sábado, 2 de julio de 2016

LA SITUACION






LA SITUACION
(Artículo de 1919)



     Este último período de treinta días que vamos a tratar de reseñar, presenta una calma relativa. Podría decirse que nada ha cambiado, ni para bien ni para mal, si no fuera porque la experiencia enseña que el síntoma peor de un enfermo grave es la inalterabilidad del mal, la aparente suspensión de la enfermedad. Y de que el mundo está enfermo de gravedad, no hay doctor Panglos que se atreva a dudar. 
     La calma viene, precisamente, no de haberse llegado a dar con el remedio, sino de todo lo contrario, de que el enfermo sigue en estado de postración, atentamente vigilado, eso sí, por los trasnochados médicos de cabecera que, como sucede casi siempre con los médicos de cabecera, ni se atreven a intentar nuevo tratamiento, ni tampoco a declararse impotentes, llamando aparte al jefe de la familia --en este caso la señora Opinión Pública-- para aconsejarle modestamente un cambio inmediato de facultativos.
     ¡Pobresitos médicos de cabecera! No se puede dudar de su devoción, de la buena fe y del incansable ardor con que luchan por salvar al enfermo. Tanto el doctor Lloyd George, como el doctor Clemenceau, como el doctor Nitti, como el doctor Wilson, se han pasado los días de turbio en turbio y las noches de claro en claro al lado de la cama, aplicando el termómetro, viéndole la lengua y tomándole el pulso al paciente, y si no han hecho más, si han seguido aplicando impertérritos la misma receta, es porque ellos no conocen otra. ¿Qué culpa tienen ellos de que en su arsenal terapéutico --demasiado viejo-- no haya nada previsto para un caso clínico tan desconcertante? ¿Hay tragedia comparable a la tragedia de un médico especialista de universal reputación que ha llegado a la cama del enfermo aclamado por la familia como el salvador insustituible y que empieza a actuar con tan mala suerte que pasan los días, y los meses, y los años, y lo que diagnosticó como leve se le vuelve grave, y viceversa, y todo se le enreda y complica de tal modo, que acaba por no atreverse a recetar sino belladona, morfina y otros paliativos?
     El enfermo entrará ahora --dijeron-- en un período de reparador reposo, debido a esta sabia combinación (la Liga de Naciones) que hemos inventado. (Aunque la combinación no contenía sino materiales viejos, se esperaba que cambiándoles el nombre de manera que, por ejemplo, lo que se conocía bajo la designación de colonias, se llamase ahora mandato, la droga haría milagros). Y en efecto, a las primeras cucharadas, en lugar del reposo esperado, le reventaron al enfermo veintitrés o más tumores (guerras) que le hicieron poner el grito en el cielo.
    Ese dolor en el costado (la cuestión de Rusia) desaparecerá pronto --en menos de un mes-- con este emoliente maravilloso (el bloqueo) y estas sanguijuelas (Koltchack, Denikine, Yudenitch)... Y en efecto, lejos de desaparecer el dolor, se ha extendido y agravado tanto, que hasta las sanguijuelas han salido huyendo y hay temor de que otras regiones (las del Asia) que parecían sanas, se contaminen.
     Todo, en fin y en serio, lo que se ha venido hasta ahora ensayando ha tenido el mismo lamentable resultado. Ahí está el Austria, por un lado conminada al pago de cantidades enormes, y por otro lado ofreciéndose a los ojos del mismo Consejo Supremo en un cuadro tan pavoroso de miseria y hambre, que no ha habido más remedio que olvidar su deuda para no pensar sino en socorrerla con una limosna de víveres, que por más liberal que sea sólo servirá para aliviarla de momento, ya que la desesperada situación de la descoyuntada Austria viene de habérsele privado, en virtud de la previsora política del Consejo, de todos sus medios de vida agrícolas e industriales.
