miércoles, 5 de abril de 2023

Los Gallos

 


                                              Los Gallos


Quiero darme el gustazo de declararlo de manera pública y solemne: me gustan, me enamoran los gallos y las riñas de gallos.


Me gustan los gallos porque son bellos: bellos por el matiz brillante de su pluma; bellos por el corte impecable de su cuerpo eurítmico; bellos por lo alegre y animoso de su canto; bellos por el bizarro empuje de sus bravas almas.

Entre uno de esos hombres incoloros, vulgares, gruñones, hombres de piel de cerdo que vienen a este mundo rellenos de pedantería para aburrir al lucero del alba, entre uno de esos hombres y un gallo... ¡me quedo con el gallo!

¡Ah, si muchos hombres tomasen por modelo de sus vidas insulsas al gallo, ese noble animal consagrado al amor y al combate; cuánta fealdad, cuánto aburrimiento, cuánta basura se echaría del mundo!

"Amor y lucha", la divisa del gallo, es la divisa excelsa de todo lo que vive: amor y lucha. Las dos fuerzas perennes y augustas que regulan el ritmo portentoso de la vida.

Por el amor, la reproducción, la conservación de las especies, la serie de generaciones que se eslabonan en el vértigo del tiempo; por el luchar sin tregua, la eterna selección, madre del progreso.

Y me gustan las riñas de gallo porque, además de distraer, educan, enseñan; porque cada una de ellas constituye una lección objetiva de admirables secretos biológicos, revelándonos cómo el instinto es ley de vida en los seres; cómo se transmiten, por herencia, los rasgos fisiológicos más nobles; cómo la naturaleza en eterno acecho dirige por sendas cada vez más tortuosas la marcha de su ejército de formas hacia ignotas, pero presentidas cumbres...

Y me gustan además las riñas de gallos porque vivo en Ponce, Puerto Rico, patria del bostezo, sucursal del limbo, y a una persona que vive en Ponce, en esta sombría morada del tedio, y que no bebe ni chismorrea, ni le gusta el "dominó" ni "la viuda", se le debe perdonar, no ya que guste de las peleas de gallos,sino que adore con loca adoración la cólera y la peste bubónica. Cada cosa tiene su sitio y su hora. Trasládenme a París con una buena renta y juraré que es un salvaje el aficionado a las riñas de gallos.

Ya sé que contra los gallos y sus riñas sabrosas y edificantes, algunos bizcos de entendimiento, almas forradas de piel de camello, trovadores del aburrimiento, esgrimen el manoseado y zángano argumento de la crueldad.

Yo me río, me río y me río,con risa inagotable, de ese argumento. Compárese la crueldad de las riñas de gallos, de dos animales que riñen por gusto, por saciar un instinto, sin haber sido obligados por la dignidad, ni alquilados, ni de otro modo introducidos para el caso; compárese, digo, esta crueldad con la crueldad ambiente, con los millones de crueldades que cometemos y presenciamos a diario, murmurando aquí, engañando allá, acometiendo y reventando siempre al prójimo en nombre del negocio, o del estómago, o del partido, o de la religión, o de la familia, o del honor, o de la patria; o del diablo y su hermano, y todo el mundo se reirá también con risa estrepitosa de los camellos del aburrimiento, trovadores de la polilla, almas bizcas que condenan la riña de gallos.

Pero, así somos; para las crueldades chiquitas tenemos un corazón de mantequilla que se asusta y se estremece por nada hasta el llanto; para las crueldades grandes que cometemos y sufrimos diariamente, en lugar de corazón, tenemos un ladrillo.

Que la casa tal se incendió anoche y la familia tal quedó en la calle; que quinientas personas fueron descalabradas por un accidente ferroviario; que el empleado tal quedó cesante con mujer y dos hijos; que don Fulano, arruinado por una hipoteca, se ha vuelto loco, arrojándose a la calle por una ventana..., por muy sensibles que seamos, ninguna de las noticias que preceden nos hacen perder el apetito.

En cambio, se habla de gallos que pelean por gusto y de hombres que se dan el gusto de presenciar esas riñas... y es preciso taparse los oídos ante el insulso vocear de los eternos pedantes de alma bizca, forrados de aburrimiento de camello que protestan.

En apariencia, lo que indigna y subleva a éstos es la crueldad del espectáculo; pero, en realidad, lo que les hace perder la chaveta, es que haya hombres que se diviertan, cuando ellos son enemigos mortales de todo lo que significa alegría y esparcimiento, y de buena gana harían del mundo un desierto espantable, habitado solamente por camellos bizcos, forrados de la piel aburrida de pedantes.




VOCABULARIO    CONTEXTUAL



1.Eurítmico= Armonioso. Que sus partes son armónicas.

2.Bizarro= Valiente, esforzado, gallardo.

3.Pedantería= Cualidad de las personas que presumen de sus conocimientos.

4.Insulsas= Insustanciales, insípidas, desabridas.

5.Ignotas= Desconocidas, ignoradas, inciertas.

6.Descalabradas= Que han salido mal o que han resultado perjudicadas en un asunto.

7.Perder la chaveta= Perder el juicio, volverse loco.







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