sábado, 18 de junio de 2022

Riqueza y Pobreza VIII

 




Noveno de una serie de nueve artículos sobre el tema.



Quedamos en que afirmaba yo que el Estado podía impedir que los hombres se peleasen por el dinero.  


¿Cómo? Muy sencillamente; volviéndose él -el Estado- el único capitalista. En lugar de un capitalsta aquí y otro allá que acaparan y monopolizan todo el dinero, un solo capital, una sola caja en manos del Estado, y todos los hombres pasando a ser pupilos pensionados de ese Estado. Los hombres, manteniendo perpetuamente al Estado con su labor diaria, labor que sólo habría obligación de prestar hasta determinada edad, y que es seguro que sólo significaría para cada uno un sacrificio diario de dos o tres horas de su tiempo. A cambio de eso, el Estado asegurándole, garantizándole a cada hombre el goce pleno de su vida mediante una pensión pagadera en dinero diariamente, la cual pensión habría de ser bastante no sólo para la satisfacción de sus necesidades elementales o animales, sino para las que nacen de sus fuentes más delicadas y nobles.

Antiguamente los hombres cachazudos soltaban la risa cuando se les hablaba de un Estado así. Hoy los trusts, esos enormes trusts omnipotentes, han venido a probar la posibilidad y la viabilidad del Estado en cuestión. Porque, si es posible una corporación en la que millares de hombres se asocien con un nombre colectivo para una empresa cualquiera, no hay razón para que todos los hombres de un pueblo no puedan unirse para constituir con el nombre de Estado u otro cualquiera, un formidable trust para la magna obra de socializar la propiedad y garantizarle a cada hombre su ración de vida.

Pero -se me dirá- si se le asegura a cada hombre una pensión, muy pocos trabajarían. Y yo digo que en el Estado que yo preconizo, BASADO PRECISAMENTE EN EL TRABAJO DE TODOS, todos tendrían que dar su ración de trabajo para tener derecho a su ración de vida. El vago de oficio -candidato a pobre- no sería tolerado ni un instante. De la misma manera que, sin necesidad de tribunales ni de policía, nos libramos hoy, por la inmediata e instintiva alarma de toda la comunidad de los dientes de un perro rabioso, en el Estado nuevo, la presencia de un vago, de un hombre dispuesto a vivir vida de parásito al estilo de los ricos y burócratas de hoy, esto es, consumiendo sin producir, sería acogida con la misma alarma que un caso de rabia u otra epidemia, y el vago correría la misma suerte que el perro rabioso. La divisa del nuevo Estado sería precisamente esa: <ni vagos, ni pobres>.

Pero -se me volverá a decir- si algunos, los más sobrios, empiezan a guardarse parte de la pensión recibida, pronto se pondrían a acumular dinero, y volveríamos irremisiblemente a las andadas, esto es, al capitalismo de hoy, con su secuela natural de ruina y de pobreza para el mayor número.

Y yo digo que de la misma manera que la comunidad misma se sacudiría de encima, por egoísmo, al vago, temeroso de su contagio, también reaccionaría toda por alarma instintiva contra un caso de avaricia. Y el hombre cogido en flagrante delito de traición a la comunidad guardando para sí la parte de pensión que no quiso o no supo gastar, con el malvado intento de arrancársela para siempre a los fondos del Estado, sería tratado sin ningún miramiento, con la misma implacable severidad que el vago o el perro rabioso.

Es sabido que todo lo que se opone de una manera fundamental a la tranquilidad, salud, bienestar o prejuicios de una colectividad, es eliminado indefectiblemente del seno de tal colectividad, sin necesidad de policías ni de jueces. Ya puede un Estado pasarse años y años promulgando leyes, que si estas leyes no arraigan de algún modo en algún recoveco del alma colectiva, del alma del pueblo, nadie, ni jueces, ni carceleros, ni guardias, la librarán de verse burladas, pisoteadas, y olvidadas por todo el mundo. En cambio, cuando una ley se basa en una necesidad o sentimiento de la colectividad, cada ciudadano, cada hombre, cada calle, cada casa, constituye un celoso guardián de dicha ley.

He ahí, pues, el morrocotudo problema del abaratamiento del dinero resuelto. He ahí el dinero -que es hoy una maldición- visitando periódicamente a cada hombre, brillando como el sol para todos y no para unos pocos, viniendo como el agua a cada casa a saciar la sed de vida de todos los hombres.

Queda todavía otra objeción que hacer: la falta de estímulo, fuente de donde sale el progreso, Muerta la  ambición de acumular dinero, moriría también la actividad humana, y no habría progreso, oigo que alguien me dice.

Vamos a suponer, contesto yo, que muriese el progreso. ¿Qué importa el progreso? ¿Acaso hemos venido al mundo para servirle al progreso? No; hemos venido para servirnos a nosotros mismos. Servidos y satisfechos nosotros, bien puede irse el progreso a la porra.

Pero es que yo niego que sea verdad eso de que el hombre no obedece a otro estímulo, para desarrollar su actividad, que el de acumular dinero.

Es más, para mí el estímulo del dinero es puramente artificial, removido el cual quedarían en perenne función todas las energías de la máquina humana.

Si hoy nos peleamos por un puñado de onzas, porque desdichadamente hemos llegado a darle más valor al símbolo que a la cosa, al puñado de onzas más que al hombre, mañana -disipado para siempre el fantasma de la pobreza- quedarían en pie todas las ambiciones naturales que hoy nos mueven. ¿Quién se atreve a negar lo que puede como estímulo en el hombre -aún en el hombre mixtificado de hoy- la ambición del saber, la ambición del amor, la ambición de la gloria, fuertes e indestructibles y preciosos resortes en el alma humana de todas las épocas?

Lo expuesto es un mero esbozo y no un cuadro definitivo y completo de un sistema social.

De una nueva sociedad pujante y bella que yo siento avanzar en vuelo de huracán hacia nosotros...



VOCABULARIO   CONTEXTUAL    



1.Cachazudos= Lentos, tardos, parsimoniosos.

2.Trusts= Importante asociación financiera de grandes industriales que trata de monopolizar una determinada industria.

3.Preconizo= Que defiende o apoya desde el primer momento una cosa que se considera buena o recomendable.

4.Sobrios= Frugales o austeros en sus costumbres.

5.Volver a las andadas= Reincidir. Repetir acciones pasadas.

6.Morrocotudo= Importante, tremendo, extraordinario.

7.Irse a la porra= Echar algo a perder o desistir de ello.

8.Onzas= Se refiere a cantidades de oro (dinero).

9.Mixtificado= Embaucado, engañado.




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