miércoles, 29 de septiembre de 2021

LA META

 




                                                        LA META

 (Fragmento del artículo de 1918 
Vislumbres del Enigma)

     La casa recia, de ladrillo, hecha como para burlarse del tiempo; dentro de la casa los muebles, fuertes, duros, tan eternos como la casa; y fuera de la casa el esfuerzo continuo, perseverante, para conquistarnos posiciones tan sólidas, tan altas, que duren siglos. Hemos trabajado hasta reventar por lo externo, por la casa, por los muebles, por la posición, pero nada hemos hecho por nosotros. Nuestra curiosidad, nuestra gran curiosidad ante el espectáculo del mundo se quedó insaciada, nuestros afectos durmieron, nuestras células cerebrales no vibraron... y el moho nos consumió y todo nuestro mecanismo quedó, por la inacción, atrofiado y perdido en sus órganos más nobles y esenciales, tales como el corazón y el cerebro. Es como si un pájaro, por obstinarse en hacerse de un seguro e indestructible asilo, se pasase la vida en la tarea de construirlo. Habría nido, quizás, algún día, pero el pájaro, por no haber volado, por no haber trinado, por no haber amado, por no haber respondido a sus instintos, estaría ya atrofiado e insensibilizado de tal modo que más que para el nido serviría para el reposo de la muerte.
     Librémonos del fardo pesadísimo de preocupaciones que arropan y sofocan nuestra verdadera alma; y ya hechos a mirarnos a nosotros mismos como a simples caminantes, marchemos sin miedo, sin cojernos pena, alegremente, con los ojos tan abiertos, tan llenos de curiosa simpatía hacia las cosas que contemplan, como los de una tropa de soldados jóvenes y sanos que, sabedora de que marcha al encuentro de una muerte cierta en las garras de un enemigo diez veces superior, pone en su mirada la cálida fulguración que es a la vez saludo y despedida.





VOCABULARIO    CONTEXTUAL




  1.Recia= Fuerte.
   
  2.Perseverante= Que se mantiene constante en continuar lo empezado.
 
  3.Reventar= Fatigarse mucho con exceso de trabajo.
 
  4.Curiosidad= Inquietud por saber o averiguar lo ignorado.

  5.Insaciada= Que no está satisfecha o complacida.
  
  6.Atrofiado= Empequeñecido, reducido, sin desarrollo.

  7.Fardo= Impedimento.

  8.Curiosa simpatía= Deseo de saber alguna cosa con inclinación de agrado.








miércoles, 22 de septiembre de 2021

                                                         



                                              NO SON TAN LOBOS

 (Artículo de 1915)


     Realmente yo no veo que los americanos sean tan lobos como dicen. Ellos son los amos de esta factoría, y sin embargo, hay que convenir en que no aprietan todo lo que podrían apretar. Y frente a un pueblo débil y sumiso, donde la altivez no aparece por ninguna parte, y donde los políticos se disputan el record de la sumisión; donde si quisieran explotar y tiranizar al país, se sobrarían a miles las manos nativas dispuestas a abrir las válvulas de la tiranía y la explotación, y si quisieran leyes para tales o cuales fines los delegados se disputarían el deshonor de sancionarlas; aquí, en fin, donde pastamos tantas mansas ovejas, realmente no podemos quejarnos de los Yanquis. Pues diecisiete años hace que tenemos metidos a los lobos en la casa y todavía las ovejas vivimos. Vivimos y balamos.




VOCABULARIO  CONTEXTUAL




  1.Lobos= Personas astutas (hábiles para engañar o evitar el engaño).

  2.Factoría= Establecimiento comercial instalado en país colonial.

  3.Sancionarlas= Autorizarlas, o darles fuerza de ley a una disposición.                                                         

  4.Pastamos= Que vivimos, que aún estamos aquí.                                                            
  5.Mansas ovejas= Hombres sin malicia, apacibles, sosegados.

 6.Balamos= Que damos balidos (voz de la oveja, el cordero, etc.). Que hablamos.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

LOS ALTOS PRECIOS

 




                                             LOS ALTOS PRECIOS

(Artículo de 1919)

