sábado, 18 de mayo de 2013

EL BLOQUEO RUSO





EL BLOQUEO RUSO
(Artículo de 1920)



     En el momento mismo en que se daba por seguro que los gobiernos de Inglaterra y Francia iban a emprender por fin operaciones militares en grande escala contra los bolsheviques para atajar a éstos en su incesante avance hacia el Asia y hacia la Europa occidental, y, cuando ya se relamían de gusto los reaccionarios ante la perspectiva de la gran carnicería de "bolshes" que se les iba de nuevo a servir, he ahí que el cable nos pone los pelos de punta, dándonos a boca de jarro el tiro de gracia con la despampanante noticia de que lo que habían resuelto los generales y estadistas aliados reunidos en París (italianos, franceses e ingleses) era nada menos que el levantamiento inmediato del bloqueo de Rusia.
     Y como no hacía ni un mes que el gran Clemenceau había afirmado en la Cámara, con olímpica arrogancia, que, lejos de pactar con los Rojos, la Entente estaba más resuelta que nunca a proseguir su política combatiéndoles a sangre y fuego, y que se había acordado rodearles de un verdadero cordón sanitario hasta lograr su aniquilamiento, el asombro de las gentes --sobre todo esa sana y simple buena gente que se alimenta de lo que les da a tragar diariamente la prensa "respetable"-- llegó al colmo. ¡Cómo! ¿esa gente de París y de Londres que dirige los asuntos mundiales está loca, que así, de golpe y porrazo, adopta en menos de un mes dos actitudes completamente contradictorias en asunto tan trascendental para el mundo?  --se oía preguntar.
     Y la verdad es que no se explican estos saltos, estos bailoteos, todo ese conjunto de renuncios, cambios de frente, subidas y bajadas en los asuntos más vitales, más esenciales al equilibrio y reconstrucción del mundo, que ha caracterizado la labor de los Grandes Cuatro, o Tres o Cinco.
     Si lo que dicen ahora de que el bloqueo se levanta por razones de humanidad para con el pueblo ruso es verdad ¿cómo se entiende que esas mismas razones de humanidad nada pesaron cuando se trató de establecer el feroz cinturón de hierro candente, y de mantenerle realizando su siniestra obra asesina por más de año y medio después de la guerra?
     ¡Humanidad!... Con la India, Afganistán, Persia y Turquía amenazados de arder en la hoguera bolshevique, y con todos los expertos del mundo clamando por una urgente rectificación de la política que privaba a Europa del inmenso granero de Rusia, esta tardía invocación de humanidad se parece mucho a la actitud del gallego del cuento, que, habiendo caído debajo, gritaba a los transeúntes: ¡Quítenmelo, que lo mato!
     Es, amigos, que los papeles se han trocado. Los últimos de ayer son los primeros de hoy. ¿Quién tiene hoy en ninguna parte del mundo un ejército que se pueda medir en fuerza numérica, y en eléctrica impulsión de entusiasmos, y en lo inteligente y firme de la dirección, con el ejército de los "descamisados" bolsheviques? ¿Y quién tiene hoy, detrás de ese ejército, una fuerza tan compacta y formidable de masas obreras contentas y en perenne función productora --sin huelgas ni "lockouts", ni disturbios sindicalistas de clase alguna-- como la que posee la Rusia de hoy? ¿Y qué nación del mundo posee hoy (ahí están los grandes economistas, que no me dejarán mentir) la excepcional potencialidad de crédito y moneda circulante que le dan a Rusia sus enormes recursos naturales y sus industrias y sus bancos, todo eso manejado por y para la nación?
     De modo que eso de hacer la paz con los Soviets --que ayer hubiera podido parecer medida de previsión, y de un alto sentido democrático y humanitarista-- hoy día es medida impuesta a pura fuerza por el más elemental de los instintos, por el instinto de la propia conservación, que es humanidad también, pero... para con el número uno. De ahí que Inglaterra, que es entre todas las grandes potencias la más realista, la que ve más lejos en trifulcas internacionales de índole peligrosa, e Italia, que hoy día tiene al frente de su gobierno hombres de cuño mental infinitamente superior a sus Orlandos y Soninos de ayer, acabaron por echar a un rincón los métodos viejos de los Churchill y Clemenceau, y abrieron, por fin, a la hambrienta y desesperada Europa los puertos de Rusia.
     --Pero esto no significa sino establecimiento de relaciones comerciales, y en manera alguna reconocimiento de las Soviets y relaciones diplomáticas con ellas-- dijeron los grandes oráculos del Consejo Supremo.
     ¡Claro está! Es bueno tratar de dejar esa salvedad, esta puertecita abierta, por si acaso vuelve a soplar por ahí otro vientecito antibolshevique, otra aventurilla czarista por el estilo de las ¡ay! tan tristemente y tan ruidosamente malogradas de Yudenitch, Koltchack, Denikin...; caso en que bien se podría ensayar lo que se hizo en el asuntito de Prinkipo, un cambio en redondo que permita volver a las andadas, y apelar de nuevo a las bayonetas, tanques y bloqueos de que se ha venido sirviendo en sus evangélicas propagandas la sacrosanta "democracia" aliada. Pero ha llovido mucho ya desde lo de Prinkipo, y ahora son precisamente ellos, los arrugados señores de la diplomacia secreta que manejaban y aún manejan el cotarro desde Versalles, los que no han de tardar en comprender que las mismas relaciones comerciales --más urgentemente necesitadas en Europa que en Rusia-- imponen de un modo fatal el establecimiento de relaciones diplomáticas y el reconocimiento pleno del Gobierno Rojo.
     Es triste, es patético, que estos sapientes y omnipotentes señores tengan que doblar el lomo y tragarse el agua misma que ensuciaron ayer, pero así lo quiere y así lo manda ese espíritu universal de renovación que viene hace tiempo arreglando las cosas desarregladas allá en Versalles.
     Hay una voz que grita incesantemente en el corazón de todos los hombres: ¡Uníos!... Y contra el divino imperio de esa voz no hay Grades Cuatro, ni Grandes Cinco, ni Grandes... Veine Mil que logren nada en el sentido de separar y desunir...
     La suerte está echada. Un nuevo César, el verdadero, el grande, el bueno, el César del nuevo espíritu colectivista, opuesto al viejo espíritu capitalista, acaba de pasar el Rubicón.