     Ahí están las horribles matanzas de judíos, perpetradas por los ahijados, por los polacos, los rumanos, los cosacos, y en general, por los mismos elementos "buenos" a quienes se ha confiado la misión sacrosanta de acabar con los "malos", con los bolsheviques. De manera tan escandalosa se han venido dedicando últimamente los "escogidos", los "buenos", a su "sport" de exterminar judíos, que hasta el mismo Consejo Supremo se ha visto en la necesidad de darse por enterado y de despachar para el teatro de los acontecimientos una comisión más (o misión) investigadora --recurso clásico que tiene siempre una maravillosa eficacia... para dejar las cosas en el mismo estado. ¿Quién no sabe que estas matanzas de judíos vienen de las bajas pasiones del odio, soliviantadas por el viento guerrero que sopla en estos pueblos, y que este viento guerrero viene a su vez de la "clarividente" política del Gran Consejo, que, con el ejemplo de los pueblos grandes, ha inflamado las ambiciones nacionalistas y las rivalidades de los chicos, cuando no ha sido el mismo Consejo Supremo quien los ha armado en guerra en su afán de improvisar ejércitos contra su eterno fantasma, el bolshevismo?
     Ahí está Rusia, que, a pesar del tiempo transcurrido desde el armisticio que puso fin a la guerra mundial, continúa siendo una cuestión "a resolver" para los atolondrados doctores de cabecera, ninguno de los cuales se ha decidido todavía a adoptar, resueltamente y públicamente, una línea clara de conducta en esta cuestión. ¿Puede darse nada más inaudito que el espectáculo que ofecen estos directores de las potencias más grandes de la tierra tejiendo y destejiendo sin cesar, por un lado interviniendo con toda clase de formidables recursos de mar y tierra, y por otro lado dando a entender a sus pueblos respectivos que se han lavado las manos como Pilatos y ni siquiera atreviéndose, o bien a declarar la guerra abiertamente al pueblo de las Soviets, o bien a aceptar la paz que este pueblo les viene ofreciendo desde hace dos años? Ellos mismos confiesan que sin Rusia no hay paz ni equilibrio posible en Europa... pero ahí se están, sin atreverse a nada; ni a pactar, ni a guerrear a plena luz.
     Para quien mire hoy las cosas magnas que preocupan al mundo con un criterio decididamente imperialista y reaccionario, no tiene explicación, ni perdón, el que los grandes Cuatro o Cinco no hayan llevado su campaña contra el bolshevismo a sus límites lógicos, a una declaración de guerra franca seguida de la formidable movilización de todos sus hombres y todos sus barcos contra el común enemigo. Y a los que, por el contrario, se sienten poseídos del fervor democrático --que tanto contribuyó Mr. Wilson a encender-- ¿cómo hallarle atenuantes a la conducta de estos mismos hombres que llamándose demócratas han decretado expediciones militares y bloqueos espantosos contra un pueblo, sin la menor autorización previa de sus propios pueblos y sin ni siquiera la formalidad de una previa proclamación del estado de guerra? Y si se piensa que lo que se combate en Rusia no es más que el cuerpo de doctrina, el conjunto de principios de un sistema nuevo que pugna por encontrar expresión, ¿qué decir entonces de la sangre, del dolor y de las lágrimas que la campaña antibolshevista significa para el mundo? ¿No habíamos quedado en que éramos los paladines de la democracia en el mundo? ¿Y no consiste la esencia de toda democracia en el respeto a las ideas, no importa su índole? Y si es así, ¿por qué combatir con la bayoneta y el cañón la idea bolshevista, en lugar de combatirla con la propaganda y las ideas?
     Ahí está la carestía de víveres. Ahí están los altos precios haciéndose en todas partes más altos día tras día, la falta de moneda circulante en Europa, la falta de crédito, la inacción industrial, la agitación obrera... y el hambre, ¡el hambre! creciendo por momentos, haciéndose de minuto en minuto reina y señora del mundo.
     Pero los médicos de cabecera ni se resuelven a apelar a los grandes remedios, ni tampoco a dejar el sitio vacante para otros médicos más modernos. No tienen programa. No saben a qué atenerse. Contra los altos precios, pusieron en vigor, en todas partes y casi a la misma hora, la misma formulita inocente: leyes penales en que se define y castiga el delito de especulación o logrerismo. Pero, después de las leyes, los precios han seguido "sin novedad"; al contrario, subiendo más y más. Y lo que aconteció con los precios acontece con todo lo demás. Y aunque se pronuncien discursos y más discursos el remedio no viene.
