jueves, 30 de junio de 2022

LA META

 



                                                           LA META

 (Fragmento del artículo de 1918 
Vislumbres del Enigma)

     La casa recia, de ladrillo, hecha como para burlarse del tiempo; dentro de la casa los muebles, fuertes, duros, tan eternos como la casa; y fuera de la casa el esfuerzo continuo, perseverante, para conquistarnos posiciones tan sólidas, tan altas, que duren siglos. Hemos trabajado hasta reventar por lo externo, por la casa, por los muebles, por la posición, pero nada hemos hecho por nosotros. Nuestra curiosidad, nuestra gran curiosidad ante el espectáculo del mundo se quedó insaciada, nuestros afectos durmieron, nuestras células cerebrales no vibraron... y el moho nos consumió y todo nuestro mecanismo quedó, por la inacción, atrofiado y perdido en sus órganos más nobles y esenciales, tales como el corazón y el cerebro. Es como si un pájaro, por obstinarse en hacerse de un seguro e indestructible asilo, se pasase la vida en la tarea de construirlo. Habría nido, quizás, algún día, pero el pájaro, por no haber volado, por no haber trinado, por no haber amado, por no haber respondido a sus instintos, estaría ya atrofiado e insensibilizado de tal modo que más que para el nido serviría para el reposo de la muerte.
     Librémonos del fardo pesadísimo de preocupaciones que arropan y sofocan nuestra verdadera alma; y ya hechos a mirarnos a nosotros mismos como a simples caminantes, marchemos sin miedo, sin cojernos pena, alegremente, con los ojos tan abiertos, tan llenos de curiosa simpatía hacia las cosas que contemplan, como los de una tropa de soldados jóvenes y sanos que, sabedora de que marcha al encuentro de una muerte cierta en las garras de un enemigo diez veces superior, pone en su mirada la cálida fulguración que es a la vez saludo y despedida.





VOCABULARIO





  1.Recia= Fuerte.
   
  2.Perseverante= Que se mantiene constante en continuar lo empezado.
 
  3.Reventar= Fatigarse mucho con exceso de trabajo.
 
  4.Curiosidad= Inquietud por saber o averiguar lo ignorado.

  5.Insaciada= Que no está satisfecha o complacida.
  
  6.Atrofiado= Empequeñecido, reducido, sin desarrollo.

  7.Fardo= Impedimento.

  8.Curiosa simpatía= Deseo de saber alguna cosa con inclinación de agrado.

lunes, 27 de junio de 2022

YO ERA UN VIEJO MENDIGO

 



                                        YO ERA UN VIEJO MENDIGO

(Artículo de 1915)