     ¡Ah, los altos precios! El juego que están dando en Inglaterra, Francia, Estados Unidos, donde quiera que existe ese incómodo huésped que se llama obrero organizado. (Allí donde no existe éste, el hambre no chilla, no existen protestas, y a falta de protestas, falta de alarmas en los círculos ante "el costo de la vida.")
     ¡Las cosas que se dicen, y las medidas que se toman, muy en serio, "contra los agiotistas", para bajar los dichosos precios! Y bajan, cuando bajan, un momento, y en seguida sube que te sube otra vez hasta las nubes.
     Aunque se trata de una cosa seria --demasiado seria-- hay que reir sin remedio viendo que aquí Mr. Wilson y allá Lloyd George y más allá Clemenceau reparten a más y mejor palos de ciego, dando todos el mismo monótono espectáculo de monstruosa insinceridad o de monstruosa incapacidad.
     Porque ¿qué economista que valga dos pesetas no sabe que tales golpes de tambor oratorios y palos de ciego contra el agiotaje no remedian nada?
     Aparte de que el agiotista suele ser muy gordo, demasiado gordo para caber por la puerta de la cárcel, ¿quién que haya pensado dos minutos en serio sobre el asunto no descubre en seguida que el agiotista no es más que un síntoma, una inevitable manifestación exterior de la grande y vieja enfermedad interna que viene minando desde hace siglos el organismo social?
     ¿Cómo se llama esta enfermedad y cómo se cura? Se llama, en primer término... estupidez. La inmensa, cavernaria estupidez social que permite que cosas tan necesarias a la vida como el aire y la luz -pan, leche, carbón, ropa, etc.- sean cosas cuyo suministro a cada individuo del núcleo social, en lugar de constituir una función pública -la más esencial, la más sagrada de las funciones públicas, puesto que de ella depende la salud y la vida de todos y de cada uno-, sea, como es, una función exclusivamente privada, a virtud de la cual la salud y la vida de todos y de cada uno se deja enteramente a merced de la mayor o menor codicia de unos cuantos individuos. Tan absurdo es esto como permitir que se haga del aire un artículo de comercio, una mercancía de la cual unos pudieran tener demasiado y otros nada. Imaginaos lo horrible del cuadro.
     Y conocida la enfermedad, el remedio es bien fácil. Lo están gritando los espíritus guías de la humanidad desde hace más de un siglo. Convertir lo que es hoy función privada, realizada para fines de lucro personal, sin inspección ni sanción de nadie, en función pública, realizada públicamente para fines públicos, para garantía de la salud y la vida de todos y cada uno de los miembros de la comunidad. 




VOCABULARIO   CONTEXTUAL



  1.El juego que están dando= Dar juego= Tener muchas posibilidades, o mejor resultado del que se esperaba.

 2.Agiotistas= Personas que se ocupan en la especulación abusiva y sin riesgo para obtener ganancias inmoderadas.

  3.Mr. Wilson= Thomas Woodrow Wilson (1856-1924) fue el vigésimo octavo presidente de los Estados Unidos.

  4.Lloyd George= David Lloyd George (1863-1945) fue primer ministro del Reino Unido entre 1916 y 1922.

 5.Clemenceau= Georges Benjamin Clemenceau (1841-1929) fue primer ministro de Francia entre 1917 y 1920.

  6.Golpes de tambor oratorios= Sirviéndose de las palabras.

  7.Agiotaje= Ver núm. 2.
                    
   8.Minando= Socavando, debilitando, destruyendo lentamente.
   
  9.Cavernaria= Propio de los cavernícolas. Dícese de las cosas retrógadas (propias de tiempos pasados).

10..A virtud de= A consecuencia o por resultado de.
  
11.Sanción= Autorización, aprobación. 








lunes, 6 de septiembre de 2021

YO ERA UN VIEJO MENDIGO

 




                                           YO ERA UN VIEJO MENDIGO

(Artículo de 1915)

