sábado, 22 de julio de 2017

CARTA ABIERTA DEL SEÑOR CANALES AL SEÑOR MÉNDEZ PEREIRA






CARTA ABIERTA DEL SEÑOR CANALES 
AL SEÑOR MÉNDEZ PEREIRA
(Artículo de 1919)

Querido amigo Méndez Pereira:
     Esta es para felicitarle muy sinceramente por los palos que usted me sale a dar a propósito de mis críticas a Benavente --persona muy apreciable, por cierto, a quien nunca he tratado y de quien no he podido recibir jamás favor ni desfavor.
     Como yo no critico por lucir el ingenio, sino por un honrado y ferviente afán de abrir camino a las ideas nuevas, favorables a la expansión de la vida, quitando de en medio las que, por el desgaste del tiempo, han quedado tan desprovistas de jugo vital como una alpargata --y así son (¡perdóneme!) las de Benavente--, de ahí que considere una verdadera dicha que personas tan preparadas como usted me dé el "quién vive" y ponga a prueba la fragilidad o fortaleza de las armas que estoy usando contra el celebrado autor. Y tan regocijado me siento de esta desaforada batalla a que me invita usted --por la luz que ella tiene que arrojar sobre la cuestión que defiendo-- y tan refrenado quiero tener siempre mi amor propio que, a fin de que los mismos que han leído mis críticas contra Benavente tengan la oportunidad de leer las suyas contra mí, y de ese modo puedan aquilatar mejor, he resuelto insertar su artículo en este número de "Cuasimodo", quedándome yo entre tanto callado como un muerto hasta el número siguiente. Y como no me gusta quemar pólvora en salvas, dejo al curioso lector engolfado en la lectura de los furibundos denuestos con que usted me obsequia (unilateral, apasionado, empeñado en deprimir a otros para elevarse él, envidioso, etcétera, etcétera)y paso a otro particular de su artículo que me interesa muchísimo más que el que me concierne personalmente.
     Se trata de aquellas atrocidades que, apoyándose en la autoridad de Gustavo Le Bon, fulmina usted contra el socialismo.
     Usted, amigo mío, y ese señor Le Bon, de quien no he leído ni leeré una letra en todos los días de mi vida (porque al hablar de las mujeres habla como un ganso, y para muestra basta un botón) hacen un alegato piramidal para demostrar... lo que no hay persona en el mundo por chiflada que esté, que haya negado jamás: la desigualdad intelectual, física y moral entre los hombres. ¿Quién ha puesto eso jamás en tela de juicio? ¿A qué venir, pues, a demostrar lo obvio? ¿Cuándo ni dónde ha dicho ningún socialista de nota que sea necesario para socializar la vida de relación el condenarla a ese absurdo igualitarismo de cuartel que usted innecesariamente combate?
     Socializar no quiere decir igualar, nivelar, enmendarle la plana a la naturaleza en lo tocante a la maravillosa riqueza de tonalidades que ella ha establecido de especie a especie y de individuo a individuo. Al contrario, quiere decir liberalización, emancipación del hombre de las cadenas económicas que hoy lo atan, para que pueda llevar al máximum la expansión natural de su personalidad. Y es claro que, a mayor expansión de la personalidad, mayor diversidad, mayor riqueza de tono y matices.
     Las únicas diferencias que aspira el socialismo a borrar, no son en modo alguno las naturales, las que afirman y defienden la individualidad, sino las artificiales, las que deprimen y rebajan la individualidad. Por ejemplo, entre el hijo de usted y el hijo de su cocinera existe hoy una diferencia artificial, que si, hasta cierto punto beneficia artificialmente, con un privilegio injusto, al hijo suyo, dándole medios y oportunidades que carece el hijo de la cocinera, deprime y rebaja artificialmente, la personalidad del último, impidiendo así que las diferencias naturales entre ambos tengan medios de manifestarse. Por respeto, pues, a la obra divina que ambos representan, el socialismo haría de los dos niñitos seres igualizados en los medios, en las oportunidades, para que ambas existencias pudieran realizar su máximum de potencialidad; en tanto que el régimen feudal de hoy estrangula al uno inexorablemente, sin beneficio apreciable para el otro, como habrá de estrangular mañana al suyo si Dios no hace un milagro en su favor. ¡Y así se establece la horrible serie de estériles estrangulamientos inmisericordes!
     Con el socialismo, amigo mío, en lo único que se nos iguala es en aquello en que somos iguales por ley natural, en las necesidades orgánicas esenciales. Usted podrá comer más o menos que yo, pero usted tanto como yo y el otro y el otro, no tiene más remedio que comer todos los días, dos veces por lo menos, para estar en estado normal de vitalidad.
     Pues bien, esas necesidades orgánicas esenciales, que son iguales en todos los hombres de todos los climas, y que hoy se dejan estúpidamente al ciego azar de la posición económica de cada uno, el socialismo las eleva a la categoría de una augusta función social pública --la primera y más importante de todas-- a fin de que por vez primera sea una verdad y no una mera ficción, el que a cada ciudadano se le reconoce y garantiza el derecho inalienable a la vida. 
      Hoy ese derecho inalienable es pura retórica, porque ¿de qué vale declararme libre y garantizarme en mi derecho a vivir, si no se me aseguran los medios esenciales para la vida? ¿De qué vale la hipócrita ficción jurídica que declara al hijo de mi cocinera tan libre y garantizado en su vida como al hijo mío, si, en cambio, los medios de vida del hijito de mi cocinera (de quien todavía no se puede ni sospechar que sea naturalmente inferior al mío) no sólo son cruelmente, tiránicamente, sacrílegamente, artificialmente inferiores a los medios del hijo mío, sino que depende de mí --o de otro de mi condición-- que en un día dado se quede sin comer, o sin médico que le cure un dolor, el infeliz hijito de mi cocinera? ¿No es monstruoso, amigo mío, un mundo que consiente tales abominaciones?
     Para terminar, pues veo que esto se alarga más de la cuenta, hago el siguiente resumen de lo anterior: dos son las características esenciales que distinguen al socialismo del feudalismo económico de hoy: una, el aseguramiento, por la comunidad, a cada individuo de las cosas esenciales a su vida; otra, consecuencia forzosa de la anterior, el aseguramiento por cada individuo, a la comunidad, de la porción de trabajo esencial para la vida y fines de la comunidad. O sea, uno para todos, todos para uno. Fórmula genuinamente cristiana que, gracias al socialismo, vendrá a reemplazar a la anti-cristiana y satánica de hoy, que no es otra que ésta: uno contra todos, todos contra uno.
     Le saluda fraternalmente su leal amigo.
                                                                      Nemesio Canales.