   Yo era un viejo mendigo...
   Yo era un viejo mendigo que iba por los caminos con la sola impedimenta y compañía de mi mochila y mi bastón.
     Antes, ya hacía tiempo, yo había sido eso que llaman caballero, esto es, una cosa triste, una cosa incolora, inerte, una mezcla abominable de virtudes pequeñas y de minúsculos vicios cobardes y toscos.
     Pero llegó un día en que mi sangre y mis nervios rebeldes brincaron coléricos, y fuí hombre otra vez, y sentí y pensé por mí mismo, en menosprecio y desafío de los cánones sociales... Y rodé y rodé tanto a consecuencia de mi loca resolución de no ser más un ridículo y vacuo monigote social, que no tardaron en venir las alimañas de la miseria. Vinieron las viscosas alimañas de la negra miseria, y se cebaron en mi carne y en mi alma. Y sentí angustia, y pensé en el suicidio. Pero he aquí que de pronto veo claro en la noche de mis pensamientos y me convenzo que era tonto morir cuando me quedaba aún dentro de la vida una nueva y tentadora aventura --la última-- que emprender. "Similia similibus curantur." ¿Padecía de miseria? Pues en la miseria misma había de hallar remedio y olvido.    Y una tarde lluviosa de enero en que todas las cosas se hacían musicales y le cantaban a mi alma ensoñadora vagas melancolías, resolví recobrar mi dignidad perdida, y en un rapto orgulloso de amor a la vida, me llené de humildad, tendí la mano en demanda de una limosna, y abracé para siempre la romántica y noble carrera de mendigo.
     Y ya hace varios años que voy por los caminos sin prisa y sin rumbo, saboreando a diario la enorme y casi terrible voluptuosidad de sentirme, dentro de mis harapos, solo y libre, rey de mis emociones y de mis pensamientos en un mundo en que todo es esclavo. Y desde la cumbre de mi inmensa humildad, miro la vida bajo un aspecto nuevo y amplio y casi sonriente; y cada piedra, cada árbol y cada monte y cada bestia del camino me detienen y me acarician dulcemente, ofreciéndose a mis ojos con indecisos e inefables lineamientos de enigma y de poema.  Y voy andando, andando. Y pasan junto a mí los erguidos señores de la tierra, y yo les miro sin odio y sin amor, pero con pena, con mucha pena de su ceguedad, de su sordera, de su espantable insensibilidad marmórea que les hace fuertes como dioses, pero que también les despoja de todo calor de humanidad, volviéndolos cadáveres antes de haber muerto.
     Y era otra vez una tarde lluviosa de enero, toda melancolía. Y era, en el tierno regazo de la tarde aquella, una lomita verde, suavemente ondulada y amable. Y era sobre el verdor ingenuo de la loma, la visión gris de un bohío campesino... Yo llegué a la casita, y pedí, desde la puerta, un rincón donde guarecerme de la lluvia. Y del interior de la casita salió una voz de plata que me dijo que entrara, y luego una figura de mujer bella y joven se me puso delante. Y pasó entonces por mi alma, como una puñalada, un agudo pesar de no ser caballero y galán como antes. Pero aquella congoja fue breve, y, transcurrido un minuto de contemplación y de tímida charla en el seno de la rústica familia moradora del bohío, volvió a hacerse la paz en mi alma de mendigo, al tiempo que allá fuera la lluvia había callado y se extendía la noche. Siguió la plática a medida que se iban encendiendo las estrellas, y mientras de mis labios de mendigo iba saliendo lentamente la tenue luz crepuscular de la historia de mi vida vagabunda, ensoñadora y mendicante, a los ojos de la muchacha se asomaba de cuando en cuando un resplandor de simpatía. Y yo tuve la pequeña e infinita ventura de dormirme aquella noche pensando que entre el encanto de aquella mujer cuyos ojos me habían amado, y el encanto del viento que zumbaba en la yaguas del bohío, y el encanto lejano de la luna bajo cuyo ensalmo reposaba la verde lomita de silueta ondulada y amable, existía desde la eternidad como un hilo que los enlazaba y como un pacto milagroso de no ser, de no darse plenamente sino al hombre dotado de heroísmo suficiente, no para descubrir tierras ni emancipar pueblos, sino para descubrirse a sí mismo, y dotar a su espíritu, a través de la suprema humildad, del orgullo supremo de sentirse sereno, solo y libre en un mundo de esclavos. Amaneció; me dispuse a salir, y afablemente dije mi adiós a todos. La mano de la niña temblaba levemente al estrechar la mía... y yo me dije a mí mismo que nunca más, nunca más, le haría a mi suerte el imbécil reproche de haber dejado para siempre de ser caballero y galán. Salí al batey. Acaricié al pasar el húmedo y bello hocico de un becerro que por allí triscaba, entregado todavía al alborozo de la mañana, y empecé a caminar mochila al hombro por una vereda que llevaba a un río. Y anda, anda, anda.
     Yo era un viejo mendigo...




                                    VOCABULARIO   CONTEXTUAL




  1.Impedimenta= Bagaje que suele llevar la ropa. Mochila.

  2.Incolora= Impersonal, indiferente, insulsa.
   
  3.Inerte= Desidiosa, apática, indolente.

 4.Abominable= Digno de ser aborrecido por malo o perjudicial.

  5.Cánones sociales= Reglas o preceptos, generalmente fijados por las costumbres o los usos.