VOCABULARIO



  1.Despampanante= Sorprendente, imprevista, inesperada.

 2.Clemenceau= Georges Benjamin Clemenceau (1841-1929)= Médico, periodista y político francés que alcanzó el cargo de primer ministro de su país.

  3.Rojos= Bolsheviques.

  4.Entente= Tratado de no agresión firmado por Francia e Inglaterra en 1904 al que se sumó Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial.

  5.A sangre y fuego= Con todo rigor, sin dar cuartel.

  6.Cordón sanitario= Transferencia de sentido de un bloqueo para impedir la transmisión de una enfermedad, a un bloqueo militar para aniquilar a un grupo.

  7.De golpe y porrazo= Precipitadamente, sin reflexión ni meditación.

  8.Renuncios= Mentira o contradicción en que se sorprende a alguien.

  9.Grandes Cuatro...= Conocido también como Grandes Tres, sus miembros: Woodrow Wilson (EEUU), Lloyd George (Reino Unido), Georges Clemeceau (Francia) y Francesco Nitti (Italia).

10.Lockouts= Cierres patronales.

11.Para con el número uno= Para con uno mismo.

12.Orlandos= Vittorio Emanuelle Orlando (1860-1952)= Presidente del Consejo de Ministros de Italia de 1917 a 1919.

13.Sonninos= Sidney Sonnino (1847-1922)= Prsidente del Consejo de Ministros de Italia de 1909 a 1910.

14.Churchill= Sir Winston Leonard Spencer-Churchill (1874-1965)= Político y estadista británico.

15.Salvedad= Razonamiento que se emplea como excusa o limitación de lo que se va a decir o hacer.

16.Yudenitch= Nicolái Nicoláyevich Yudénich (1862-1933)= Militar ruso, uno de los líderes del Movimiento Blanco durante la Guerra Civil Rusa. Dirigió las fuerzas antibolsheviques del Báltico y comandó sin éxito un avance sobre Petrogrado (hoy San Petersburgo) con el apoyo británico.

17. Koltchack= Aleksandr Vasilievich Koltchack (1874-1920)= Militar ruso, caudillo del movimiento antibolshevique conocido como Movimiento Blanco durante la Guerra Civil Rusa que dirigió en Siberia un gobierno opuesto al de Lenín desde noviembre de 1918 a febrero de 1920.

18.Denikin= Antón Ivánovich Denikin (1872-1947)= Militar ruso, fue uno de los principales líderes del contrarrevolucionario Movimiento Blanco.

19.Prinkipo= Conocida actualmente como Büyükada es la más grande de las 9 islas del mar de Mármara en las costas de Turquía.

20.Cotarro= Colectividad en estado de inquietud o agitación.

21.Fatal= Inevitable, improrrogable, ineludible.

22.Gobierno Rojo= El gobierno de Rusia.

23.Doblar el lomo= Agachar el lomo= Humillarse.

24.La suerte está echada (Alea jacta est)= Es una expresión atribuida a Julio César en el momento de cruzar el río Rubicón entre Italia y la Galia Itálica.





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