     ¿Se quiere una prueba más terminante de que todo nuestro sistema capitalista de hoy está en crisis definitiva? Para que la vida se abarate de nuevo, para "humanizar" los precios de las cosas necesarias, y en general, para salir de la situación de angustia en que viven todas las clases, a excepción de las muy de arriba, todo el mundo conviene, y Pero Grullo también, en que es urgente aumentar la producción. Pero, para aumentar la producción, se necesitan dos elementos esenciales: Capital y Trabajo. Y estos dos elementos, Capital y Trabajo, están enredados en una guerra a muerte. Los graves doctores siguen recetando su eterno paliativo: armonía entre el Capital y el Trabajo. Que es lo mismo que decir: muchachos, Capital y Trabajo, dense un abrazo de hermanos y pónganse a trabajar en paz, en beneficio de la sociedad, de la humanidad de que forman parte. Esta es la fórmula, la única que tienen en cartera los Clemenceau, los Lloyd George, y demás compañeros. Pero la fórmula se ha ensayado... y no da resultado, porque lo impide el mismo sistema político social bajo el cual vivimos. Este sistema es el de trabajar, no para el beneficio público, no para el bien de la comunidad, sino para el beneficio y negocio exclusivo de cada cual. Tanto el capitalista como el obrero son fieles al "sacrosanto" principio individualista del sistema que nos rige actualmente, tratando cada cual de sacar la mejor tajada. Y si antes podía haber armonía entre don Juan capitalista y Pedro trabajador, era porque mientras las ambiciones de don Juan eran ilimitadas, las de Pedro cabían en un dedal, pues se limitaban a la ración diaria para el mero subsistir. Pero... pasan los tiempos, el mismo don Juan comete la simpleza de contribuir con su dinero a que Pedro vaya a la escuela, y abra los ojos, y vea, y aspire, y le nazcan alas en el alma de ensueño y de ambición... ¡y adiós mi dinero! Ya Pedro cada vez que se dobla a trabajar, en el taller o en la tierra de don Juan, lo hace con la reserva mental de que el día siguiente no se volverá a doblar sin un aumento de paga. Y de la ambición de Pedro se contagia Miguel, y de la de Miguel, Aniceto, Zacarías y José Antonio. Y mientras más regatea y chilla el Capital, más se le encienden los anhelos y las cóleras a los Pedros. Y he ahí por qué está en la naturaleza de las cosas que el gran problema del Capital y el Trabajo, de que dependen todos los demás que actualmente nos abruman hasta casi aplastarnos, carece de solución por el lado de los paliativos tontos de los rancios médicos de cabecera. Esta guerra entre el Capital y el Trabajo, como toda contienda humana provocada por incompatibilidad de tendencias y aspiraciones, no tiene otra solución que la que tuvo la guerra entre Alemania y los aliados: la derrota definitiva para uno de los contendientes. Cualquiera que mire la realidad de hoy no tendrá más remedio que confesar que no cabe otra solución.
     Pues bien, si ello ha de ser así, si es una guerra en que tiene forzosamente que haber derrota definitiva por una parte y victoria definitiva por la otra, ¿no es hora ya de que los directores de los grandes pueblos vayan pensando en abreviar la guerra que tantos trastornos y angustias ocasiona, poniéndose definitivamente del lado que se crea más digno de perdurar y saliendo ya para siempre del funesto sistema de los tanteos, titubeos y paliativos que no hacen más que empeorar a la enferma humanidad y exacerbar sus dolores?
     Una de dos: o salto resuelto hacia atrás, y se le cortan las alas al obrero, cerrándole las escuelas, donde al nutrirle el espíritu le inflan las ambiciones, y a las estatuas de la libertad que hay por el mundo se les quita la antorcha y se les pone en la diestra un garrote, y se echan abajo en masa los derechos individuales y las constituciones... y a la cárcel, bajo la ley marcial, con todo aquel que se permita la más leve insinuación tendiente a establecer el "infame" principio de que no debe haber bizcochos para nadie mientras no haya pan para todos..., o salto resuelto hacia adelante, procediéndose, serena e inteligentemente, a la sustitución del sistema individualista de la competencia y del beneficio privado, que no ha dejado jamás pasar diez años sin una guerra ni un día sin un nuevo cuadro de miseria y degeneración, por el sistema colectivista de la cooperación y del beneficio público que preconizan hoy, unánimemente, los más potentes dínamos del pensamiento en el mundo actual: France, Barbusse, Romain Rolland, Gorki, Russell, Wells, Shaw, Webb, y en general, todas las inteligencias cumbres que se han detenido un momento ante el cuadro espantoso de este charco de cieno y de sangre en que, acosados como alimañas, vivimos los hombres de hoy.