  6.Vacuo= Superficial, insustancial, trivial.

  7.Monigote= Títere, pelele, fantoche.

  8.Alimañas= Dícese de las cosas malas y perversas que causan gran daño.

  9.Viscosas= Dícese de las cosas pegajosas que  se adhieren a uno.

10.Cebaron= Que se ensañaron con él causándole daño o dolor

11.Similia similibus curantur= Lo semejante con su semejante se cura, un clavo saca otro clavo.

12.Rapto= Impulso, emoción o sentimiento muy intenso.

13.Romántica= Noble de ánimo, sentimental, soñadora.

14.Voluptuosidad= Gozo, placer, deleite.

15.Inefables= Que no se pueden explicar con palabras.

16.Lineamientos= Dícese de los rasgos  o características de las cosas.

17.Enigma= Cosa difícil de comprender.

18.Erguidos= Engreídos, ensoberbecidos, envanecidos.

19.Marmórea= Semejante al mármol en algunas de sus cualidades.

20.Bohío=  Cabaña de América, hecha de madera y ramas, caña o pajas.

21.Mendicante= Que mendiga o pide limosnas.

22.Yaguas= Láminas fibrosas que rodean la parte superior de la palma real y con las cuales se techaban las chozas de los indios y de los campesinos.

23.Ensalmo= Hechizo, encanto, seducción

24.Triscaba= Jugueteaba, retozaba, correteaba.




sábado, 18 de junio de 2022

Riqueza y Pobreza VIII

 




Noveno de una serie de nueve artículos sobre el tema.



Quedamos en que afirmaba yo que el Estado podía impedir que los hombres se peleasen por el dinero.  


¿Cómo? Muy sencillamente; volviéndose él -el Estado- el único capitalista. En lugar de un capitalsta aquí y otro allá que acaparan y monopolizan todo el dinero, un solo capital, una sola caja en manos del Estado, y todos los hombres pasando a ser pupilos pensionados de ese Estado. Los hombres, manteniendo perpetuamente al Estado con su labor diaria, labor que sólo habría obligación de prestar hasta determinada edad, y que es seguro que sólo significaría para cada uno un sacrificio diario de dos o tres horas de su tiempo. A cambio de eso, el Estado asegurándole, garantizándole a cada hombre el goce pleno de su vida mediante una pensión pagadera en dinero diariamente, la cual pensión habría de ser bastante no sólo para la satisfacción de sus necesidades elementales o animales, sino para las que nacen de sus fuentes más delicadas y nobles.

Antiguamente los hombres cachazudos soltaban la risa cuando se les hablaba de un Estado así. Hoy los trusts, esos enormes trusts omnipotentes, han venido a probar la posibilidad y la viabilidad del Estado en cuestión. Porque, si es posible una corporación en la que millares de hombres se asocien con un nombre colectivo para una empresa cualquiera, no hay razón para que todos los hombres de un pueblo no puedan unirse para constituir con el nombre de Estado u otro cualquiera, un formidable trust para la magna obra de socializar la propiedad y garantizarle a cada hombre su ración de vida.

Pero -se me dirá- si se le asegura a cada hombre una pensión, muy pocos trabajarían. Y yo digo que en el Estado que yo preconizo, BASADO PRECISAMENTE EN EL TRABAJO DE TODOS, todos tendrían que dar su ración de trabajo para tener derecho a su ración de vida. El vago de oficio -candidato a pobre- no sería tolerado ni un instante. De la misma manera que, sin necesidad de tribunales ni de policía, nos libramos hoy, por la inmediata e instintiva alarma de toda la comunidad de los dientes de un perro rabioso, en el Estado nuevo, la presencia de un vago, de un hombre dispuesto a vivir vida de parásito al estilo de los ricos y burócratas de hoy, esto es, consumiendo sin producir, sería acogida con la misma alarma que un caso de rabia u otra epidemia, y el vago correría la misma suerte que el perro rabioso. La divisa del nuevo Estado sería precisamente esa: <ni vagos, ni pobres>.