   Yo era un viejo mendigo...
   Yo era un viejo mendigo que iba por los caminos con la sola impedimenta y compañía de mi mochila y mi bastón.
     Antes, ya hacía tiempo, yo había sido eso que llaman caballero, esto es, una cosa triste, una cosa incolora, inerte, una mezcla abominable de virtudes pequeñas y de minúsculos vicios cobardes y toscos.
     Pero llegó un día en que mi sangre y mis nervios rebeldes brincaron coléricos, y fuí hombre otra vez, y sentí y pensé por mí mismo, en menosprecio y desafío de los cánones sociales... Y rodé y rodé tanto a consecuencia de mi loca resolución de no ser más un ridículo y vacuo monigote social, que no tardaron en venir las alimañas de la miseria. Vinieron las viscosas alimañas de la negra miseria, y se cebaron en mi carne y en mi alma. Y sentí angustia, y pensé en el suicidio. Pero he aquí que de pronto veo claro en la noche de mis pensamientos y me convenzo que era tonto morir cuando me quedaba aún dentro de la vida una nueva y tentadora aventura --la última-- que emprender. "Similia similibus curantur." ¿Padecía de miseria? Pues en la miseria misma había de hallar remedio y olvido.    Y una tarde lluviosa de enero en que todas las cosas se hacían musicales y le cantaban a mi alma ensoñadora vagas melancolías, resolví recobrar mi dignidad perdida, y en un rapto orgulloso de amor a la vida, me llené de humildad, tendí la mano en demanda de una limosna, y abracé para siempre la romántica y noble carrera de mendigo.
     Y ya hace varios años que voy por los caminos sin prisa y sin rumbo, saboreando a diario la enorme y casi terrible voluptuosidad de sentirme, dentro de mis harapos, solo y libre, rey de mis emociones y de mis pensamientos en un mundo en que todo es esclavo. Y desde la cumbre de mi inmensa humildad, miro la vida bajo un aspecto nuevo y amplio y casi sonriente; y cada piedra, cada árbol y cada monte y cada bestia del camino me detienen y me acarician dulcemente, ofreciéndose a mis ojos con indecisos e inefables lineamientos de enigma y de poema.  Y voy andando, andando. Y pasan junto a mí los erguidos señores de la tierra, y yo les miro sin odio y sin amor, pero con pena, con mucha pena de su ceguedad, de su sordera, de su espantable insensibilidad marmórea que les hace fuertes como dioses, pero que también les despoja de todo calor de humanidad, volviéndolos cadáveres antes de haber muerto.
     Y era otra vez una tarde lluviosa de enero, toda melancolía. Y era, en el tierno regazo de la tarde aquella, una lomita verde, suavemente ondulada y amable. Y era sobre el verdor ingenuo de la loma, la visión gris de un bohío campesino... Yo llegué a la casita, y pedí, desde la puerta, un rincón donde guarecerme de la lluvia. Y del interior de la casita salió una voz de plata que me dijo que entrara, y luego una figura de mujer bella y joven se me puso delante. Y pasó entonces por mi alma, como una puñalada, un agudo pesar de no ser caballero y galán como antes. Pero aquella congoja fue breve, y, transcurrido un minuto de contemplación y de tímida charla en el seno de la rústica familia moradora del bohío, volvió a hacerse la paz en mi alma de mendigo, al tiempo que allá fuera la lluvia había callado y se extendía la noche. Siguió la plática a medida que se iban encendiendo las estrellas, y mientras de mis labios de mendigo iba saliendo lentamente la tenue luz crepuscular de la historia de mi vida vagabunda, ensoñadora y mendicante, a los ojos de la muchacha se asomaba de cuando en cuando un resplandor de simpatía. Y yo tuve la pequeña e infinita ventura de dormirme aquella noche pensando que entre el encanto de aquella mujer cuyos ojos me habían amado, y el encanto del viento que zumbaba en la yaguas del bohío, y el encanto lejano de la luna bajo cuyo ensalmo reposaba la verde lomita de silueta ondulada y amable, existía desde la eternidad como un hilo que los enlazaba y como un pacto milagroso de no ser, de no darse plenamente sino al hombre dotado de heroísmo suficiente, no para descubrir tierras ni emancipar pueblos, sino para descubrirse a sí mismo, y dotar a su espíritu, a través de la suprema humildad, del orgullo supremo de sentirse sereno, solo y libre en un mundo de esclavos. Amaneció; me dispuse a salir, y afablemente dije mi adiós a todos. La mano de la niña temblaba levemente al estrechar la mía... y yo me dije a mí mismo que nunca más, nunca más, le haría a mi suerte el imbécil reproche de haber dejado para siempre de ser caballero y galán. Salí al batey. Acaricié al pasar el húmedo y bello hocico de un becerro que por allí triscaba, entregado todavía al alborozo de la mañana, y empecé a caminar mochila al hombro por una vereda que llevaba a un río. Y anda, anda, anda.
     Yo era un viejo mendigo...




                                    VOCABULARIO   CONTEXTUAL




  1.Impedimenta= Bagaje que suele llevar la tropa, e impide  la celeridad de las marchas.

  2.Incolora= Impersonal, indiferente, insulsa.
   
  3.Inerte= Desidiosa, apática, indolente.

 4.Abominable= Digno de ser aborrecido por malo o perjudicial.

 5.Cánones sociales= Reglas o preceptos, generalmente fijados por las costumbres o los usos.

  6.Vacuo= Superficial, insustancial, trivial.

  7.Monigote= Títere, pelele, fantoche.

  8.Alimañas= Dícese de las cosas malas y perversas que causan gran daño.

  9.Viscosas= Dícese de las cosas pegajosas que  se adhieren a uno.

10.Cebaron= Que se ensañaron con él causándole daño o dolor

11.Similia similibus curantur= Lo semejante con su semejante se cura, un clavo saca otro clavo.

12.Rapto= Impulso, emoción o sentimiento muy intenso.

13.Romántica= Noble de ánimo, sentimental, soñadora.

14.Voluptuosidad= Gozo, placer, deleite.

15.Inefables= Que no se pueden explicar con palabras.

16.Lineamientos= Dícese de los rasgos  o características de las cosas.

17.Enigma= Cosa difícil de comprender.

18.Erguidos= Engreídos, ensoberbecidos, envanecidos.

19.Marmórea= Semejante al mármol en algunas de sus cualidades.

20.Bohío=  Cabaña de América, hecha de madera y ramas, caña o pajas.

21.Mendicante= Que mendiga o pide limosnas.

22.Yaguas= Láminas fibrosas que rodean la parte superior de la palma real y con las cuales se techaban las chozas de los indios y de los campesinos.

23.Ensalmo= Hechizo, encanto, seducción

24.Triscaba= Jugueteaba, retozaba, correteaba.