VOCABULARIO CONTEXTUAL




  1.Doctor Panglos= Personaje del "Cándido" de Voltaire, doctor de palabras huecas y explicaciones para todo.

  2.Facultativos= Médicos.

  3.Lloyd George= David Lloyd George (1863-1945)= Primer ministro británico de 1916 a 1922.

  4.Clemenceau= Georges Benjamin Clemenceau (1841-1929)= Médico, periodista y político francés que alcanzó el cargo de primer ministro de su país.

  5.Nitti= Francesco Saverio Nitti (1868-1953)= Presidente del Consejo de Ministros de Italia de 1919 a 1921.

  6.Wilson= Thomas Woodrow Wilson (1856-1924)= Vigésimo octavo Presidente de los Estados Unidos.

  7.De turbio en turbio ... de claro en claro= Préstamo literal --aunque en orden diverso-- del capítulo primero de Don Quijote.

  8.Impertérritos= Impasibles, imperturbables, serenos.

  9.Paliativos= Que mitigan, suavizan o atenúan los síntomas, pero que no curan la enfermedad.

10.Liga de Naciones= "League of Nations"= También conocida como Sociedad de Naciones, fue un organismo internacional creado por el Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919 con el propósito de establecer las bases para la paz y la reorganización de las relaciones internacionales. Fue disuelta el 18 de abril de 1946 tras concluir la Segunda Guerra Mundial y sucedida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

11.Koltchack= Aleksandr Vasilievich Koltchack (1874-1920)= Militar ruso, caudillo del movimiento antibolshevique conocido como Movimiento Blanco durante la Guerra Civil Rusa que dirigió en Siberia un gobierno opuesto al de Lenín desde noviembre de 1918 a febrero de 1920.

12.Denikine=Antón Ivánovich Denikin (1872-1947)= Militar ruso, fue uno de los principales líderes del contrarrevolucionario Movimiento Blanco.

13.Yudenitch= Nicolái Nicoláyevich Yudénich (1862-1933)= Militar ruso, uno de los líderes del Movimiento Blanco durante la Guerra Civil Rusa. Dirigió las fuerzas antibolsheviques del Báltico y comandó sin éxito un avance sobre Petrogrado (hoy San Petersburgo) con el apoyo británico.

14.Consejo Supremo= Conocido también como el Consejo de los Tres. Sus miembros: Woodrow Wilson (EEUU), Lloyd George (Reino Unido) y Georges Clemenceau (Francia).

15.Soliviantadas= Instigadas, incitadas, aguijoneadas.

16.Tejiendo y destejiendo= Mudando de resolución en lo emprendido, haciendo y deshaciendo una misma cosa.

17.Al pueblo de las Soviets= Rusia.

18.Mr. Wilson= Thomas Woodrow Wilson (1856-1924)= Vigésimo octavo Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.

19.Logrerismo= Actividad de aquellas personas que procuran lucrarse por cualquier medio.

20.Pero Grullo= Pedro Grullo= Personaje folflórico cuyas expresiones (perogrulladas) son tan evidentes o tan sabidas que resultan triviales.

21.Rancios= Se dice de las personas apegadas a las cosas antiguas.

22.Exacerbar= Agravar o avivar una molestia o una enfermedad.

23.Preconizan= Que promueven o apoyan públicamente.

24.France= Anatole François Thibault (1844-1924)= Escritor francés ganador del Premio Nobel de Literatura en 1921.

25.Barbusse= Henri Barbusse (1873-1935)= Escritor y periodista francés.

26.Romain Rolland (1866-1944= Escritor francés ganador del Premio Nobel de Literatura en 1915.

27.Gorki= Máximo Gorki fue el pseudónimo utilizado por el escritor y político ruso Alekséi Maksímovich Peshkov (1868-1936).

28.Russell= Bertrand Arthur William Russell (1872-1970)= Filósofo y escritor británico ganador del Premio Nobel de Literatura en 1950.

29.Wells= Herbert George Wells (1866-1946)= Escritor, novelista, historiador y filósofo británico.

30.Shaw= George Bernard Shaw (1856-1950)= Escritor irlandés ganador del Premio Nobel de Literatura en 1925.

31.Webb= Sidney James Webb (1859-1947)= Escritor y político británico.






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