Pero -se me volverá a decir- si algunos, los más sobrios, empiezan a guardarse parte de la pensión recibida, pronto se pondrían a acumular dinero, y volveríamos irremisiblemente a las andadas, esto es, al capitalismo de hoy, con su secuela natural de ruina y de pobreza para el mayor número.

Y yo digo que de la misma manera que la comunidad misma se sacudiría de encima, por egoísmo, al vago, temeroso de su contagio, también reaccionaría toda por alarma instintiva contra un caso de avaricia. Y el hombre cogido en flagrante delito de traición a la comunidad guardando para sí la parte de pensión que no quiso o no supo gastar, con el malvado intento de arrancársela para siempre a los fondos del Estado, sería tratado sin ningún miramiento, con la misma implacable severidad que el vago o el perro rabioso.

Es sabido que todo lo que se opone de una manera fundamental a la tranquilidad, salud, bienestar o prejuicios de una colectividad, es eliminado indefectiblemente del seno de tal colectividad, sin necesidad de policías ni de jueces. Ya puede un Estado pasarse años y años promulgando leyes, que si estas leyes no arraigan de algún modo en algún recoveco del alma colectiva, del alma del pueblo, nadie, ni jueces, ni carceleros, ni guardias, la librarán de verse burladas, pisoteadas, y olvidadas por todo el mundo. En cambio, cuando una ley se basa en una necesidad o sentimiento de la colectividad, cada ciudadano, cada hombre, cada calle, cada casa, constituye un celoso guardián de dicha ley.

He ahí, pues, el morrocotudo problema del abaratamiento del dinero resuelto. He ahí el dinero -que es hoy una maldición- visitando periódicamente a cada hombre, brillando como el sol para todos y no para unos pocos, viniendo como el agua a cada casa a saciar la sed de vida de todos los hombres.

Queda todavía otra objeción que hacer: la falta de estímulo, fuente de donde sale el progreso, Muerta la  ambición de acumular dinero, moriría también la actividad humana, y no habría progreso, oigo que alguien me dice.

Vamos a suponer, contesto yo, que muriese el progreso. ¿Qué importa el progreso? ¿Acaso hemos venido al mundo para servirle al progreso? No; hemos venido para servirnos a nosotros mismos. Servidos y satisfechos nosotros, bien puede irse el progreso a la porra.

Pero es que yo niego que sea verdad eso de que el hombre no obedece a otro estímulo, para desarrollar su actividad, que el de acumular dinero.

Es más, para mí el estímulo del dinero es puramente artificial, removido el cual quedarían en perenne función todas las energías de la máquina humana.

Si hoy nos peleamos por un puñado de onzas, porque desdichadamente hemos llegado a darle más valor al símbolo que a la cosa, al puñado de onzas más que al hombre, mañana -disipado para siempre el fantasma de la pobreza- quedarían en pie todas las ambiciones naturales que hoy nos mueven. ¿Quién se atreve a negar lo que puede como estímulo en el hombre -aún en el hombre mixtificado de hoy- la ambición del saber, la ambición del amor, la ambición de la gloria, fuertes e indestructibles y preciosos resortes en el alma humana de todas las épocas?

Lo expuesto es un mero esbozo y no un cuadro definitivo y completo de un sistema social.

De una nueva sociedad pujante y bella que yo siento avanzar en vuelo de huracán hacia nosotros...



VOCABULARIO   CONTEXTUAL    



1.Cachazudos= Lentos, tardos, parsimoniosos.

2.Trusts= Importante asociación financiera de grandes industriales que trata de monopolizar una determinada industria.

3.Preconizo= Que defiende o apoya desde el primer momento una cosa que se considera buena o recomendable.

4.Sobrios= Frugales o austeros en sus costumbres.

5.Volver a las andadas= Reincidir. Repetir acciones pasadas.

6.Morrocotudo= Importante, tremendo, extraordinario.

7.Irse a la porra= Echar algo a perder o desistir de ello.

8.Onzas= Se refiere a cantidades de oro (dinero).

