domingo, 16 de febrero de 2020

UNA CASTA SAGRADA






UNA CASTA SAGRADA
(Artículo de 1916)



     Desde niño estoy oyendo hablar con respeto, casi con veneración, de la clase contribuyente. Esta clase contribuyente, a juicio de muchos, debe ser la más favorecida, la más mimada por las leyes, ya que ella es la que paga los gastos de la administración pública. Ahora mismo nuestros legisladores, mejor dicho, los empingorotados legisladores americanos que legislan por nosotros, legisladores que no ven más allá de sus narices, han decretado que pierden el voto nuestros analfabetos todos; todos, menos aquellos que paguen tres o más dólares de contribución. A estos, así no hayan visto un tintero en su vida, no les alcanza la tiránica expoliación. Estos carecerán de letras, pero no de capacidad; (ya se sabe que la falta de capacidad de los analfabetos es el burdo pretexto). Y no carecerán de capacidad, aunque carezcan de letras, porque pertenecen a la clase sagrada, a la casta sacrosanta de los contribuyentes. Pues bien; cierto certero y malhadado instinto que he tenido siempre de las grandes injusticias sociales, me llevó a preocuparme de estos fueros de que goza en todas partes la clase contribuyente, y de esta preocupación he venido a parar al descubrimiento de que en este punto también es disparatado y maligno el sistema social que nos oprime y descoyunta desde la cuna. ¿Quién le ha dicho a nadie que los que tienen bienes sujetos a contribución son los únicos contribuyentes? Precisamente los más ricos, los que le pagan al Tesoro más, son los que en realidad menos contribuyen. Parece una paradoja, pero es una verdad como un templo: los mayores contribuyentes son los menores contribuyentes. Y no me abra nadie la boca creyendo que he dicho un desatino, porque aquí el único desatino, el desatino mayúsculo y bárbaro lo cometen únicamente los rutinarios, los que juzgan de las cosas por la superficie, los que no se paran jamás ni un minuto a preguntarse en serio si lo que les enseñaron sus padres o sus maestros será o no un nauseabundo disparate, conservado y transmitido con veneración de padres a hijos. ¿Quiénes son, dónde están, cómo se llaman los verdaderos, los únicos, los más grandes contribuyentes? Pues son los pobres, y están en todas partes, pero más en el campo que en la ciudad, y se llaman una veces jíbaros y otras obreros. Y donde quiera que estén y como quiera que se llamen, son ellos los que más contribuyen. Sí, amigo don Juan, amigo don Antonio y amigo don Pedro: aunque cada uno de ustedes tiene, de buena fe, la creencia de que el camino y la calle y la luz y el ferrocarril y la escuela y el acueducto deben ser iniciados por ustedes y para ustedes, por la razón, aparentemente apabullante, de que cada uno de ustedes contribuye con mil, con diez mil, con veinte mil monedas para los gastos públicos, es lo cierto que por debajo de ustedes, muy abajo, está alguien que contribuye más, mucho más que ustedes. Ese alguien, que está tan abajo que ustedes casi no le alcanzan con la vista, anda sucio, desgreñado, descalzo y haraposo; pero, os lo digo otra vez, contribuye mucho más que ustedes. Porque, mientras ustedes contribuyen con dinero, con más o menos dinero, ellos contribuyen con su sudor, con su fatiga; con su espinazo doblado todo el santo día, bajo el furor del sol, sobre la tierra mojada o tostada de ustedes; con su ahinco, con su afán, con su miseria, con su dolor de carecer de todo, con su hambre, con su sed, con su sangre, con su salud, con su fuerza, con su alegría, con su orgullo, con su vida. ¿Creen ustedes que es floja la contribución ésta? Pues ¡ca! vamos a ver ahora mismo quién de ustedes, mis queridos y gordos amigos don Juan, don Antonio y don Pedro, se lanza a la vega con azada en mano y me trabaja al sol, por una sola vez siquiera, durante seis horas. --"Pero es que- me diréis-- es que, aún admitiendo que ellos dan todo eso, es lo cierto que lo dan porque nosotros con nuestro dinero les suministramos el medio de darlo."  Muy bien, muy bien. Ustedes con su dinero son los que les exprimen su sudor: muy bien. Pero ¿qué vale más, el dinero de ustedes o la vida de ellos? Seguro estoy de que sois unas buenas personas; pero más seguro estoy todavía de que en vuestro fuero interno estáis contestándome, con una sonrisita socarrona, que vale más el dinero de ustedes que la vida de ellos. Pero yo os lo vuelvo a preguntar: ¿y quién le hace más falta a quién? ¿Ustedes con su dinero a ellos, o ellos con su trabajo a ustedes? Si ellos, miles y más miles de ellos no hubieran trabajado, ¿tendrían ustedes su dinero? Ahora mismo, que se les castiga por no saber leer ni escribir, si ellos, obedientes a la lección del imbécil castigo, dejan bruscamente el campo o el taller y se vienen todos en tropel al pueblo pidiendo que les enseñen a leer y escribir, ¿a cuántos de ustedes dentro de un  año les quedaría una mísera peseta? ¿No ven ustedes, hombres de Dios, que su empingorotado capital de ustedes no puede subsistir sin ellos, y que ellos, en cambio, sin el capital de ustedes, seguirían teniendo brazos, que es todo cuanto necesitan para vivir?... ¡Ay, mis buenos pero incomprensivos amigos don Juan, don Antonio y don Pedro!...




VOCABULARIO CONTEXTUAL




  1.Empingorotados= Elevados, engreídos, presuntuosos, soberbios.

