer fuego, y a hervir agua, y a realizar, con un gran silencio y un gran recogimiento espiritual, todos los actos necesarios para la confección del sabroso condumio conocido con el nombre sonoro y evocador de "arroz con bacalao". El fuego se encendía y se volvía a apagar, y el agua no hervía, y los granos de arroz esperaban, pero las dificultades nada significaban en el heroico ánimo de mi tía, y por fin -¡por fin!- ante los ojos conmovidos de la dama saltante y su fiel escudero estaba ya para surgir el ensueño realizado en forma de una latita sucia conteniendo el guisado de un arroz con bacalao sin manteca, deliciosamente salpicado de negrúzcas partículas de tierra. Yo me sentía feliz hasta los mismos tuétanos y alargaba ya la temblorosa y agradecida mano en dirección del plato, cuando veo de pronto que la latita se le cae de las manos a mi intrépida tía, y que a ésta se le pone la cara intensamente pálida, al mismo tiempo que sale de su garganta un penetrante grito. Lleno de espanto trato de incorporarme para echar a correr... y, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, por encima de nosotros vi yo balanceándose a un lado y a otro la espantable catadura de un horrible monstruo, tal como jamás lo había soñado. Un hocico desmesurado, dos enormes ojos negros que a mí me pareció que llameaban; y, coronando la feroz cabeza, dos asesinos cuernos infernales. Helados de espanto, mezclamos nuestros gritos, mientras que el monstruo, sacando de la desmesurada bocaza una lengua inaudita, empezó a lamernos la cara como preparándose a devorarnos.
     Y fue tal el susto de la dama saltante y de su fiel escudero, que acabamos por perder el conocimiento, y cuando acudieron en nuestro socorro éramos ya como dos cadáveres que el manso, amable y casi humano buey Mogolla contemplaba y lamía de cuando en cuando melancólicamente.
     Y pasaron y pasaron los años, y de las figuras de aquel cuadro infantil no queda ya en el mundo más que una. Una que ha caminado tanto y tanto que ya siente cansancio y ganas de llegar. De llegar, para volverse sombra y trocarse en recuerdo, y llevar a otras almas la misma onda lejana de música triste que hoy solloza en mi alma ante las sombras tan lejanas, tan ingenuas, tan amadas, tan dolientes, tan irreales, del manso y casi humano buey Mogolla y de mi linda y adorada tía.



Vocabulario





  1.Mogolla= Mezcla de diferentes elementos.

 2.Estafermo= Persona como embobada y sin acción. Pelele, monigote.

  3.Lacayo= Sirviente, criado, peón.

  4.Estoica= Fortaleza y serenidad ante la desgracia.

  5.Griegas narices= Nariz que ofrece un perfil continuo con la frente.

  6.Copia literal= Que reproduce con exactitud lo que se ha hecho.

  7.Canoa= Especie de cajón más largo que ancho que sirve para dar de comer a los animales de la finca.

  8.Hermético= Cercado, encerrado, vallado.

  9.Goloso= Aficionado a andar comiendo.

10.Batey= Palabra de origen caribe. En las Antillas es sinónimo de patio.

11.Condumio= Cualquier cosa guisada y, por extensión, comida.

12.Hasta los mismos tuétanos= Hasta lo más íntimo y profundo.

13.Catadura= Facha, apariencia, aspecto.

14.Inaudita= Asombrosa, increíble, inconcebible.





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