9.Mixtificado= Embaucado, engañado.




martes, 14 de junio de 2022

Riqueza y Pobreza VII

 

Octavo de una serie de nueve artículos sobre el tema.



¿Cómo abaratar el dinero? Puesta la fe en Dios y encomendándome de todo corazón a la dama de mis pensamientos, me cuelo de rondón en los dominios del dinero, y acometo la descomunal aventura de dar contestación a esta pregunta.


¿Cómo abaratar el dinero? Yo creo -aunque no entiendo ni quiero entender pizca de economía, ¡esa presumida pseudociencia pasada de matar!-, yo creo que para abaratar el dinero, lo mismo que para abaratar cualquiera otra cosa de este mundo, lo primero que hay que hacer es tratar de que la producción sea igual o superior al consumo. Una vez logrado eso, el precio tiene que bajar forzosamente. 

¿Qué sucede con respecto a la producción del dinero? Pues sucede que la producción del dinero puede ser tan copiosa como se quiera, toda vez que el dinero es un mero signo convencional inventado para la comodidad de los hombres, y para este signo convencional lo mismo podemos valernos del oro o la plata u otro metal cualquiera, que de trozos de cuero o de hojas de yagrumo.

¿Y cómo se explica que a pesar de la facilidad de producción -facilidad mayor que la que tenemos para cualquier otro artículo de consumo- el dinero se torna cada día más huraño, más arisco, más caro, al extremo de que hay que reventarse para llegar a tener un puñado?

La respuesta es inevitable. Puesto que el dinero se produce y se puede producir más profusamente que el agua, y puesto que la mayoría de los hombres no tenemos dinero, ¡alguien se está quedando o se nos ha quedado con todo el dinero! ¡Alguien acapara y monopoliza tan indispensable artículo! ¡Alguien nos roba algo que es, que no puede menos de ser de todos porque es agua, porque es aire, porque es pan, porque es sangre, porque es alma, porque es alegría, porque es sol, porque es todo en la vida, porque es la vida misma palpitando dentro de nosostros hecha sangre, hecha nervio, hecha instinto, hecha emoción, hecha idea!

¿Y quién comete ese terrible hurto, ese inmenso despojo? ¿Dónde están esos hombres, esas fieras, esos monstruos que acaparan y se roban esa sagrada, esa inviolable, esa divina cosa que se llama la vida?

Pues ahí verán ustedes lo extraño del caso: esos mortales afortunados que han llegado por azares del destino a repartirse el dinero, no son tales fieras; ni siquiera son malos en la mayoría de los casos, y tan no lo son, que yo, que soy incapaz de matar una pulga,estoy haciendo y seguiré haciendo todo lo posible por ser uno de ellos.

Esos hombres cuando vinieron al mundo se encontraron con una sociedad tan estúpida que permitía y hasta exigía para subsistir ella misma, que los hombres se pudieran despojar unos a otros, del dinero, esto es, de la vida, y, ¡es claro!, obligados a optar entre la riqueza y la pobreza, se dicidieron por la riqueza... y a Roma por todo. ¿Hay algo censurable en la conducta de esos hombres? No; lejos de censurarlos yo encuentro -después de detenerme un momento a pensar sobre ello- que fue ciertamente un sano instinto el que dentro de ellos se rebeló a ser pobre. ¡Pues no faltaba más que condenarse uno ciegamente a sí mismo y condenar a sus hijos y a los hijos de sus hijos al andrajo, a la pringue, a la llaga, a la ignorancia, al crimen!


¿De quién es, pues, la culpa de que, mientras el dinero se pudre de ociosidad en unas cuantas cajas, esa legión de horrores que se llaman la pringue, y el andrajo, y la llaga, y la ignorancia, y el crimen, se repartan triunfantes el mundo?

La culpa es de todos y de nadie; la culpa es de este monstruoso, abominable sistema social en que vivimos. Si hay alguien, pues, que quiera darse el lujo y el gustazo de pelear como David contra un monstruo, yo le convido a disparar su honda contra la actual Sociedad, conta la actual abominación que se llama Estado, sea monarquía, sea república; sea aristocracia, oligarquía o democracia.