  2.Expoliación= Despojo, usurpación, privación.

  3.Burdo= Vulgar, ordinario, grosero.

  4.Casta= Clase, condición, categoría.

  5.Malhadado= Desventurado, infortunado, desdichado, desgraciado.

  6.Fueros= Privilegios, exenciones, concesiones.

  7.Descoyunta= Que desquicia, perturba, altera.

  8.Verdad como un templo= Aquella que es evidente o la que se tiene por tal.

 9.Rutinarios= Personas que tienen el hábito de hacer las cosas sin pensarlas.

10.Apabullante= Imponente, formidable, excepcional.

11.Ahinco= Empeño, tesón, fervor, perseverancia.

12.¡Ca!= Interjección negativa de carácter popular que indica sorpresa, disgusto, enfado.

13.Socarrona= Burlona, irónica, sarcástica.






martes, 4 de febrero de 2020

CERDOS O TIGRES






CERDOS O TIGRES
(Fragmento del artículo de 1915 Cerdos o Tigres)





      Muchos hombres inteligentes se lamentan de la sangre, de las lágrimas, del dolor, en fin, que produce la guerra, pero yo les pregunto: ¿es que este estado de sangre, de lágrimas y dolores de todas clases es peculiar sólo de la guerra? ¿es que el mundo estaba tan bien organizado que era un paraíso antes de la guerra?
     No; no era un paraíso, ni siquiera un purgatorio. Por la estupidez secular de los hombres, lo que pudo ser un paraíso lo hemos vuelto un corral o pesebre mucho más odioso que un infierno. Restricción aquí y restricción allá, para lograr relativo bienestar, las más de las veces puramente físico, necesitamos dejar de ser hombres, abdicando de cuanto de noble y generoso tenemos en el alma, para volvernos raquíticos, sórdidos, viles, ramplones, mercenarios, solapados, traicioneros; sucias y despreciables alimañas reventando de baja codicia.
     Una de dos: o es uno tan mediocre, tan poquita cosa, que no le hace sombra a nadie, y consiente de buen grado en seguir la rutina, el camino trillado por donde han ido los muchos burros inconscientes y satisfechos que en el mundo han sido, o es uno de esos hipocritones cejijuntos y apestosos a respetabilidad que están dispuestos a cualquier infamia, siempre que esta infamia la puedan realizar impunemente, sin choque con la ley y sin escándalo de nadie. Y como este último camino de la hipocresía es incompatible en todas partes con toda fuerte organización de hombre superior, de ahí que sólo los listos, los hábiles, los astutos, las felices medianías flexibles de espinazo, los hombres de tipo medio, en fin, cuya mentalidad está tan lejos de la del hombre superior como de la del mediocre, sean los que tienen la vía ancha y expedita desde que nacen para llegar a todas las cumbres políticas y sociales.
     Y ahora déjeseme volver a preguntar: ¿un mundo así, donde para aspirar a un poco de bienestar es preciso ser nulo o bribón, vale la pena de poner empeño en mantenerlo en paz? No. Lo dije otra vez y lo repetiré machaconamente un millón de veces: puesto que la paz de que gozamos es una ficción burda ya que lo cierto es que vivimos como perros hambrientos disputándonos ferozmente los pocos mendrugos que nos caen de la mesa de los tres o cuatros potentados de cada país, bien está que a la pelea solapada, mañosa y rastrera que sosteníamos, suceda la pelea franca y noble de los campos de batalla donde va el hombre a engrandecerse con la grandeza trágica del minuto supremo en que siente que su vida es de vidrio y va a romperse. De esa gran convulsión social y política, es indudable que algún cambio ha de sobrevenir. Y como peor de lo que estamos no podremos estar --porque ninguna evolución humana, como ésta del capitalismo a que hemos llegado, puede hacer del hombre un esclavo más abyecto y torturado de lo que es hoy-- es evidente que debemos dar gracias a los dioses, y hasta caer en la cursi majadería de cantar himnos, por el advenimiento de esta santa y bella explosión de ira que llena de cadáveres los campos europeos.
     Sí; que siga la zambra y que corra a torrentes la sangre de los hombres, si es que de esa sangre derramada ha de surgir un cambio. Y si no ha de surgir un cambio y hemos de escoger entre seguir viviendo como cerdos o matarnos como fieras, que siga de todos modos la zambra y que corra a torrentes la sangre de los hombres y que sea la matanza nuestro único ideal. Que mejor es matar de un zarpazo o morir de un zarpazo, que ir echando barriga y volviéndose respetable, a fuerza de negación u ocultación de sí mismo, en esta necia vida gazmoña y cochina que vamos viviendo...





VOCABULARIO CONTEXTUAL



  1.La guerra= Primera Guerra Mundial (1914-1918)

  2.Cerdos= Hombres indecentes, deshonestos, desvergonzados.

  3.Tigres= Hombres crueles, inhumanos, sanguinarios.

  4.Cejijuntos= Ceñudos= Con gesto de concentración, seriedad o preocupación.

  5. Expedita= Libre de estorbos u obstáculos.

  6.Nulo= Incapaz, inepto.

  7.Machaconamente= De forma reiterada.

  8.Abyecto= Vil, despreciable.

  9.Cursi= Que con apariencia de elegancia es ridículo y de mal gusto.
 

10.Majadería= Bobería, simpleza, necedad.
  
11.Zambra= Fiesta con bulla y regocijo.

 

12.Gazmoña= Mojigata, santurrona, hipócrita.