VOCABULARIO




  1.Méndez Pereira= Octavio Méndez Pereira (1887-1954), pedagogo, novelista y periodista panameño.
  
  2.Alpargata= Es un tipo de calzado de fibras naturales como pelo, algodón, pieles de animal, etc. Su suela puede ser de esparto (España) o cáñamo.

  3.Benavente= Jacinto Benavente (1866-1954) dramaturgo español.


  4.Desaforada= Gigantesca, desmedida, grande.   


 5.Refrenado= Contenido, reprimido, cohibido.


6. Cuasimodo= Nombre de la revista mensual que publicaba Canales, para ese entonces, en Panamá.


7.Quemar pólvora en salvas= Poner medios inútiles y fuera de tiempo para un fin.


  8.Engolfado= Inmerso, embebido.


9.Furibundos= Iracundos, furiosos.


10.Denuestos= Agravios, afrentas, insultos.


11.Gustavo Le Bon= Gustave Le Bon (1841-1931), psicólogo social francés.

12.Ganso= Memo, necio, mentecato.

13.Fulmina= Que despotrica contra alguien o algo.


14.Piramidal= Del inglés pyramidal= Tremendo, mayúsculo.


15.Chiflada= Trastornada, confundida, desorientada.


16.De nota= Relevante, importante, sobresaliente.


17.Enmendarle la plana= Corregirle, arreglarle, hacerle enmiendas.


18.Deprime= Sojuzga, rebaja, apoca.

19.Régimen feudal= Sistema de gobierno de organización política y social propio de la Edad Media (del siglo IX al siglo XV), basado en el feudo o contrato por el que un soberano o gran señor cedía en usufructo a sus siervos una parcela de tierra a cambio de su fidelidad.

20.Inexorablemente= Inevitablemente.

21.Reconoce y garantiza= Estos verbos en tiempo "indicativo" en vez del "subjuntivo" exigido sintácticamente dan un giro más real al contraste entre el hecho y el derecho que luego se ejemplifican.

22.Inalienable= Irrenunciable, intransferible.





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