Pero -se me volverá a preguntar-, ¿puede el Estado evitar que se cumpla esa ley natural que condena al inferior, al inepto, al indolente, al vago, al pródigo, al ignorante, al cobarde, a ser despojado por el apto, esto es, por el hombre-lobo, por el hombre-fuerza? En otros términos: ¿puede el Estado -siendo como es el dinero cosa tan bella y por lo tanto tan codiciable- impedir que los hombres se peleen sin cesar por su conquista?



VOCABULARIO    CONTEXTUAL



1.Colarse de rondón= Entrar sin llamar ni pedir permiso. Colarse.

2.Huraño= Esquivo, huidizo, arisco.

3.A Roma por todo= Se usa para dar a entender que se acomete con ánimo y confianza cualquier empresa, por ardua que sea.

4. Pringue= Mugre, porquería, suciedad.

5.Llaga= Daño que se sufre por una desgracia.






miércoles, 8 de junio de 2022

Riqueza y Pobreza VI.

 






Séptimo de una serie de nueve artículos sobre el tema.



Se me dirá también que sin pobres, esto es, sin máquinas de trabajo, no podremos vivir ni unos ni otros, ni ricos ni pobres.

Y yo diré a esto que me alegro que sea en nuestro propio bolsillo donde radique la garantía de la vida de los pobres. ¡Es tan firme la garantía del bolsillo!

Más, siendo así que los pobres han de seguir existiendo, ¿cómo realizar el milagro de desembarazarnos de la pobreza sin acabar con los pobres? ¿Cómo curar la pepita sin matar la gallina? ¿Cómo salvarnos de la hidrofobia sin matar el perro?

Yo creo que la cosa no es tan difícil como a primera vista parece. Lo único que la ha hecho hasta ahora inasequible es la ignorancia de los hombres, fuente maldita de donde brotan todos los prejuicios que nos afligen.  Además, nos ha mantenido alejados siempre del fondo de la cuestión, la manía que padecemos de oscurecer los problemas más claros, envolviéndolos en la niebla de un doctrinamismo filosófico que todo lo envenena y lo echa a perder.

De un lado y de otro, en el campo de la cachazuda burguesía adinerada, y en el campo adversario del propletariado hambriento, se ha perdido mucho tiempo en baldíos tiquismiquis de enrevesada dialéctica sobre si la propiedad es o no un derecho inalienable, sobre si tenemos o no tenemos derecho a los frutos de nuestro trabajo,  y cien mil zarandajas más de esa calaña.

La manía que tenemos de creer que no se puede dar un paso en la vida sin pedirle el santo y seña a un principio abstracto cualquiera, religioso o metafísico, la inaudita obstinación que hemos puesto siempre en creer que los hombres venimos a este mundo a servirle a los principios, cuando en realidad los principios los hemos inventado nosotros, ha tenido la culpa de que hayamos marchado tan despacio en esto de percatarnos de la facilidad con que podríamos, si quisiéramos, curarnos la sarna de la pobreza.

Resolvamos la cuestión con el sano criterio de la conveniencia de cada cual, con el sano criterio de una juiciosa ama de casa cuando manda a la plaza por la compra, y veremos qué fácil, qué sencillo se nos vuelve. ¿Queremos que los pobres dejen de ser foco perenne de inmundicia, de violencia, de fealdad y de crimen? Pues abaratemos el dinero tanto como el agua de la pluma. ¿Por qué nos esmeramos en proveer a todo el mundo de agua haciendo que ésta llegue hasta el más miserable tugurio? Porque la voz de nuestro propio interés ns dice que si falta el agua nos exponemos al horror de una epidemia.

Hagamos, pues, lo mismo con el dinero. No permitamos por nada del mundo que se estanque, que se quede quieto; hagamos que corra, hagamos que se esparza jubiloso como un riego bienhechor por todas partes y nos salvemos de la pobreza, que es la peor, que es la madre de todas las epidemias.

