jueves, 14 de mayo de 2015

INGLATERRA Y RUSIA






INGLATERRA Y RUSIA
(Fragmento del artículo de 1915 Inglaterra y Rusia)


     
     Una de las cosas que me han gustado más en esto de la guerra es que sean precisamente Francia, Inglaterra y Rusia las naciones aliadas. Porque, si Francia me parece digna de perdurar en el mundo como gran nación, por el delicioso refinamiento espiritual de que siempre dio muestras, creo también que Inglaterra y Rusia  deben subsistir. ¿Por qué?
     Desde luego que no voy a disertar extensa y brillantemente sobre esta cuestión.  Sé muy poco de asuntos internacionales para poder aspirar a enseñar algo. Pero, a título de mera impresión, afirmo que Inglaterra me parece la nación más capacitada para gobernar pueblos que, después de Roma, hemos podido ver en la ciclópea tarea de fundar y conservar imperios.
     Aquel sutilísimo arte de gobernar colonias que tenía Roma, "apretando sin ahogar" a los pueblos que caían bajo su mano, ambiciosa pero sabia, lo heredó Inglaterra, única nación que ha podido dar al mundo el curioso espectáculo de que a la hora del gran peligro rivalicen en espontánea adhesión a su causa los habitantes de Londres con los hijos del Transvaal, Canadá, Australia e India.
     Yo no simpatizo ni mucho ni poco con el cargante puritanismo inglés. Este puritanismo, cuando es falso, esto es, hipócrita, me indigna; pero cuando es sincero, esto es, feroz, me espanta  y me enferma. ¡Qué lástima que Inglaterra tenga esa llaga odiosa del puritanismo!
     Pero, puritánica y todo, brindo por Inglaterra, cuyo certero instinto político la ha llevado a comprender, antes que nación alguna, que para hacer estable y fecunda una conquista, al dominio del suelo por medio de la fuerza, tiene que seguir inmediatamente, como en el Transvaal, el dominio de las almas, por medio del respeto y la bondad.
     Gracias a esa Inglaterra, a la cual obsequiamos con el motecito cursi de "pérfida Albión", no ha llegado a ser regla universal que la condición de colono sea incompatible con la de persona decente; y aunque no tuviera otro título a la simpatía nuestra que éste de que hablo, con éste solo basta y sobra para que nos sintamos obligados a rezar por ella en esta hora solemne.
     Cuanto a Rusia, lo único que puedo decir es que casi no sé por qué la quiero, pero la quiero de todo corazón. Desde que era muchacho y me enseñaban geografía, tenía para mí un enorme hechizo la parte del mapa europeo en que se destacaba Rusia. Todavía recuerdo que la Rusia del mapa era verde...y era quizás por este color verde, evocador de mis ensoñadores montes de Jayuya, que yo experimentaba una inefable sensación de bienestar cuando mis dedos resbalaban por el mapa buscando a Moscow o al río Niemen. Fui hombre después; llegué a la edad del pavo, y en esta abominable edad del pavo me dio por odiarla, sencillamente porque era una monarquía absoluta y tenía un zar -y yo era cursi. Y ahora que los zares me parecen, por regla general, más interesantes y vistosos que los fastidiosos presidentes de república, he sentido renacer mi antiguo amor por Rusia y a ella también le rezo. La quiero y le rezo, porque a la buena impresión de niño que la Rusia del mapa me hizo, impresión que aún perdura, he tenido luego que agregar impresiones de libros, de libros rusos,que me han encantado.
     Nombres enrevesados y queridos de Turgueneff, Tolstoy, Gorki, Dostoiewsky y Tchekhoff: caed sobre este papel, no para pedantear vilmente con vosotros, sino para que sepan las gentes que es a vosotros a quienes debo el haber gustado el recóndito sabor del alma muy joven y muy vieja, de alma rara, romántica y cálida que hay en el pueblo ruso. Y casi tanto como los escritores rusos me gustan sus músicos, lo poco de su música que conozco, llena de una fuerza de sinceridad y de un fulgor de originalidad poco fácil de hallar en la música selecta de otras naciones.
     Una pena tengo muy grande, y es que en todos los días de mi vida no he tenido ocasión de conocer, ni de lejos ni de cerca, a ninguna hembra rusa. He conocido y amado muchas en los libros, pero ninguna en el mundo, y esto me desespera. Porque, si las de la realidad son como las de los libros, ¡qué espléndido bocado debe ser un bocado de rusa...! No; no permitan los dioses que se pierda Rusia.


 

VOCABULARIO




  
  1.Ciclópea= Gigantesca, extraordinaria, enorme.

  2.Transvaal, Canadá, Australia, India= Antiguas colonias de Inglaterra que pelearon a su lado durante la Primera Guerra Mundial.

  3.Cargante= Fastidioso, insoportable, enojoso.

  4.Llaga= Mal, defecto, tacha.

  5.Puritanismo= Parte radical del protestantismo cuyos dogmas más importantes son: el énfasis en el estudio privado de la Biblia, exclusión de imágenes, velas, etc., guardar como obligatorio un día de la semana y la no celebración de festividades tradicionales.

  6.Pérfida Albión= Expresión utilizada para referirse despectivamente a Inglaterra. Pérfida por su oposición a la fe católica romana y Albión del latín "albus" (blanco) en referencia a los acantilados de Dover, al sur de Inglaterra, de un característico color blanco.

  7.Jayuya= Pequeña población en la Cordillera Central  18°13′00″N 66°34′00″O de la isla de Puerto Rico y cuna de Nemesio R. Canales.

  8. La edad del pavo= La adolescencia.

  9.Cursi= Que con apariencia de elegante es ridículo y de mal gusto.

10.Fastidiosos= Inaguantables, insoportables, desagradables.

11.Enrevesados= Difíciles, complicados, enredados.

12.Espléndido bocado= Se usa para encarecer la excelencia de ciertas cosas que no son de comer.






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