No sigamos cometiendo la insigne majadería de empeñarnos en abaratar los artículos de primera necesidad -pan, bacalao, azúcar, etc.- mientras dejamos que el dinero, el artículo de primera necesidad por excelencia, el más indispensable para la salud del cuerpo y del espíritu, se estanque estérilmente, sin beneficio para nadie, en la caja bien repleta de algunos millonarios.

¿De qué vale -¡oh, estúpidos gobiernos de todas partes!- que pogáis tanto empeño en ofrecernos pan o azúcar o bacalao baratos, si, por otra parte, no ponéis ningún empeño en proveernos de dinero para comprarlos? ¿Qué le importa a quien tiene vacío el bolsillo que una libra de pan o de azúcar o de carne valga tanto más cuanto?

Es evidente, pues, que lo primero que tenemos que abaratar -antes que el pan, que el bacalao y que el agua- es el dinero, ya que sin dinero no hay pan, ni bacalao, ni agua, por muy baratas que estas cosas sean.

Pero -¡aquí viene lo gordo!-, ¿cómo abaratamos el dinero? ¿Cómo hacemos que el dinero corra como el agua del acueducto.




VOCABULARIO     CONTEXTUAL




1.Desenbarazarnos= Retirarnos, quitarnos, excluirnos.

2.Fondo de la cuestión= Meollo o parte esencial de la cosa.

3.Doctrinarismo filosófico= Se usa para indicar que se presta más atención a las ideas o doctrinas que a su aplicación en la práctica.

4.Cachazuda= Lenta, apática, parsimoniosa.

5.Burguesía= Clase social formada por las personas acomodadas que tienen propiedades y capital.

6.Proletariado= Clase obrera, trabajadora, que sólo tiene prole.

7.Baldíos= Estériles, infructíferos, improductivos.

8.Tiquismiquis= Discusiones frecuentes sin motivos.

9.Enrevesada dialéctica= Se usa para indicar que se ha sustituido el método científico por una retórica difícil de comprender.

10.Zarandajas= Cosas de poco valor o importancia.

11.Calaña= Índole o naturaleza de una cosa.

12.Majadería= Hecho necio,poco oportuno o molesto.

13.Lo gordo= Lo más grande o más importante que lo normal.






viernes, 3 de junio de 2022

Riqueza y Pobreza V

 

Sexto de una serie de nueve artículos sobre el tema.



Mi última pregunta era: "¿Qué haremos para extirpar la llaga de la pobreza?"


A primera vista, parece cosa difícil el hallar una respuesta, pero, luego que se piensa en ello, acabamos por encontrar la cuestión tan simple y tan minúscula como un grano de anís.

¿Qué remedio emplear contra la pobreza? ¡Pues la riqueza! Ya ven ustedes cómo eso se le pudiera ocurrir al mismo Juan Bobo.

Sí, amigos míos, la pobreza, con su inevitable y siniestra escuela de insalubridad, de ignorancia, de fealdad y de crimen, no se cura con sermones, ni con sistemas de gobierno, ni con instituciones democráticas, ni con asilos y hospitales, ni con huelgas de obreros para lograr un aumento transitorio de salario, ni con prédicas y odas sobre la gran virtud del trabajo, ni con ningún otro paliativo o música celestial por el estilo. La pobreza, señoras y señores, se cura con una sola cosa: ¡con el dinero! ¡con el vil dinero!

Mientras una legión de apóstoles cejijuntos del proletariado aúllan contra la riqueza y los ricos, y piden que, todos nos volvamos pobres, yo, admirador de los ricos y enamorado de la riqueza, pido que todos nos volvamos ricos.

¿Sabemos que la causa única, directa o remota de nuestras vilezas, de nuestras traiciones, de nuestras violencias, de nuestros crímenes, y hasta de nuestras enfermedades, es la pobreza? ¡Pues acabemos con la pobreza! ¿Cómo? Persiguiéndola, atacándola, disparándole sin tregua como hacemos con las epidemias.

Yo propopndría, como remedio único para purgar el mundo de los horrores que hoy nos afligen, que dejáramos reducidos el Código Penal a un solo artículo en el cual se castigase con penas atroces -con la pena de muerte, si fuera preciso- el delito de andar por la calle sin llevar una suma decente en el bolsillo.

Algunos se reirán de esto considerándolo como una salida mía. Pero yo me desquito de esa risa, riéndome a mi vez de la candidez que revela el creer que la justicia de hoy difiere mucho en el fondo de la justicia mía. ¿Qué hace la justicia de hoy -esa justicia inútil que nos cuesta un ojo de la cara- sino amontonar penas y más penas para castigo de rufianes, ladrones y asesinos? ¿Y qué son esos ladrones y tramposos y asesinos sino pobres e hijos de pobres?, ¿qué son todos sino enfermos de la dolencia atroz de la pobreza?, ¿qué hace, pues, la justicia de hoy sino pasarse la vida consagrada a la estéril tarea de mandar pobres y más pobres a la cárcel, al presidio y al cadalso?

Se me dirá que hay ricos también que algunas veces se corren hasta dar con sus cuerpos en la cárcel o la horca.

Pero, ¿quién ignora que toda regla tiene sus excepciones y que una golondrina no hace verano?

Si sabemos que todos los crímenes son como un fermento de la levadura de la pobreza, ¿a qué viene atacar el fermento si dejamos subsistir la levadura?, ¿a qué esperar que el pobre mate o robe, o cometa cualquier fechoría semejante para castigarle? ¿A qué esperar, cruzados de brazos, que el crimen se realice? ¿Qué es la justicia de hoy sino un acto de estéril venganza, puesto que sabemos que nada remedia, puesto que viene siempre después de hecho el daño, después de perpetrada la hazaña delictiva del rufián o asesino?

Si sabemos que un perro está hidrófobo, ¿no cometeríamos una terrible locura esperando, para librarnos de él, hasta que haya mordido una o más veces?

Pues si hemos de castigar siempre en el pobre lo que sólo es una consecuencia inevitable de su pobreza, ¿a qué esperar que robe o mate para atarle codo con codo y mandarle a un presidio?

¿No sería más sensato reducirlo a prisión, como propongo yo, por el mero hecho de ser pobre, con lo cual evitaríamos el daño que iba a causar su delito, y nuestra justicia -nuestra cruel justicia- tendría al menos la disculpa de no ser estéril como lo es hoy?

-Pero es que nadie tiene la culpa de ser pobre- se me dirá.

Y yo diré que tampoco tiene el leproso la culpa de su lepra, y sin embargo, lo mandamos sin escrúpulos a un islote, y allí lo aislamos para siempre del resto del mundo. Tampoco tiene el perro la culpa de su rabia, y lo matamos sin contemplaciones.

Tanto en un caso como en otro, procedemos fríamente, humanamente, y la pena que aplicamos tiene el noble fin de salvarnos de un horrible contagio. Nuestra acción en ambos casos no va acompañada, como en los procesos judiciales, de ceremonias y ritos feroces e inicuos: nos defendermos sencilla y brevemente, sin ningún alarde cruel, de un ataque, de un peligro. En cambio cuando hoy encarcelamos o matamos, lo hacemos no para evitar un daño, sino para castigar, esto es, para proporcionarnos el salvaje placer de vengarnos de un daño ya irremediable. Véase, pues, la enorme diferencia entre ambas cosas.


                                          VOCABULARIO    CONTEXTUAL


1.Llaga= Daño o infortunio que causa pena, dolor y pesadumbre.   

2.Música celestial= Palabras elegantes e innecesarias o promesas vanas.

3.Proletariado= Clase social compuesta por trabajadores, normalmente, de origen humilde cuya única posesión es su prole.

4.Purgar= Quitar lo malo, peligroso o dañino de una cosa.

5.Salida= Dicho agudo u ocurrencia.

6.Se corren= Que se apartan.

7.Hidrófobo= Que padece de hidrofobia (rabia).

8.Inicuos= Injustos, perversos, ignominiosos.